Tensiones, infraestructura y medios: ¿Se está transformando el panorama político y económico de EE. UU.?
La guerra comercial con China, un megaproyecto de captura de carbono y la renuncia de un productor icónico sacuden simultáneamente los pilares del poder estadounidense.
Una guerra comercial sin fin a la vista
La relación comercial entre Estados Unidos y China vuelve a estar en el centro del debate económico global. El secretario del Tesoro, Scott Bessent, calificó la actual guerra arancelaria como “insostenible” en una reunión privada con ejecutivos de JPMorgan Chase. Actualmente, Estados Unidos impone aranceles del 145% a productos chinos, mientras que China responde con tarifas del 125%.
Este tipo de represalias económicas ha generado efectos inmediatos en los mercados: las tasas de interés sobre la deuda estadounidense han aumentado, el mercado bursátil muestra señales de inestabilidad y los temores ante un crecimiento económico más lento comienzan a resonar entre inversores. Bessent fue claro: “China va a ser una lucha dura para las negociaciones. Ninguna de las partes piensa que el statu quo es sostenible”.
Mientras tanto, la administración Trump continúa su ronda de negociaciones con potencias como Japón, India, Corea del Sur y la Unión Europea, sin mostrar señales de reducir su política proteccionista. Esa insistencia había generado apoyo entre segmentos proteccionistas del electorado, pero comienza a tener un costo reputacional y financiero considerable.
¿El principio del fin para una institución periodística?
Simultáneamente en el mundo mediático, 60 Minutes —uno de los programas más emblemáticos del periodismo estadounidense— enfrenta una sacudida interna. Su productor Bill Owens anunció su renuncia, explicando que ya no puede tomar decisiones editoriales independientes. “Después de haber defendido este programa desde todos los ángulos, con todo lo que pude, me hago a un lado para que el programa pueda avanzar”, escribió en una emotiva carta a su equipo.
La salida de Owens coincide con presiones externas sin precedentes, incluidas las demandas del expresidente Donald Trump por una entrevista editada con Kamala Harris y negociaciones de la cadena CBS sobre una posible conciliación económica. Esta situación plantea serias preguntas sobre la independencia editorial de los grandes medios de comunicación frente a líderes políticos e intereses corporativos.
Un megaproyecto verde en la cuerda floja
Mientras la Casa Blanca se involucra en guerras comerciales y batallas mediáticas, la infraestructura energética también enfrenta sus propios desafíos. Summit Carbon Solutions, una compañía que proyecta construir un oleoducto de captura de carbono de 4.023 kilómetros (2.500 millas) en el Medio Oeste, ha solicitado formalmente modificar su ruta en Dakota del Sur debido a la resistencia de propietarios rurales y a la nueva legislación estatal que prohíbe el uso de dominio eminente para este tipo de construcciones.
El proyecto implica una inversión de 8.900 millones de dólares y promete recolectar emisiones de carbono de plantas de etanol en Iowa, Minnesota, Nebraska y las Dakotas, para su almacenamiento permanente en formaciones geológicas de Dakota del Norte. La visión es reducir la huella de carbono de la producción de etanol, aumentando su competitividad en futuros mercados sostenibles. Ya cuenta con autorizaciones en Iowa, Minnesota y Dakota del Norte, y ha movilizado más de 150 millones de dólares solo en Dakota del Sur.
Sin embargo, el camino no está libre de obstáculos. “Creemos que amenazar con acciones legales es contraproducente. En cambio, vamos a redoblar esfuerzos para alcanzar acuerdos voluntarios”, dijo el abogado de Summit, Brett Koenecke. Summit busca renegociar con propietarios de tierras, excluir ramas del proyecto que enfrentan mucha resistencia y, en esencia, rediseñar el trazado para lograr autorización.
Una fotografía del momento estadounidense
El telón de fondo de estos eventos revela una fotografía compleja: la economía estadounidense lucha por preservar su hegemonía en un tablero internacional cada vez más competitivo, mientras enfrenta desafíos sociales y políticos internos que socavan la confianza en sus instituciones clave.
- Tensión comercial: La estrategia arancelaria de Trump parece más ideológica que económica, y el costo para los consumidores e inversionistas está aumentando.
- Libertad de prensa bajo presión: Con medios de comunicación enfrentando litigios y censura desde las altas esferas del poder, se debate el futuro del periodismo de investigación independiente.
- Proyectos climáticos tensos: La transición verde, aunque necesaria, enfrenta desafíos legales, logísticos y sociales. A pesar de las inversiones públicas y privadas masivas, el desarrollo sostenible choca con antiguos dilemas sobre el uso del suelo y los derechos individuales.
En conjunto, estos tres ejes dibujan una constelación crítica para el rumbo del país. Al comentar estos acontecimientos como un todo, podemos ver cómo el equilibrio entre política económica, desarrollo tecnológico y prensa libre se está redefiniendo ante nuestros ojos.
¿Un cambio de paradigma?
Si bien no es raro que grandes potencias pasen por periodos de redefinición estructural, lo preocupante hoy en Estados Unidos es que todos sus pilares parecen tambalearse simultáneamente:
- La guerra comercial evidencia que el proteccionismo ha excedido sus límites de viabilidad.
- La crisis de los medios muestra que la independencia editorial ya no está garantizada ni siquiera en marcas icónicas.
- La transición energética hacia una economía verde choca con barreras culturales, legales y económicas inesperadas.
La combinación de estos factores puede ser el detonante de un nuevo ciclo político y económico, donde la ciudadanía, los mercados y los gobiernos redefinan sus posiciones. A medida que se acerquen las elecciones presidenciales, el debate público girará cada vez más en torno a estas temáticas cruzadas: el comercio internacional, el clima, la verdad mediática… y el papel real del liderazgo estadounidense frente al mundo.
Un dilema crucial se asoma: ¿puede Estados Unidos liderar la economía del siglo XXI con estructuras políticas del siglo XX?