El heroísmo invisible: Las mujeres negras del batallón 6888 finalmente reciben el respeto que merecen

El Congreso de EE.UU. rinde homenaje al único batallón femenino totalmente afroamericano desplegado en Europa durante la Segunda Guerra Mundial, reconociendo su sacrificio décadas después

El legado oculto del batallón 6888

Durante la Segunda Guerra Mundial, cientos de mujeres afroamericanas respondieron al llamado de su país, no solamente por patriotismo, sino también por la oportunidad única de desafiar las normas raciales y de género de su época. El 6888º Batallón Central de Directorio Postal, conocido como las "Six Triple Eight", fue el único batallón completamente formado por mujeres negras desplegado en Europa durante el conflicto. Años después de haber sido invisibilizadas en los libros de historia, finalmente reciben su merecido reconocimiento.

El pasado martes, en una emotiva ceremonia celebrada en Emancipation Hall del Capitol Visitor Center, el Congreso de Estados Unidos otorgó una de sus más altas distinciones: la Medalla de Oro del Congreso. Aunque la mayoría de sus integrantes han fallecido, el reconocimiento fue entregado a los familiares de la comandante del batallón, la teniente coronel Charity Adams Earley, una pionera militar y símbolo de resistencia.

¿Quiénes fueron las "Six Triple Eight"?

El 6888º Batallón estaba compuesto por 855 mujeres negras que sirvieron en el Women’s Army Corps (Cuerpo de Mujeres del Ejército). Estas mujeres fueron enviadas a Inglaterra en 1945 con una misión vital pero ignorada: resolver la crisis del correo militar en Europa. Más de 17 millones de cartas y paquetes estaban atrasados, amenazando la moral de millones de soldados estadounidenses que no recibían noticias de casa.

El batallón trabajó incansablemente las 24 horas del día, en tres turnos, para procesar unas 65,000 piezas de correo diarias. Aplicaron un sistema avanzado para su época, empleando tarjetas localizadoras para facilitar la entrega postal eficaz, considerando que algunos soldados compartían nombres o se mudaban constantemente de unidad.

La hazaña fue monumental: en lugar de los seis meses que se les proyectaba, completaron la tarea en tres.

Racismo, sexismo y valentía

El despliegue de las Six Triple Eight fue resultado de la presión ejercida por organizaciones afroamericanas que exigían una mayor inclusión de personas negras, en particular mujeres, en puestos claves del esfuerzo bélico. Su presencia en Europa no sólo era revolucionaria por su raza y género, sino también porque rompía esquemas profundamente arraigados en el ejército estadounidense.

“La segregación estaba en todas partes. Pero al menos aquí podíamos servir y mostrar lo que valíamos,” dijo en una entrevista la mayor retirada Fannie Griffin McClendon, una de las pocas sobrevivientes del batallón.

La teniente coronel Charity Adams Earley misma enfrentó discriminación por parte de oficiales blancos. En una ocasión, se negó a aceptar que un oficial blanco supervisara su batallón, declarando con firmeza: “Nadie manda sobre mis mujeres excepto yo.”

Del olvido al reconocimiento

Como muchas unidades afroamericanas de la época, las Six Triple Eight no fueron debidamente reconocidas tras su regreso a casa. Sin desfiles de bienvenida ni artículos en la prensa, su invaluable labor fue condenada al olvido.

Fue recién décadas más tarde cuando su legado comenzó a difundirse. En 2018, se erigió un monumento en Fort Leavenworth, Kansas, y en 2019 se les otorgó la Comendación Meritoria de Unidad. En 2022, el Congreso aprobó por 422 votos contra 0 la concesión de la Medalla de Oro, un gesto que aunque tardío, fue profundamente simbólico.

Hollywood y los reflectores

Además de los homenajes oficiales, la historia del batallón 6888 finalmente ha llegado al cine. El prestigioso productor y director Tyler Perry está detrás de un largometraje para Netflix titulado “The Six Triple Eight”, protagonizado por Kerry Washington. Esta producción busca despertar el interés de nuevas generaciones por la historia de estas heroínas olvidadas.

A su vez, un documental previamente estrenado también ha ayudado a dar visibilidad al esfuerzo, constantemente promovido por organizaciones de veteranos afroamericanos y museos como el National WWII Museum.

Una lucha por justicia histórica

La congresista demócrata por Wisconsin, Gwen Moore, fue una de las principales impulsoras del proyecto legislativo que derivó en el reconocimiento oficial. Moore ha señalado cómo su constituyente, Anna Mae Robertson, una de las integrantes del batallón, ha esperado toda su vida este momento: “Estas heroínas merecen su reconocimiento, y no voy a descansar hasta que todas y cada una de ellas tengan su lugar en la historia.”

Este reconocimiento también pone de relieve el hecho de que, de las 855 mujeres que sirvieron en el batallón, se estima que sólo dos siguen con vida, según declaraciones de Kim Guise, curadora principal del National WWII Museum. El paso del tiempo hace aún más urgente esta reconciliación con el pasado.

Más allá del correo

La importancia del batallón 6888 va más allá de entregar cartas o paquetes. Representaron un cambio generacional, una ruptura con estructuras estrictamente segregadas del ejército estadounidense, e inspiraron a generaciones futuras de mujeres negras a alistarse y servir a su país con integridad y orgullo.

La mayor Fannie Griffin McClendon, quien tras su servicio en el batallón se convirtió en la primera mujer en comandar una unidad masculina dentro del Strategic Air Command, explicó con orgullo:

“Nos enviaron a Europa a ‘encargarnos del correo’, pero lo que hicimos fue mucho más grande: probamos que podíamos hacer cualquier cosa.”

Una deuda saldada, pero aún queda camino

El reconocimiento a las Six Triple Eight es un paso importante, pero aún queda camino por recorrer. Su historia sigue siendo desconocida para muchos, y representa solo uno de tantos ejemplos de contribuciones negras borradas de la historia oficial.

Recuperar estas historias no es solo un acto de justicia, sino una necesidad histórica. Como dice el refrán: “Los pueblos que olvidan su historia están condenados a repetirla.” Honrar a las Six Triple Eight no solo es agradecerles por su servicio, sino reconocer lo que costó romper los muros del racismo y del machismo en una de las instituciones más cerradas: el ejército.

Gracias a sus esfuerzos, mujeres como McClendon pudieron alcanzar altos rangos. Y gracias a la militancia y el activismo moderno, finalmente tienen su lugar en la narrativa nacional. Que nunca más otra generación tenga que esperar 80 años para ser reconocida.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press