¿Un alto al fuego duradero en Gaza? La trampa detrás del nuevo acuerdo de tregua

Una propuesta de hasta siete años de alto al fuego entre Israel y Hamas promete paz, pero ¿a qué costo? Exploramos lo que ocultan las negociaciones y por qué puede ser otra ilusión peligrosa.

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Un nuevo intento de tregua... ¿ahora sí va en serio?

Egipto, Catar y ahora Turquía están involucrados en la elaboración de una propuesta diplomática que busca frenar la guerra entre Israel y Hamas. El plan, según diversas fuentes, apunta a instaurar una tregua de cinco a siete años con garantías internacionales, intercambio de prisioneros y una retirada progresiva de las tropas israelíes.

El ojo del huracán permanece en Gaza, sitio que ha soportado una brutal ofensiva desde que Israel rompió la tregua anterior el mes pasado con una operación sorpresa. Los palestinos no sólo enfrentan bombardeos constantes, sino también un férreo bloqueo humanitario. Y mientras los misiles caen y los niños mueren de hambre, el mundo diplomático dibuja en el aire líneas de paz que no se concretan.

Los actores del tablero: ¿Quién quiere qué?

  • Hamas: Aceptaría una tregua de largo plazo si Israel se retira por completo de Gaza y se liberan presos palestinos. Quiere garantías internacionales de países como Rusia, China o Turquía.
  • Israel: Insiste en mantener el control de ciertas zonas, no acepta un cese al fuego completo si no se desarma a Hamas.
  • Estados Unidos: Completamente alineado con la postura israelí. Incluso se especula que el expresidente Donald Trump quiere alcanzar un acuerdo antes de su gira por Medio Oriente.
  • Mediadores: Egipto, Catar y Turquía juegan con fuego, tratando de encontrar una fórmula que apacigüe las exigencias sin perder legitimidad frente a las partes.

¿Qué hay en juego?

La situación humanitaria en Gaza es desesperante. El Ministerio de Salud gestionado por Hamas afirma que más de 51,000 palestinos han muerto, la mayoría civiles, mujeres y niños. Según informes de organizaciones humanitarias, miles de niños están desnutridos y enfrentan enfermedades por falta de agua potable, medicamentos y alimentos.

Israel, por su parte, asegura haber eliminado a 20,000 militantes —sin pruebas independientes que confirmen esta cifra— y continúa con su operación para expandir una "zona de amortiguamiento" en la franja.

Este conflicto, que estalló el 7 de octubre de 2023 cuando Hamas atacó el sur de Israel, ha convertido cada intento de tregua en una carrera política contra reloj. Aquella ofensiva inicial dejó 1,200 israelíes muertos y 251 secuestrados. Hoy permanecen 59 rehenes en manos de Hamas, de los cuales 24 aún estarían vivos.

¿Qué incluye el nuevo acuerdo?

La propuesta contempla:

  • Tregua de 5 a 7 años, garantizada por potencias internacionales.
  • Retirada progresiva de tropas israelíes de toda la franja de Gaza.
  • Intercambio de prisioneros: Rehenes israelíes por presos palestinos.
  • Gobierno interino de tecnócratas independientes en Gaza.
  • Reapertura de pasos fronterizos y entrada de ayuda humanitaria.

Sin embargo, para muchos analistas esto suena más a una tregua táctica que a una solución estratégica.

¿Una Gaza sin Hamas?

Israel ha dejado claro que no aceptará una solución que mantenga a Hamas con poder o capacidad armamentística. El problema es que No hay un actor alternativo legítimo listo para asumir el gobierno de Gaza que sea aceptado por los palestinos y los israelíes al mismo tiempo. La Autoridad Nacional Palestina carece de apoyo real en Gaza desde 2007, y la idea de imponer un gobierno tecnócrata —aunque apoyada por algunos mediadores— parece difícil de implementar sin intervención militar internacional.

El rol de Turquía: un nuevo jugador en la mesa

La inclusión de Turquía en las negociaciones no es menor. A pesar de sus relaciones tensas con Israel, Turquía cuenta con influencia política y religiosa en el mundo musulmán. Además, el presidente Recep Tayyip Erdoğan ha sido uno de los críticos más duros de la ocupación israelí en foros internacionales, pero también mantiene relaciones diplomáticas funcionales con Tel Aviv. Su rol podría destrabar algunos puntos clave... o complicar aún más el equilibrio.

La sombra de la hambruna

A medida que Gaza colapsa humanitariamente, la presión internacional crece. El Programa Mundial de Alimentos advirtió que más del 85% de los gazatíes están en inseguridad alimentaria severa, mientras que UNICEF reporta que al menos 500,000 niños necesitan asistencia sanitaria urgente.

La táctica israelí de cerrar completamente los suministros como medio de presión militar ha sido condenada por las Naciones Unidas y calificada por algunos expertos como castigo colectivo, una violación al derecho internacional humanitario.

¿Y si fracasa esta tregua?

La experiencia histórica en la región muestra que incluso los acuerdos más prometedores han fracasado por falta de voluntad política, presión de los extremos y ausencia de garantías creíbles. Desde los Acuerdos de Oslo en los años 90 hasta la tregua de enero de este año —que permitió la liberación de 30 rehenes— cada paso ha sido cancelado con más muerte y destrucción.

Además, la falta de confianza entre las partes es abismal. Hamas ya declaró que no confiará en Benjamin Netanyahu ni en Estados Unidos para implementar ningún acuerdo, luego de que se rompiera la tregua vigente sin previo aviso. Israel acusa a Hamas de utilizar a la población civil como escudo, lo que complica aún más posibles gestos de buena voluntad.

¿Hay realmente espacio para la esperanza?

En medio del horror, cualquier intento de cese de fuego es una luz. Sin embargo, una paz verdadera requeriría repensar el papel de Israel en los territorios ocupados, restaurar derechos fundamentales a los palestinos y reconstruir Gaza con participación activa de la comunidad internacional.

Hablamos no solo de un pacto, sino de cambios estructurales profundos. Como dijo Gideon Levy, columnista de Haaretz: “No habrá paz hasta que Israel deje de ver a los palestinos como enemigos permanentes”.

Trump y su timing: ¿una tregua de propaganda?

La posible visita de Donald Trump a la región, del 13 al 16 de mayo, le pone fecha de caducidad al proceso. Algunos diplomáticos aseguran que su equipo está presionando para alcanzar un acuerdo rápido que pueda ser usado como carta electoral. Esto genera escepticismo, ya que una paz forzada o apresurada podría generar mayor resentimiento a largo plazo.

“Trump viene por la foto, no por la solución”, dijo un diplomático anónimo involucrado en las negociaciones.

Una tregua imperfecta, pero necesaria

En resumen, este acuerdo emergente refleja lo mejor y lo peor de la diplomacia: la urgente necesidad de salvar vidas vs. la maquinaria política que busca capitalizar un acuerdo. Los civiles palestinos, que hoy sobreviven con una comida al día y viven entre escombros, no necesitan solo promesas. Necesitan seguridad, comida, salud, y un horizonte digno.

Será trabajo de la comunidad internacional presionar —no sugerir— para que los responsables de esta tragedia actúen con verdadera humanidad. Porque un alto al fuego de siete años no puede ser solo un descanso para nuevas bombas.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press