Damian Lillard y la Maldición de los Bucks: ¿El Fin de una Era Dorada en Milwaukee?
La lesión del base estrella pone en jaque no solo la postemporada actual, sino el futuro inmediato del proyecto competitivo de los Milwaukee Bucks
Una tragedia anunciada: la lesión de Lillard
La ilusión duró poco. Apenas unos días después de que Damian Lillard regresara de una sorpresiva y peligrosa trombosis venosa profunda en su pantorrilla derecha, una nueva sacudida ha golpeado a los Milwaukee Bucks: su estrella ha sufrido una rotura del tendón de Aquiles izquierdo, y estará fuera indefinidamente.
“Es un golpe durísimo, sinceramente”, señaló el entrenador Doc Rivers tras la derrota por 129-103 ante los Indiana Pacers, en el Juego 4 de la primera ronda de playoffs. “Primero el coágulo, ahora esto. Dame es un gran tipo, como jugador y como persona, y esta lesión duele más por eso”.
Lillard, de 34 años, cayó al suelo apenas en el primer cuarto tras intentar interceptar un balón suelto. Enseguida se llevó la mano a la parte baja de la pierna izquierda y no pudo volver a apoyar el pie. Fue ayudado a salir de la cancha por sus compañeros y no regresó. La resonancia magnética (MRI) confirmó lo peor al día siguiente.
¿Qué es una rotura del tendón de Aquiles?
El tendón de Aquiles es uno de los tejidos más resistentes del cuerpo, pero cuando se rompe puede ser devastador para un deportista de élite. Se estima que el periodo de recuperación toma entre 9 y 12 meses, aunque en algunos casos puede prolongarse aún más. Comparativamente, Kevin Durant sufrió la misma lesión en las Finales del 2019 y se ausentó toda la temporada 2019-20.
En el caso de Lillard, su historial reciente complica aún más el panorama, pues regresaba tras una condición médica riesgosa que incluso requería anticoagulantes.
Lillard y los Bucks: un proyecto con plomo en las alas
Desde su llegada a Milwaukee tras el mega traspaso desde Portland, las expectativas sobre Lillard eran titánicas: ser el complemento perfecto para Giannis Antetokounmpo y llevar a los Bucks de nuevo al anillo. Las estadísticas prometían: promedió 24.9 puntos y 7.1 asistencias esta temporada, siendo elegido nuevamente al All-Star Game.
Sin embargo, Milwaukee no ha logrado tener salud en el momento clave. Desde su campeonato en 2021, no hay una postemporada sin bajas fundamentales:
- 2022: Khris Middleton se lesionó y no jugó semifinales del Este.
- 2023: Giannis sufrió una lesión en la espalda y regresó tarde en la serie contra Miami.
- 2024: Lillard jugó parcialmente una serie golpeada por profundas dolencias físicas.
¿Es esto una simple casualidad o un patrón preocupante? Para muchos fans y analistas, parece que el equipo se ha vuelto demasiado dependiente del rendimiento (y estado físico) de sus estrellas más veteranas.
La importancia de Lillard más allá del juego
No solo es su impacto en la cancha lo que hace la pérdida de Lillard tan dolorosa. Como declaró Pat Connaughton, compañero suyo tanto en Portland como en Milwaukee: “Es uno de los tipos más duros que conozco. Si no puede levantarse, sabes que es grave”.
Y Giannis fue enfático al hablar de su compañero:
“Tengo tanto respeto por él. La gente no sabe por lo que ha pasado, mental y físicamente. Es uno de los más fuertes con los que he compartido cancha”.
Ese liderazgo, intangible pero vital, es irreemplazable. Y afecta en especial a un vestuario que ya ha vivido múltiples desilusiones recientes.
¿Podrán sobrevivir los Bucks sin Dame?
Con la serie 3-1 en desventaja frente a Indiana, y sin su base estelar, las probabilidades están totalmente en contra de Milwaukee. Las casas de apuestas han colocado a los Bucks como underdogs con cuotas superiores a +400 para ganar la serie (según datos de BetMGM).
Otros jugadores como Middleton y Brook Lopez deberán multiplicar su producción, pero el sistema ofensivo de Rivers estaba basado en la dupla Giannis-Dame. Sin esa pieza clave en el perímetro, incluso si Giannis regresa a tope físico, hay serias dudas sobre si podrán competir contra equipos como Pacers, Celtics o Knicks.
La perspectiva para la próxima temporada
Si la recuperación de Lillard se asemeja al caso de Durant, estaríamos ante un panorama sombrío. Se perdería gran parte de la temporada 2024-2025, y volver después de los 35 años tras una cirugía mayor al tendón de Aquiles es un reto titánico, incluso para alguien de su nivel.
Según estadísticas históricas de la NBA, solo un porcentaje reducido de jugadores logra retornar a un nivel All-Star tras esa operación. Y los que lo hacen, suelen necesitar hasta 2 años completos para recuperar confianza y ritmo.
¿Es momento de replantear el proyecto Lillard-Giannis?
El traspaso de Lillard implicó dar salida a piezas clave como Jrue Holiday y asumir un contrato elevadísimo. Hasta 2027, Dame ganará por encima de los 50 millones de dólares anuales. Si no puede jugar buena parte de la temporada próxima, Milwaukee debe preguntarse cuál es la hoja de ruta para mantener su competitividad en la era Giannis.
Algunos expertos especulan que un intercambio forzado no está fuera de consideración. Sin embargo, nadie asume ese salario fácilmente, sobre todo si el jugador viene saliendo de una lesión tan compleja.
En cualquier caso, la situación financiera de los Bucks quedará comprometida si no se obtiene rendimiento inmediato. Y la ventana hacia otro título podría limitarse a esta temporada y la próxima.
La otra cara de la moneda: el reconocimiento a Stephen Curry
En medio del drama, otra estrella veterana sigue agigantando su legado. Stephen Curry fue galardonado con el premio Twyman-Stokes al Compañero del Año por sus colegas de toda la NBA. Recibió 66 votos de primer lugar y superó a Steven Adams y Jalen Brunson.
El reconocimiento no sorprende: Steph ha sido la cara de una franquicia durante más de 15 años con liderazgo silencioso, ética de trabajo impecable y un rol fundamental fuera de la cancha como mentor. A sus 36 años, su figura sigue siendo clave incluso si el rendimiento individual ya no roza el MVP.
Un cambio generacional inevitable
La lesión de Lillard parece simbolizar el fin de una generación dorada que incluye a figuras como Chris Paul, LeBron James, Kevin Durant y Curry. Estas leyendas han dominado la NBA durante más de una década, pero el calendario y las lesiones no perdonan.
Y en la misma semana que Curry gana un trofeo de compañerismo, Lillard ve truncado su objetivo de alcanzar un anillo. Bien podría ser el resumen simbólico de una nueva transición en la NBA: una liga donde los Jokic, Doncic, Edwards y Haliburton toman el batón.
Palabras finales: resiliencia y legado
Más allá de lo competitivo, lo que deja esta lesión es una lección sobre humanidad. Lillard, a pesar de todo su talento, sufre como cualquiera. Su dureza mental, entrega al equipo y liderazgo dejan una marca imborrable, incluso en la adversidad.
Tal vez los Bucks no logren la gesta este año. Tal vez Lillard no regrese al 100%. Pero su influencia como profesional íntegro, combativo y leal lo colocan en una categoría de elite, no solo como jugador, sino como figura trascendental de una era de baloncesto inolvidable.