El gran apagón en España: Trenes varados, caos urbano y la resistencia humana
Relatos reales de un día sin electricidad que paralizó medio país y puso a prueba la paciencia de miles de ciudadanos atrapados en estaciones y túneles
El día en que España se detuvo
El lunes quedará grabado en la memoria de millones de ciudadanos en la Península Ibérica. Un apagón masivo dejó sin electricidad gran parte de España y Portugal, provocando caos en múltiples sectores. Pero los trenes de alta velocidad, símbolo del progreso del transporte moderno en la región, fueron los más afectados. Los relatos de ciudadanos atrapados en túneles, estaciones colapsadas y actos de solidaridad espontánea revelan la fragilidad de la infraestructura ante la dependencia de la electricidad.
Una oscuridad inesperada bajo tierra
Álvaro Agustín, un médico de 26 años, regresaba a Valencia después de pasar el fin de semana en su Gijón natal. Su tren, como de costumbre, cruzaba túneles en su trayecto de seis horas. Pero esta vez, uno de esos túneles se convirtió en prisión temporal para él y decenas de pasajeros cuando el tren se detuvo por completo.
Durante dos horas, los pasajeros esperaron sin información, hasta que el personal informó que había problemas con el suministro eléctrico. Una hora después, una unidad del ejército apareció para repartir agua y confirmar que se trataba de un apagón generalizado en España y Portugal. Pero quedaron muchas dudas, especialmente sobre cuándo volvería la luz.
Con el paso de las horas, los problemas se agravaron. El retrete dejó de funcionar, el mal olor se extendió por el vagón y las baterías de emergencia se apagaron, dejando a los pasajeros en completa oscuridad. El aislamiento dentro del túnel no solo fue físico, también informativo: sin señal y tratando de conservar batería, no había manera de entender lo que estaba ocurriendo.
“Fuera, aunque no tenían internet, al menos estaban al sol. Nosotros estábamos en la oscuridad sin saber qué pasaba”, explicó Agustín al llegar, nuevamente, a Gijón al amanecer del martes, tras una odisea de nueve horas para ser rescatado por una locomotora auxiliar.
Trenes detenidos, estaciones colapsadas
La escena no fue mejor en tierra firme. Paquita González, una mujer de 53 años, había llegado a la estación de Barcelona el lunes esperando su tren a Cádiz. Pero no llegó. Y el próximo tampoco. Ni el siguiente. Como cientos de pasajeros, pasó la noche en el suelo de la terminal, sin dormir, cansada y emocionalmente agotada.
“La noche fue muy dura. Soy mayor”, dijo la mañana del martes. “Había niños pequeños intentando dormir en el suelo”. Había pasado más de 15 horas esperando una solución.
El colapso en las estaciones fue tal que se reportaron más de 60.000 pasajeros afectados solo en Cataluña, con estaciones como Sants en Barcelona y Puerta de Atocha en Madrid desbordadas de viajeros atrapados. Muchos intentaron alquilar coches, otros reservaron vuelos, pero con el tráfico aéreo también resentido por la falta de energía en torres de control, el caos fue general.
Solidaridad en medio del caos
Erika Sánchez viajaba de Barcelona a Madrid cuando su tren se detuvo “en medio de la nada”, rodeado de bosques sin un pueblo a la vista. Poco después de recibir un mensaje de su pareja informando de fallos eléctricos en todo el país, su vagón quedó paralizado. La tripulación abrió puertas para ventilar y conservar batería, mientras afuera la incertidumbre crecía.
Pero lo que podría haber sido tensión y ansiedad se convirtió en un pequeño ejercicio de comunidad: algunos jugaron a las cartas, otros compartieron comida y baterías portátiles, y muchos simplemente conversaron. Sánchez destacó el profesionalismo de la tripulación, que distribuyó agua y comida en la medida de lo posible.
Seis horas más tarde, el tren fue desviado a Guadalajara, donde los pasajeros fueron recibidos por voluntarios en un gimnasio, y hasta recibieron cena. “Me ofrecieron llevarme en coche hasta casa”, explicó Sánchez. Finalmente, llegó a su hogar a las 3:00 am, con 12 horas de retraso pero agradecida.
¿Estamos preparados para un apagón masivo?
Este evento no es tan inusual como parece. Blackouts energéticos como el que afectó a España y Portugal son cada vez más frecuentes a nivel global. En 2021, Texas vivió una crisis energética que dejó sin electricidad a millones durante días en medio del invierno. En el caso ibérico, aún se investiga el origen de la falla, aunque todo apunta a una sobrecarga inesperada en la red de alta tensión.
¿Qué tan listo está un país para perder energía por horas o días? La mayoría de los ciudadanos no tiene kits de emergencia. No hay protocolos claros de evacuación para trenes detenidos en túneles. Y muchos servicios esenciales, como hospitales o telecomunicaciones, dependen de sistemas de respaldo que en ocasiones no están actualizados.
Ante la amenaza creciente de ciberataques, fenómenos meteorológicos extremos o fallos humanos, varios expertos europeos han pedido una "cultura de la resiliencia energética". En otras palabras: prepararse para lo impensable.
El lado humano del apagón
Muchos destacaron que lo más impactante del apagón no fue la falta de luz o de trenes, sino la oportunidad de ver cómo reaccionamos como sociedad. ¿Nos desesperamos? ¿Nos ayudamos unos a otros?
“Lo que me sorprendió fue la calma”, aseguró Agustín. “Hasta se pusieron a cantar para distraerse y mantener el ánimo”.
“recordaba los tiempos duros de su infancia”, mencionó una anciana con la que habló Erika Sánchez. “Pero también cómo en aquellos días oscuros, como ahora, la gente se apoyaba”.
Ciertamente, este apagón masivo nos recordó que incluso en una sociedad altamente electrificada, nuestro mayor recurso sigue siendo la solidaridad humana.
Lecciones aprendidas y preguntas abiertas
- ¿Tenemos protocolos claros para trenes, aeropuertos y hospitales ante fallos eléctricos prolongados?
- ¿Es seguro que las principales infraestructuras dependan tanto de una sola red energética?
- ¿La población está educada en medidas de autoprotección en casos de emergencia energética?
Los testimonios de Álvaro, Paquita y Erika no solo narran la incomodidad de un apagón; son espejos de lo que podría ser una nueva normalidad si no se refuerzan los sistemas de respuesta ante emergencias.
Mientras las autoridades investigan causas y proponen soluciones, miles de ciudadanos ya tomaron nota: cargar el móvil, llevar siempre algo de agua y, sobre todo, tener paciencia… y humanidad.