Florida en la mira: El tiroteo en FSU reabre el debate sobre armas y seguridad en campus universitarios

Tras la tragedia en Florida State University, estudiantes, políticos y víctimas alzan sus voces en contra de la posible reducción de la edad mínima para comprar armas. ¿Está el estado retrocediendo en avances críticos desde Parkland?

Sobrevivientes al frente: El clamor de los estudiantes de FSU

Tan solo días después del trágico tiroteo en el campus de la Florida State University (FSU), que dejó dos personas muertas y seis heridas, un grupo de estudiantes conmovidos decidió no quedarse en silencio. Liderados por Andres Perez, presidente del capítulo local de Students Demand Action, los jóvenes se dirigieron al Capitolio estatal en Tallahassee para exigir a los legisladores que detuvieran el intento de revertir una ley clave sobre el control de armas.

Cuando me trasladé a FSU el pasado otoño, nunca imaginé que acabaría encerrado en un aula, enviando mensajes de despedida a mis seres queridos”, dijo Perez frente a una multitud. Su voz, cargada de emoción, representó el sentir colectivo de una generación marcada por el miedo constante a la violencia armada en lugares que deberían ser refugios de conocimiento.

De Parkland a Tallahassee: Un patrón que debimos haber roto

Para muchos, la masacre de 2018 en Parkland parecía ser el punto de inflexión. En ella, 17 personas fueron asesinadas en la Marjory Stoneman Douglas High School. El horror vivido impulsó cambios significativos, incluyendo aumentar la edad mínima para comprar armas a 21 años. No obstante, el reciente tiroteo en FSU ha vuelto a encender alarmas, especialmente con proyectos legislativos que buscan revertir esta restricción.

Estudiantes presentes en el Capitolio recordaron estremecedoramente cómo improvisaron barricadas con sillas, ante la falta de cerraduras en las puertas. “Construimos una muralla con sillas porque no teníamos más herramientas para defender nuestras vidas”, afirmaron.

Los hechos: El tiroteo que remeció al campus de FSU

El tiroteo ocurrió el pasado jueves y duró menos de cinco minutos, tiempo suficiente para cambiar la vida de decenas de personas. El presunto agresor, Phoenix Ikner, de apenas 20 años, utilizó el arma reglamentaria de su madrastra, una agente del sheriff. Fue herido por la policía y aún se encuentra hospitalizado.

De los seis heridos, cinco ya han sido dados de alta, mientras que uno continúa hospitalizado en condición estable. Las víctimas mortales no eran estudiantes, lo que refuerza la percepción de vulnerabilidad general en el campus y la necesidad de reforzar las políticas de seguridad.

¿Retroceso político?: El debate legislativo en Florida

En el Capitolio estatal, el debate sobre armas vuelve a dividir posturas. El gobernador Ron DeSantis y parte del bloque republicano favorecen el proyecto de ley que busca reducir la edad mínima para la compra de armas de 21 a 18 años. “Si tienes la edad suficiente para servir en el ejército, deberías poder comprar un arma”, argumentan.

Sin embargo, este argumento, ya utilizado en el pasado, ignora las consecuencias específicas que ha tenido la posesión de armas por jóvenes sin el debido control, sobre todo en contextos no militares. El presidente del Senado estatal, Ben Albritton, se ha mostrado más reticente, recordando entre lágrimas su visita a Parkland: “Una vez que has caminado entre pupitres aún manchados de sangre, te das cuenta de que algunas decisiones no pueden tomarse a la ligera”.

La seguridad universitaria: Más allá de las armas

Además de rechazar la rebaja de edad para la compra de armas, los estudiantes exigieron mejoras estructurales en seguridad, como cerraduras en puertas de aulas, entrenamientos obligatorios ante tiradores activos y mayor inversión en salud mental. La administración de FSU afirmó estar evaluando los protocolos, pero indicó que los entrenamientos actuales son solamente opcionales.

La comunidad universitaria destaca que sin preparación, sin infraestructura de defensa mínima y sin atención profesional para los estudiantes, cualquier opinión legislativa carece de legitimidad.

Un problema nacional con repercusión local

Estados Unidos ha registrado más de 130 tiroteos masivos en lo que va del 2024, según Gun Violence Archive. Cifra que no solo estremece, sino que también sitúa a la seguridad como una urgencia nacional. La realidad de Florida no es única, pero sí ejemplar: es el escenario donde, tras haber logrado reformas, se vuelve a debatir si se deben revertir.

El argumento republicano de “derechos individuales” entra en colisión directa con el derecho colectivo a la vida, educación y libertad sin miedo. Cambiar leyes bajo presión de grupos de interés, como la National Rifle Association, contradice el clamor de comunidades heridas repetidamente por la violencia de las armas.

De las lágrimas a la acción: ¿Qué puede cambiar?

El tiroteo de FSU podría marcar un nuevo capítulo en la lucha por la seguridad en espacios educativos. Aún está por verse si los legisladores, especialmente aquellos indecisos, cambiarán su postura ante el testimonio directo de las víctimas. Pero algo parece claro: una nueva generación está dispuesta a hablar, presionar y recordar que la inacción ya no es una opción.

Como dijo Tom Yazdgerdi, presidente de la American Foreign Service Association, refiriéndose a la protección del periodismo en otro caso político clave esta semana: “Estas redes [de información] son herramientas esenciales del poder blando estadounidense — fuentes confiables de verdad en lugares donde escasea”. Irónicamente, esa verdad también escasea muchas veces dentro de nuestras propias fronteras, donde los hechos son eclipsados por intereses políticos.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press