La crisis de las microfibras: cómo tu ropa está contaminando el planeta (y qué podemos hacer)
Una mirada a los microplásticos invisibles que usamos a diario y el impacto ambiental de nuestra forma de vestir
En la era moderna, vestirse puede ser un acto de contaminación. Aunque suene alarmante, cada vez que usamos, lavamos o secamos nuestra ropa, liberamos millones de diminutas fibras plásticas al medio ambiente. La mayoría de estas proviene de materiales sintéticos como el poliéster, el acrílico o el nailon, que dominan nuestros armarios.
Microfibras: el enemigo invisible en nuestra ropa
Cuando hablamos de contaminación plástica, solemos pensar en bolsas, botellas o envoltorios. Sin embargo, las prendas sintéticas contribuyen enormemente al problema de los microplásticos. Al ser lavadas, estas ropa libera fragmentos tan diminutos que escapan de los sistemas de tratamiento de aguas residuales y terminan en ríos y océanos.
De acuerdo con un informe del United Nations Environment Programme, el poliéster representa cerca del 52% de la producción textil mundial. Además, más del 60% de los textiles utilizados actualmente son sintéticos. Esto significa que, con cada lavadora que utilizamos, estamos soltando microfibras plásticas al medio ambiente.
¿Cuántas microfibras produce una lavadora?
Una sola revisión de lavado puede liberar hasta 700.000 microfibras por carga, según estudios realizados por investigadores de la Universidad de Plymouth. Estas fibras son tan pequeñas que muchas veces ni los filtros más avanzados de tratamiento de agua pueden capturarlas.
Una vez que estas partículas llegan al ecosistema, son consumidas por organismos marinos, como peces y crustáceos. A través de la cadena alimenticia, estas microfibras pueden terminar en nuestros platos. Es decir, además de perjudicar a la fauna marina, también tienen un impacto potencial en la salud humana.
Las soluciones al alcance de todos
¿Hay algo que podamos hacer para minimizar este problema? Rachael Z. Miller, fundadora del Rozalia Project for a Clean Ocean, sugiere varios cambios de hábito que pueden marcar una diferencia importante:
- Lavar la ropa con menos frecuencia: menos fricción significa menos fibras liberadas.
- Utilizar agua fría en lugar de caliente para reducir el desprendimiento de microfibras.
- Evitar ciclos largos; programas cortos reducen el desgaste de las prendas.
- Usar filtros especiales, como la Cora Ball, que ayuda a atrapar microfibras durante el lavado.
- Secar al aire libre en lugar de usar la secadora, para evitar que las fibras se dispersen por ventilación.
Además, se recomienda el uso de bolsas específicas como la Guppyfriend para lavar prendas sintéticas. Estas bolsas fueron diseñadas específicamente para capturar microfibras perdidas durante el lavado.
Ropa que contamina más: ¿qué materiales deberíamos evitar?
Algunos tipos de ropa sueltan más fibras que otros. Entre los principales culpables están:
- Forros polares y prendas de vellón: su tejido suelto los convierte en una fuente notable de desprendimiento.
- Prendas de baja calidad o con tejidos pobres, que se desgastan fácilmente.
- Ropa barata de “fast fashion”, producida en masa y diseñada para durar poco.
¿Qué se puede hacer? No todo está perdido. Podemos ser más estratégicos con nuestras compras y uso:
- Optar por ropa de alta calidad que dure más tiempo y que tenga tejidos más compactos.
- Reutilizar y reciclar prendas existentes.
- Evitar lavar la ropa si no es indispensable. Muchas veces basta con airearla o usar métodos de limpieza localizada.
Los gigantes de la industria textil también tienen responsabilidad
Algunas marcas han comenzado a tomar medidas. Empresas como Patagonia, Adidas y Nike ya colaboran con The Microfibre Consortium en Reino Unido para analizar el desprendimiento de sus tejidos y buscar soluciones.
Patagonia, por ejemplo, modificó su producto estrella “better sweater” para pasar de usar poliéster virgen a reciclado, reduciendo el desprendimiento de fibras en un 40%. También implementó un prelavado industrial para eliminar las fibras más sueltas antes de que el producto llegue al cliente.
Además, marcas como Samsung y Bosch han colaborado con organizaciones ambientales para desarrollar filtros de microfibra para lavadoras. Francia fue pionera en aprobar una ley que exige que todas las lavadoras nuevas incluyan estos filtros a partir de 2025, aunque su implementación ha sido retrasada. Estados como California u Oregón en EE. UU. han intentado promulgar legislaciones similares, pero han encontrado oposición por parte de fabricantes preocupados por los costos al consumidor.
Diseñar la ropa del futuro
Modificar nuestros hábitos es importante, pero de fondo es esencial replantear cómo se fabrican y consumen los textiles. Para ello se está proponiendo:
- Rediseñar tejidos que desprendan menos fibras.
- Promover materiales naturales o biodegradables, siempre que su proceso de producción sea también sostenible.
- Fomentar la economía circular mediante la reutilización y reciclado de prendas.
Como declaró Elisa Tonda, jefa de la división de recursos y mercados del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), “tenemos que crear textiles que duren más y contaminen menos; lo urgente ya no es reciclar, sino rediseñar la industria desde la raíz”.
Cada gesto cuenta
La experta Rachael Z. Miller insiste en no generar pánico, sino acciones informadas: “No se trata de botar nuestra ropa actual, sino de tomar decisiones estratégicas sobre su uso y nuestras futuras compras”.
Por eso, si bien todas las personas que lavan ropa son parte del problema, también pueden ser esencialmente parte de la solución. Y como dice Matt Dwyer de Patagonia: “Hace diez años, ni sabíamos lo que eran estas fibras. Hoy tenemos la ciencia, la tecnología y la conciencia para actuar.”
Este cambio de paradigma es crucial, pues según cifras de la Fundación Ellen MacArthur, si no transformamos la industria textil, el océano contendrá más plásticos que peces (por peso) para 2050.
Así que la próxima vez que hagas una carga de ropa, recuerda que no solo estás limpiando tus prendas, sino quizás, ensuciando el planeta. La buena noticia es que tú también puedes ser parte del cambio.