Anzac Day y el terremoto de Nepal: entre la memoria colectiva y la resiliencia personal

Dos tragedias, dos países, un mismo 25 de abril: la conexión humana entre la memoria de guerra y un vínculo nacido del desastre

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El 25 de abril ocupa un lugar muy especial en la historia de Oceanía y Asia. Para los habitantes de Australia y Nueva Zelanda, es un día sagrado de conmemoración nacional: el Anzac Day, un homenaje solemne a quienes dieron sus vidas en combate. Para el pueblo de Nepal, es una cicatriz abierta: el devastador terremoto de 2015 que cambió miles de vidas. Esta fecha entrelaza dos narrativas humanas profundas: la memoria colectiva de la guerra y la resiliencia personal frente al desastre.

En esta entrada del blog, proponemos una lectura en paralelo de ambos sucesos, no para compararlos en gravedad o significado, sino para ilustrar cómo el espíritu humano afronta, recuerda y supera la tragedia. Un análisis sobre lo que significa vivir con —y después de— eventos que marcan generaciones.

El significado del Anzac Day

El 25 de abril de 1915, tropas australianas y neozelandesas desembarcaron en las costas de Gallípoli, Turquía, como parte de una operación aliada fallida durante la Primera Guerra Mundial. Aquel primer combate fue desastroso: miles murieron, los objetivos no se cumplieron y surgió una nueva identidad nacional para ambos países bajo el acrónimo ANZAC (Australian and New Zealand Army Corps).

Desde entonces, el día se conmemora con servicios al amanecer, desfiles de veteranos, actos solemnes y discursos. El actual primer ministro australiano, Anthony Albanese, afirmó durante la ceremonia en Canberra que cada año “renovamos nuestra promesa de mantener viva la llama del recuerdo”. En 2025, más de 25,000 personas asistieron a esta ceremonia. La importancia emocional del día ha trascendido generaciones.

Sin embargo, este año no ha estado exento de controversia. En Melbourne y Perth, manifestantes de extrema derecha interrumpieron los actos, molestos por la inclusión de ceremonias de “Welcome to Country” —tradiciones indígenas que honran el vínculo espiritual con la tierra. Los abucheos y gritos negando la legitimidad de los anfitriones indígenas hicieron que el Ministro de Asuntos de Veteranos declarara que el comportamiento fue “dirigido por conocidas ideologías neo-nazis”.

Gallípoli y el viaje de la memoria

Por su parte, el Primer Ministro de Nueva Zelanda, Christopher Luxon, viajaba a Turquía para conmemorar in situ el 110 aniversario del desembarco de Gallípoli. La presencia de mandatarios en escenarios históricos refuerza el simbolismo: no se trata solo de recordar muertos, sino de reivindicar los valores que movieron a los vivos a alistarse.

Además, el Rey Carlos III envió una misiva en reconocimiento a los veteranos vivos de la Segunda Guerra Mundial. Apenas quedan 81 en Nueva Zelanda, según el medio "Stuff", hecho que vuelve aún más urgente mantener la memoria activa.

El terremoto en Nepal: un desastre y dos niñas que reconstruyeron su mundo

Mientras en Oceanía se alzaban marchas de homenaje, en Nepal el 25 de abril de 2015 simboliza otra forma de pérdida. Un terremoto de magnitud 7.8 sacudió el país, matando a casi 9,000 personas y dejando más de 1 millón de estructuras dañadas.

Entre los escombros, apareció una historia que desarmó corazones y construyó esperanza: la amistad entre Nirmala Pariyar y Khendo Tamang. Ambas niñas, de 7 y 8 años entonces, perdieron una pierna en el sismo. Coincidieron en el Hospital Bir en Katmandú, compartieron cama, rehabilitación y volverían a compartir diez años de vida, estudio y sueños.

Una amistad forjada en la tragedia

“Cuando extraño a mi familia y lloro, ella siempre está allí. No es solo mi amiga, es como una hermana”, cuenta Nirmala. La imagen de ambas jugando con sus prótesis en rehabilitación conmovió al mundo. Desde aquel momento, se prometieron apoyarse siempre. Y lo cumplieron.

Khendo Tamang y Nirmala Pariyar jugando con un móvil en el hospital Khendo Tamang y Nirmala Pariyar comparten un momento en el hospital de Katmandú en 2015. (Foto: Niranjan Shrestha)

Ahora adolescentes, ambas han finalizado sus exámenes nacionales de secundaria. Nirmala sueña con estudiar ciencias por sus salidas profesionales, aunque su verdadera pasión es el canto. Khendo, más reservada, se inclina por la educación social. Todo mientras continúan con los ajustes periódicos de sus piernas ortopédicas.

Dos contextos, una misma fecha: el recuerdo como resiliencia

¿Qué une a Anzac Day y el terremoto del 25 de abril de Nepal? Ambos redefinen a sus países y sus gentes. Uno desde el recuerdo colectivo y simbólico de la guerra, otro desde la experiencia vivida y transformadora de la tragedia natural. Pero al final, ambos propician el mismo acto: la memoria como herramienta de continuidad.

Mientras en Australia miles asisten a un acto solemne con discursos, marchas y silencios, en Nepal, una madre peina el cabello de Nirmala antes de ir a clases, celebrando que su hija sobrevivió para soñar. Mientras el Rey Carlos honra a los veteranos que todavía viven, en Katmandú dos niñas que ahora son mujeres recuerdan cómo su vínculo surgió entre el dolor, pero creció sobre esperanza.

¿Por qué la memoria importa?

Un artículo publicado por Psychology Today sostiene que el acto de recordar es parte esencial del sentido de identidad. Recordar no es solo mirar al pasado; es reunir fuerza para caminar hacia el futuro. Esto aplica por igual a las memorias bélicas, que consolidan estados-nación, como a las memorias personales, que consolidan corazones.

Ambas historias nos recuerdan que la duración del dolor no reside en la herida misma, sino en nuestras decisiones posteriores: ¿guardamos silencio o hablamos? ¿Olvidamos o recordamos? ¿Caemos o avanzamos?

Una fecha que debe hacernos pensar

El 25 de abril es el día de la acción de los pueblos sobre su memoria. Una fecha donde el silencio vale tanto como las palabras, donde la lágrima puede ser tanto de tristeza como de emoción, y donde un acto de guerra o un sismo de la tierra pueden encender la misma chispa: la necesidad de seguir vivos, con dignidad y propósito.

Hoy, desde Melbourne hasta Katmandú, desde Gallípoli hasta el patio de una escuela, celebramos el poder del recuerdo. Porque como dijo el poeta inglés Siegfried Sassoon, veterano de guerra y testigo del horror: “En memoria está la única posible redención.”

Este artículo fue redactado con información de Associated Press