Lucy, cometas verdes y corales moribundos: Tres señales urgentes del espacio y del planeta

Los últimos descubrimientos astronómicos y un masivo evento de blanqueamiento coralino nos recuerdan que el universo —y la Tierra— están en constante evolución, y requieren nuestra atención inmediata

Lucy y su peculiar ensayo: un asteroide con forma de bola de boliche

La sonda espacial Lucy de la NASA acaba de ofrecer una fascinante mirada a un pedazo inexplorado del sistema solar: un asteroide alargado con forma que algunos han comparado con una bola de boliche malformada. Esta maniobra, aunque no era la principal misión de Lucy, ha resultado crucial como ensamble general para lo que verdaderamente está por venir: el encuentro con los misteriosos asteroides troyanos de Júpiter.

Lucy, lanzada en 2021, sobrevoló el asteroide Donaldjohanson el domingo pasado a una distancia de apenas 960 km. Este gigante rocoso, mayor de lo esperado —unos 8 km de largo por 3,5 km de ancho—, se encuentra en el cinturón principal de asteroides entre Marte y Júpiter. Lleva el nombre del paleontólogo que descubrió el fósil homónimo hace 50 años en Etiopía.

La NASA compartió el lunes las primeras imágenes, las cuales ni siquiera pudieron capturar todo el asteroide en una sola toma por su extraña proporción. Se esperan más datos durante la semana que permitan conocer mejor su forma y composición. El mismo nombre de la misión —Lucy— es un guiño a ese fósil icónico, haciendo una poética conexión entre los orígenes de la humanidad y los inicios del sistema solar.

Cometa SWAN: un espectáculo verde que fue, pero no será

Mientras Lucy nos muestra rocas antiguas del cinturón de asteroides, otros eventos celestes se apagan antes de brillar. El más reciente es el cometa SWAN (C/2025 F2), proveniente del remoto nube de Oort, que parecía prometer un espectáculo visual al ojo desnudo. Sin embargo, astrónomos y entusiastas se han llevado una decepción.

Descubierto por aficionados utilizando imágenes de la sonda SOHO, este cometa mostró una prometedora cola verde hace semanas, pero ha comenzado a desintegrarse tras acercarse demasiado al Sol. "Pronto solo tendremos un montón de escombros polvorientos", comentó el astrofísico Karl Battams de la U.S. Naval Research Laboratory. Los cometas, compuestos de gases congelados y polvo, son frágiles reliquias de la formación planetaria y, en ocasiones, no sobreviven a su primer viaje a través del interior del sistema solar.

“Estamos viendo vestigios de los primeros días del sistema solar. Lo que pasa con estos cometas es que simplemente no están hechos para sobrevivir al calor del Sol”, indicó Jason Ybarra, director del Observatorio y Planetario de la Universidad de Virginia Occidental.

Eventos como Neowise en 2020 o Hale-Bopp en los años 90 fueron excepciones. En el caso del cometa SWAN, se sospecha que es su primer viaje cercano al Sol, lo que explica por qué ha sido tan vulnerable. Al perder su estructura, se convierte en polvo que desaparecerá más allá de donde vino, en la vasta negrura del espacio exterior.

Los arrecifes de coral están muriendo: el cuarto evento de blanqueamiento global

Mientras telescopios y sondas espaciales examinan el cielo, aquí en la Tierra se libra una batalla crítica por la supervivencia de uno de los ecosistemas más vitales del planeta: los arrecifes de coral. Según la Iniciativa Internacional por los Arrecifes de Coral (ICRI), nada menos que el 84% de los arrecifes oceánicos del mundo están siendo afectados por el blanqueamiento —el cuarto evento global registrado desde 1998 y el más severo de todos.

Este fenómeno sucede cuando el estrés térmico por altas temperaturas del océano hace que los corales expulsen las algas simbióticas que les dan color y les sirven de alimento. Lo que queda es un esqueleto blanco, vulnerable y condenado si las condiciones no mejoran a tiempo.

Según Mark Eakin, exjefe de monitoreo coralino de la NOAA, "estamos viendo algo que está cambiando completamente el rostro de nuestro planeta". Y añade que “el calor no ha dejado de superar el umbral de estrés que inicia el blanqueamiento a gran escala”.

El 2023 fue el año más caluroso jamás registrado, y el océano absorbió gran parte de esa energía. La temperatura media anual de la superficie marina (excluyendo las zonas polares) alcanzó los 20,87°C, una cifra alarmante.

Por qué importa tanto proteger los corales

Los arrecifes de coral sostienen el 25% de toda la vida marina. Son esenciales para la pesca, el turismo y la protección contra tormentas y erosión. También se les llama los “bosques tropicales del mar” por su biodiversidad incomparable.

El blanqueamiento actual ha obligado al programa Coral Reef Watch de la NOAA a añadir nuevos niveles de alerta, ya que los corales enfrentan riesgos sin precedentes. Algunos proyectos, como el del laboratorio neerlandés que reproduce fragmentos de coral en un zoológico, buscan restaurar arrecifes en lugares como las Seychelles. Otros destacan el trabajo de rescate y reubicación de corales en la costa de Florida.

Pero los científicos coinciden en que eso no es suficiente. “Estas acciones son como curitas. Lo que se necesita es cortar de raíz las emisiones de gases de efecto invernadero”, advierte Eakin.

Melanie McField, co-presidenta del comité caribeño del Global Coral Reef Monitoring Network, lo resume con crudeza: “La inacción es el beso de la muerte para los arrecifes”.

No es casualidad: el cielo y el mar nos están hablando

Desde los confines del sistema solar, donde Lucy saluda a rocas olvidadas por los milenios, hasta el polvo dejado por cometas que jamás regresarán, pasando por los arrecifes moribundos que apenas sobreviven al calor que genera nuestra civilización, el mensaje es constante: vivimos en un universo frágil, y nuestra responsabilidad es cuidarlo.

La ciencia nos ha dado herramientas para observar, entender y actuar. Las imágenes de Lucy no son solo paisajes espaciales, son avisos. El colapso de un cometa no es solo una curiosidad astronómica, es otra historia efímera que desaparece. El declive coralino, en cambio, está delante de nuestros ojos, y su consecuencia será un legado irreversible si no reaccionamos.

Mirar al espacio exterior y mirar al fondo marino debería tener el mismo efecto: asombro, humildad y una urgencia renovada por preservar lo que tenemos antes de que se convierta en polvo estelar... o esqueleto blanqueado.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press