Fuego, polvo y política: el triángulo ardiente del clima, la educación y los recursos en EE.UU.

Entre tempestades de polvo, incendios forestales en Nebraska y la cruzada política en Texas por los vales escolares, tres eventos nos cuentan mucho sobre el alma dividida de Estados Unidos.

Por más de una razón, Estados Unidos está en llamas. El país enfrenta desafíos que, a simple vista, parecen inconexos: una lluvia sucia en Nueva Inglaterra producto de una tormenta de polvo del Suroeste, un incendio forestal fuera de control en Nebraska y una controversial ley de educación en Texas que canaliza fondos públicos hacia escuelas privadas. Pero si miramos más de cerca, todos estos eventos están interconectados por los hilos del cambio climático, las tensiones políticas y la fragilidad de los servicios públicos. Bienvenidos a este análisis donde exploramos cómo este triángulo de fenómenos —naturales y legislativos— revela verdades profundas sobre lo que está ocurriendo en Estados Unidos.

Cuando la lluvia no limpia, sino ensucia

El pasado viernes y sábado, residentes de Maine, New Hampshire y Massachusetts se despertaron con un fenómeno extraño: una lluvia sucia que dejó un polvo marrón sobre sus vehículos y ventanas. No era polen, ni ceniza volcánica. Era polvo del desierto, recogido en Nuevo México a 3,200 kilómetros de distancia, transportado por una tormenta hasta el Noreste del país.

Según Christian Bridges, meteorólogo de WGME-TV, el polvo fue impulsado a una altura aproximada de 3,000 metros, justo por debajo del nivel de las nubes de tormenta. "La lluvia atrapó el polvo mientras caía y lo trajo hasta el suelo", explicó Bridges. Fue como una versión terrestre del Sahara viajando por aire. Este fenómeno, aunque raro, no es nuevo. Es similar al comportamiento del humo de los incendios forestales del Oeste, que a menudo nubla el cielo tan al Este como Nueva York y Boston.

El Incendio Plum Creek: tragedia y símbolo

A unos 3,200 kilómetros al suroeste, en Nebraska, otro elemento natural cobraba protagonismo: el fuego. El incendio forestal conocido como Plum Creek Fire comenzó con una quema controlada que rápidamente se salió de control debido a condiciones meteorológicas extremas, incluyendo fuertes vientos y sequedad extrema.

Hasta el jueves, el incendio había consumido más de 6,631 acres de terreno (2,683 hectáreas), principalmente en cañones escarpados y zonas de pastizales. El poblado más cercano, Johnstown —con apenas 60 habitantes—, se encontraba en vigilancia constante. Más de 200 personas, incluidos elementos de la Guardia Nacional, se unieron a los más de 50 departamentos de bomberos que luchaban contra las llamas. El incendio ya había costado la vida de 45 cabezas de ganado y la destrucción de una cabaña.

El telón de fondo: una sequía severa que afecta a gran parte de Nebraska. Según el meteorólogo del Servicio Nacional de Meteorología en North Platte, Shawn Jacobs, las condiciones eran las típicas de los incendios primaverales: días cálidos, secos y ventosos, amplificados por la falta de humedad.

Texas: Vales escolares y una batalla ideológica

Mientras la tierra ardía y el polvo cruzaba el país, en Texas se encendía otra llama: la controversia política. El Senado estatal aprobó una ley histórica que permitirá a las familias utilizar fondos públicos —hasta 10,000 dólares por estudiante— para pagar matrículas en escuelas privadas o programas de enseñanza en casa. Los estudiantes con discapacidades podrían recibir hasta 30,000 dólares anuales.

La aprobación de este programa de vales escolares representa una victoria mayúscula para el gobernador republicano Greg Abbott, quien utilizó las elecciones de 2024 para asegurar una mayoría legislativa favorable. Incluso el expresidente Donald Trump se involucró, llamando personalmente a legisladores republicanos para asegurar los votos necesarios.

Pero la ley ha dividido profundamente a la opinión pública. Mientras que sus defensores argumentan que ofrecerá alternativas a estudiantes atrapados en escuelas públicas disfuncionales, sus críticos ven otra cosa: una estrategia para desfinanciar aún más la educación pública, en un estado donde ya hay más de 5 millones de estudiantes dependiendo de ese sistema.

"Esto pone dinero en los bolsillos de las familias ricas que ya mandan a sus hijos a escuelas privadas. No empodera al estudiante promedio en Texas", dijo un legislador demócrata que votó en contra.

El hilo que une: infraestructura pública en crisis

¿Qué tienen en común una lluvia sucia en Maine, un incendio forestal en Nebraska y un proyecto de ley en Texas? La respuesta se encuentra en la intersección de la infraestructura pública debilitada, la inacción ante el cambio climático y la creciente privatización de los servicios esenciales.

En el caso del clima, la Guardia Nacional, servicios meteorológicos y cuerpos locales de emergencia se convierten en los únicos escudos frente a desastres naturales cuya frecuencia se intensifica con el calentamiento global. Según datos del Monitor de Sequía de EE.UU., más del 60% del estado de Nebraska está bajo condiciones de sequía severa o extrema en 2024.

En el ámbito educativo, una política como la aprobada en Texas no es una mejora al sistema: es una respuesta derivada de la falta de inversión constante en las escuelas públicas. Es la culminación de años de abandono institucional que ha empujado a los padres a buscar soluciones fuera del sistema. Según datos del National Center for Education Statistics, el gasto por alumno en Texas fue de alrededor de $10,342 en 2021, significativamente por debajo del promedio nacional.

Una nación fragmentada

La lluvia sucia y los incendios forestales no son metáforas de la situación sociopolítica de Estados Unidos, pero podrían serlo. Cada uno representa cómo la falta de inversión en lo público deja al país vulnerable, ya sea a incendios reales o a incendios políticos. Incluso aquellos que apoyan políticas de privatización empiezan a ver sus límites.

Un ejemplo es el caso de Dakota del Norte, donde esta misma semana el gobernador republicano Kelly Armstrong vetó un programa similar de vales escolares. ¿Su argumento? "Solo beneficia a una parte de la población estudiantil". La fractura interna dentro del Partido Republicano sobre este tema es una muestra de las profundas tensiones ideológicas que atraviesan incluso las mismas trincheras políticas.

¿Hacia dónde se dirige Estados Unidos?

En estos eventos —lluvias marrones, fuegos indomables, legislaciones problemáticas— hay señales de advertencia. La resiliencia de Estados Unidos frente a estos problemas dependerá de si logra construir consensos reales, invierte en sistemas sólidos y pone por delante el bien común sobre agendas partidistas o intereses particulares.

De momento, mientras el polvo del desierto tiñe los parabrisas en Nueva Inglaterra y el fuego consume el Midwest, parece que el país todavía tiene muchos desafíos por resolver.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press