Texas y sus miles de millones en la frontera: ¿Seguridad necesaria o gasto político?
Mientras disminuyen los cruces ilegales y se acerca una posible segunda presidencia de Trump, legisladores de Texas insisten en invertir miles de millones en seguridad fronteriza. ¿Tiene sentido este gasto histórico?
Un contexto que ha cambiado… pero el gasto no
Desde 2021, Texas ha destinado cerca de 18 mil millones de dólares a su operación de seguridad fronteriza conocida como Operation Lone Star, liderada por el gobernador Greg Abbott. Este monto supone más de cinco veces lo invertido entre 2007 y 2021, cuando apenas se habían desembolsado unos 3.4 mil millones en total.
En los últimos meses, sin embargo, el número de cruces ilegales ha disminuido considerablemente. Incluso funcionarios federales como la Secretaria de Seguridad Nacional Kristi Noem han declarado que los Estados Unidos están cerca de tener un “control operativo total” de la frontera sur.
A pesar de este nuevo panorama, la Legislatura texana ha aprobado con escasa oposición un nuevo paquete de 6.5 mil millones exclusivamente para seguridad fronteriza. ¿Por qué gastar tanto dinero si la situación parece estar estabilizándose?
La narrativa de la amenaza permanente
Una de las razones por las que se sigue aprobando este gasto es la narrativa persistente de inseguridad fronteriza, especialmente promovida por líderes republicanos. En palabras del gobernador Abbott: "Texas no se detendrá hasta que logremos el control total de nuestra frontera".
Pero lo que no se menciona con frecuencia es si ese "control total" es un objetivo realista o simplemente una excusa política para sostener inversiones multimillonarias.
El efecto de la política federal y el regreso de Trump
La situación también está influenciada por las promesas de campaña de Donald Trump, quien busca regresar a la presidencia con una propuesta de deportaciones masivas y una postura antiinmigrante aún más estricta que en su primer mandato.
Para figuras como Thaddeus Cleveland, alguacil del condado de Terrell y exagente de la Patrulla Fronteriza, la inversión estatal ha sido la salvación de sus operaciones locales. Pero incluso él reconoce que si Trump gana las elecciones, el gobierno federal debería asumir un mayor peso y los fondos estatales podrían reducirse.
“Con Trump en la Casa Blanca, veo que el gobierno federal gastará más. La Legislatura estatal no debería tener que gastar tanto”, declaró Cleveland.
Realidades en el terreno
Varios congresistas han visitado las zonas fronterizas recientemente. Uno de los datos más reveladores proviene de una visita de la senadora demócrata Sarah Eckhardt a Del Río, Texas. Durante su recorrido, observó que uno de los campamentos del Operation Lone Star solo albergaba a un detenido, quien además resultó ser un ciudadano estadounidense.
¿Estamos destinando miles de millones para atrapar a un solo individuo? Ese parece ser el interrogante.
¿Seguridad o show político?
Jim Henson, director del Texas Politics Project en la Universidad de Texas, fue contundente: “La política en torno a la inmigración y la frontera nunca ha estado especialmente preocupada por el buen gobierno”.
En una encuesta reciente, su proyecto encontró que el 45% de los votantes en Texas cree que se gasta poco en seguridad fronteriza, aumento que escala hasta un 63% entre los votantes republicanos.
Esto demuestra, según Henson, que la presión electoral sigue siendo un factor determinante en el sostenimiento de presupuestos masivos, pese a la falta de evidencia sobre su eficacia o necesidad.
Donde no llega el dinero — Los sacrificios ignorados
Durante un reciente debate de presupuestos, la representante Ana-María Rodríguez Ramos propuso transferir parte del dinero destinado a la frontera para aumentar el salario de los maestros. Su intento fracasó.
“Podrían darte un trillón de dólares y aún llorarías con esta absurda narrativa roja”, dijo en alusión a sus colegas republicanos.
Este tipo de argumentos destacan un fenómeno preocupante: la militarización de la frontera tiene prioridad sobre el bienestar interno del estado, como la educación o la salud.
La petición de transparencia
Selene Rodríguez, experta en migración del conservador Texas Public Policy Foundation, dijo apoyar los esfuerzos estatales de seguridad. No obstante, exige mayor transparencia y eficiencia en el uso de estos recursos.
“Si vas a hacerlo, hazlo correctamente. No necesitamos 5,000 guardias nacionales en la frontera si no hay tal volumen de amenazas”, sentenció.
De hecho, dos proyectos de ley se han propuesto este año para auditar la operación Lone Star. Ambos siguen en comités sin una sola audiencia programada.
¿Y si el problema es más político que práctico?
En palabras de Rodríguez: “Estamos trasladando el costo del objetivo de Trump a los impuestos estatales y locales”. Esta reflexión señala la naturaleza cada vez más difusa del verdadero objetivo de estas políticas: ¿se trata de proteger, o de alimentar una narrativa política rentable?
Un estado como Texas bien podría ser un modelo de gobernabilidad eficiente, especialmente con los recursos que tiene. Pero si continúa invirtiendo cantidades inmensas en una operación que ya no responde a la emergencia que la originó, podría terminar desperdiciando su músculo financiero por razones ideológicas.
La seguridad importa. Sin embargo, el exceso de militarización, el secretismo presupuestario y la politización de la realidad migratoria distorsionan la prioridad real del gasto. Y esa es una conversación que Texas debe comenzar a tener con urgencia.