El impacto oculto de los desalojos en la educación infantil: una crisis silenciosa en Houston

Frecuentes mudanzas, rezago académico, bullying y desarraigo: el rostro infantil de la crisis habitacional

Houston, Texas, 2025. Mackenzie Holmes, de apenas 10 años, podría ser la cara más visible de una crisis silenciosa que afecta a miles de niños en Estados Unidos: los desalojos habitacionales y su devastador impacto en la educación infantil.

Desalojos: más frecuentes de lo que imaginamos

Según un análisis del Eviction Lab de la Universidad de Princeton, entre 2002 y 2016, cerca de 13,197 niños en el Distrito Escolar Independiente de Houston fueron afectados por notificaciones de desalojo. Y este dato solo cubre una fracción del panorama: se estima que 1.5 millones de niños son desalojados cada año en Estados Unidos.

Este fenómeno tiene un efecto dominó devastador: cambio constante de escuelas, estancias en viviendas temporales, dificultad para acceder a la educación especial —como le ocurrió a Mackenzie, quien fue diagnosticada con dislexia apenas este año—, e interrupciones en su aprendizaje y socialización.

Mudanzas constantes: un obstáculo para el desarrollo académico y emocional

La historia de Mackenzie, quien ha pasado por casas, apartamentos, moteles y albergues, refleja cómo estas situaciones afectan el tejido más profundo de la vida de los menores. Cada traslado implica un nuevo entorno escolar, nuevos protocolos académicos que seguir y la necesidad de adaptarse rápidamente a normas y currículos distintos.

Neveah Barahona, otra estudiante de Houston, lo describe así: "Es agotador, conocer nuevas personas, adaptarte a nuevos maestros, ponerte al día con lo que quieren enseñarte y lo que ya sabías". Neveah, a pesar de ser una estudiante sobresaliente, confiesa haber necesitado terapia debido al bullying sufrido tras una de sus mudanzas.

¿Por qué se desalojan hogares con niños?

Peter Hepburn, autor principal del estudio y profesor de sociología en Rutgers University-Newark, expone que "el 40% de las personas en riesgo de perder sus hogares a través del proceso de desalojo son niños". Los hogares con menores son el doble de propensos a enfrentar un desalojo comparado con aquellos sin niños, según Eviction Lab.

La falta de apoyo estructural también alimenta esta crisis. Solo el 5% de trabajadores con salarios bajos —más vulnerables a la inestabilidad de vivienda— tiene acceso a licencias parentales pagadas, lo que profundiza los problemas financieros cuando nacen los hijos.

Protecciones legales: ¿escudo insuficiente?

La ley federal McKinney-Vento exige que los distritos escolares intenten mantener a los estudiantes sin hogar en la misma escuela después de perder su vivienda, proporcionando transporte cuando sea necesario. Sin embargo, los niños desalojados a menudo no califican o "se pierden en el sistema" porque las escuelas muchas veces desconocen las razones detrás de su traslado o su ubicación actual.

Houston: un laberinto de distritos escolares

La vasta extensión metropolitana de Houston —que se fusiona indistintamente con 24 distritos escolares diferentes sólo en el condado de Harris— complica aún más la situación. Muchas familias, al mudarse, cruzan sin darse cuenta líneas distritales invisibles que afectan directamente la escolarización de sus hijos.

Crystal Holmes, la abuela de Mackenzie, caminó varios kilómetros para asegurarles refugio en el albergue Mission of Yahweh. Afortunadamente, la escuela Thornwood Elementary pudo coordinar un transporte diario para Mackenzie, evitando así un nuevo cambio de escuela que habría sido catastrófico para su avance escolar.

Los rostros invisibles de la crisis

Millicent Brown y su hija de 5 años, Nova, también enfrentaron el impacto del desarraigo en su educación. Tras verse obligadas a mudarse debido a violencia doméstica, Nova perdió un mes de clases hasta que pudieron inscribirla en una escuela pública de su nuevo vecindario. Ahora, el complejo de viviendas donde viven está en riesgo de ser demolido para ampliar una autopista, lo que podría desencadenar otra mudanza y más interrupciones académicas.

Las secuelas psicológicas: el daño colateral

Más allá del rezago en materias académicas, la inestabilidad de vivienda deja profundas huellas emocionales. La ansiedad, la depresión y la baja autoestima son problemas comunes entre estos niños. El sentimiento de no pertenecer y el miedo constante a perder su "hogar" —aunque sea temporal— trastornan su sentido de estabilidad y autoestima.

Una investigación publicada en Clinical Child and Family Psychology Review encontró que los niños que experimentan inestabilidad habitacional muestran tasas más altas de trastornos emocionales y problemas de conducta, lo que repercute también en su rendimiento escolar a largo plazo.

¿Qué podemos hacer?

Las soluciones para enfrentar esta problemática deben ser multidimensionales. Algunos expertos proponen:

  • Expandir programas de subsidios de alquiler para familias con niños.
  • Mejorar el acceso a servicios de transporte escolar para menores en situación de desalojo.
  • Entrenar a educadores y personal escolar para identificar signos de inestabilidad habitacional y ofrecer apoyo temprano.
  • Reforzar políticas de prevención de desalojos mediante asistencia legal gratuita y mediación entre inquilinos y propietarios.

Peter Hepburn resume la urgencia de la situación: "Debemos recordar que cuando hablamos de desalojos, estamos hablando de infancias interrumpidas, de sueños truncados, de futuras generaciones afectadas".

Este artículo fue redactado con información de Associated Press