Nepal, diez años después del terremoto: una muestra de resiliencia y reconstrucción ejemplar

A una década del sismo de 7,8 grados que sacudió a Nepal en 2015, el país recuerda a las víctimas y destaca los avances en reconstrucción como un modelo internacional de recuperación ante desastres

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El 25 de abril de 2015, a las 11:56 de la mañana, Nepal fue sacudido por uno de los peores desastres naturales de su historia: un terremoto de magnitud 7.8 que dejó casi 9,000 muertos y más de 22,000 heridos. Hoy, diez años después, el país conmemora esa tragedia con una mezcla de dolor, memoria y orgullo por la recuperación.

Un minuto de silencio que lo dijo todo

En el corazón de Katmandú, líderes políticos, diplomáticos y ciudadanos se congregaron para rendir homenaje con un minuto de silencio en el lugar donde antes se erguía la torre Dharahara, colapsada durante el sismo y responsable directa de 180 muertes. El primer ministro Khadga Prasad Oli, acompañado de ministros y representantes de naciones solidarias, encabezó el acto conmemorativo.

“Hubo una gran pérdida de vidas y propiedades, pero fuimos capaces de recuperarnos y reconstruir con éxito. Nepal ha demostrado resiliencia”, destacó Oli en su discurso, recordando también la solidaridad internacional que fue clave en los días más oscuros.

Una tragedia de proporciones monumentales

El terremoto no solo dejó un saldo humano devastador. Más de un millón de edificaciones fueron afectadas, incluyendo templos milenarios patrimonio de la humanidad, escuelas, hospitales y viviendas. Según datos del Banco Mundial, los daños alcanzaron los 7 mil millones de dólares, una cifra colosal para un país cuya economía depende en buena parte del turismo y la agricultura de autosubsistencia.

El proceso de reconstrucción: entre desafíos y logros

A pesar de las dificultades logísticas, financieras y políticas, la reconstrucción post-terremoto se ha convertido en un ejemplo internacional. Anil Pokhrel, quien lideró durante años la Autoridad Nacional de Reducción y Gestión de Riesgos de Desastres, calificó este proceso como “una de las experiencias ejemplares de recuperación y reconstrucción”.

Datos clave del avance:

  • El 95% de las casas afectadas en áreas rurales han sido reconstruidas.
  • 80% de todas las estructuras dañadas (viviendas, escuelas, oficinas públicas) fueron restauradas o reconstruidas.
  • Casi todas las escuelas han sido readaptadas basándose en normas sísmicas modernas.

El estado otorgó un subsidio de 3,000 dólares por familia para reconstruir viviendas. Además, se establecieron oficinas en cada distrito, dotadas de ingenieros y expertos que asistieron técnicamente el proceso de reconstrucción autodirigido por los propios damnificados.

Un modelo de cooperación internacional

Si bien Nepal asumió un liderazgo interno fuerte, la reconstrucción fue posible gracias a la cooperación internacional. Naciones como India, China, Estados Unidos, Japón y organizaciones como la ONU, el Banco Mundial y ONGs internacionales ofrecieron apoyo financiero, técnico y logístico en fases fundamentales de rescate y reconstrucción.

“No podríamos haber hecho todo eso solos, queremos agradecer a todas las naciones y agencias que colaboraron con nosotros”, expresó Oli en la ceremonia conmemorativa.

Las cicatrices invisibles: salud mental y desplazamientos

Los efectos de un desastre natural no se borran solo con ladrillos y concreto. Varias organizaciones locales e internacionales han documentado el profundo impacto en la salud mental de los sobrevivientes, muchos de los cuales enfrentan todavía estrés postraumático, ansiedad y depresión. La falta de acceso a atención psicológica en las áreas rurales ha sido un enorme desafío.

Asimismo, decenas de miles de personas fueron desplazadas y permanecen en viviendas temporales o inadecuadas más de una década después. En áreas urbanas, las tareas de reconstrucción fueron más lentas debido a conflictos por la tenencia de tierra y regulaciones burocráticas.

Infraestructuras patrimoniales: la difícil restauración del alma cultural

Katmandú es hogar de siete sitios inscritos en la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO. La mayoría resultó dañada o destruida. La reconstrucción de templos como Kasthamandap, el templo de Taleju y la plaza Durbar ha sido lenta, ya que implica métodos artesanales, materiales originales y una coordinación sensible entre arqueólogos, religiosos y organismos estatales.

Por ejemplo, la emblemática torre Dharahara fue recientemente reconstruida con materiales antisísmicos y reinaugurada con nuevas medidas de seguridad, aunque ha generado debates sobre su autenticidad arquitectónica.

Una cultura sísmica emergente

Nepal ha adoptado una cultura de prevención que no existía antes de 2015. El currículo escolar incluye ahora formación básica en gestión de riesgos, y se han realizado cientos de simulacros de evacuación en escuelas y oficinas públicas.

Pokhrel explicó que actualmente las nuevas construcciones deben cumplir con el “Nepal National Building Code”, actualizado con asesoría de expertos japoneses y estadounidenses. Muchos edificios públicos han sido diseñados por arquitectos sísmicos y supervisados por observadores internacionales.

La amenaza persiste: ¿y si ocurre otro gran terremoto?

A pesar de los avances, los riesgos siguen siendo altos. Nepal se encuentra entre los 11 países del mundo con mayor riesgo de desastres naturales, según el Centro para la Investigación sobre la Epidemiología de los Desastres (CRED). El país está ubicado en una zona de colisión tectónica entre la placa india y la euroasiática, lo que provoca constantes movimientos sísmicos.

Una investigación del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) advierte que, aunque el sismo de 2015 liberó parte de la energía acumulada en la región, no fue suficiente. “El riesgo de un nuevo terremoto de gran magnitud en las próximas décadas sigue siendo muy significativo”, concluye su informe.

Mirando hacia adelante: reforzar la preparación

El aniversario no solo fue un acto de recuerdo, sino también una llamada de atención. Nepal, ahora más consciente de su vulnerabilidad, ha establecido un sistema nacional de alerta temprana que incluye sensores sísmicos, campañas educativas y protocolos de respuesta rápida.

Sin embargo, expertos insisten en que los fondos, la voluntad política y la educación ciudadana son esenciales para que los avances no se detengan. El arquitecto y geólogo Bishnu Lama recalcó: “Nepal está mejor preparado que en 2015, pero aún falta mucho para decir que estamos listos para el gran próximo evento sísmico”.

Un país que reconstruye más que muros

La conmemoración del décimo aniversario del terremoto de 2015 demostró que Nepal no solo reconstruyó casas y templos, sino también su espíritu colectivo. Entre pérdidas irreparables, avances legítimos y lecciones aún por asimilar, el país andino nos recuerda que la resiliencia humana puede ser incluso más fuerte que la furia de la Tierra.

“Recordamos a los que ya no están, pero también celebramos lo que hemos aprendido y lo que hemos logrado. Ese es nuestro homenaje más profundo”, dijo un niño en el acto, mientras encendía una vela en nombre de su abuelo perdido hace diez años.

Fuentes:

Este artículo fue redactado con información de Associated Press