JJ Redick y el renacer de los Lakers: Entre el fuego, la presión y la ilusión de un nuevo legado

El exescolta estrella se estrena como entrenador en los Playoffs con una mezcla de intensidad, inteligencia y resiliencia, guiando a unos renovados Lakers liderados por Luka Doncic

Un nuevo inicio bajo los reflectores

En la ciudad de Los Ángeles, donde los reflectores nunca se apagan y cada paso se mide con lupa, debutar como entrenador de los Lakers no es una tarea sencilla. Mucho menos cuando tu nombre es JJ Redick, un exjugador con una admirada carrera como tirador pero sin experiencia previa en los banquillos profesionales.

Pero Redick no llegó para seguir un guion común. Apenas tres años después de retirarse como jugador —tras compartir cancha en Dallas con Luka Doncic— asumió la responsabilidad de liderar una de las franquicias más históricas y exigentes del deporte mundial. Su primer año no ha estado exento de retos, tragedias y transformaciones radicales, pero también ha dejado claro que en esta ciudad, el fuego no solo prueba, también forja campeones.

El hombre detrás del sistema

Aunque Redick no esconde lo mucho que extraña jugar —“sí”, respondió sin dudar cuando le preguntaron si disfrutaba jugar más que entrenar—, ha abrazado la oportunidad de dirigir con un compromiso poco habitual para un novato en el cargo. “Tuve 15 años de experiencia en la NBA —dijo— y pasé por muchos vestuarios distintos. Aunque no tenía experiencia como entrenador, sí tenía una base sólida de conocimiento”.

Y esa base se ha visto reflejada en una temporada regular que sobrepasó expectativas: 50 victorias y un título de la División Pacífico, algo impensado considerando que en la campaña previa el equipo apenas logró estabilidad. Todo esto, con un giro dramático en plena temporada: la llegada de Luka Doncic vía un traspaso que también envió a Anthony Davis a un nuevo destino.

La reconstrucción táctica después del trade

Con Davis fuera, los Lakers perdieron su ancla defensiva. Doncic, por su parte, llevó al equipo a un nuevo esquema ofensivo centrado en su creatividad y capacidad de anotación. Redick se vio obligado a reestructurar todo: desde sistemas defensivos que buscasen compensar la falta de intimidación en la pintura hasta esquemas ofensivos que maximizasen la eficiencia del esloveno desde las esquinas, el pick and roll y las transiciones rápidas.

“Es difícil transmitir lo complicado que es cambiar la identidad de un equipo en medio de una competencia feroz —dijo Redick en conferencia de prensa—. Pero todos aquí entendemos hacia dónde queremos ir, y estamos comprometidos”.

Lecciones desde el banquillo

Redick no ha estado solo en su proceso de transformación. Se ha apoyado en los aprendizajes de sus días con entrenadores de élite como Mike Krzyzewski en Duke y Stan Van Gundy en la NBA. También ha contado con el respeto de figuras como LeBron James, quien aunque difícil de impresionar, ha mostrado respaldo a su nuevo entrenador.

Uno de los primeros en alabar la visión de Redick fue el joven Austin Reaves: “Desde el primer día ha sido profesional. Sabíamos que no tenía experiencia como entrenador, pero nos ha hecho mejores. Está completamente comprometido con formar una cultura ganadora”.

De la adversidad nace el carácter

El camino no ha sido fácil. Además de asumir la dirección técnica de un equipo con expectativas altas, Redick enfrentó un duro golpe personal: su casa en Pacific Palisades fue consumida por los incendios que afectaron varias zonas residenciales de Los Ángeles durante la temporada. Pese a la tragedia, nunca dejó de cumplir con sus responsabilidades profesionales.

“Aparte de que mi casa se quemara, nada me ha sorprendido de este trabajo. Sabía que sería así de demandante” —Redick

Con una mezcla de enfoque, fortaleza mental y pasión, Redick se ha convertido más que en una apuesta de riesgo: ahora es una figura disruptiva en el ecosistema NBA.

Playoffs: el verdadero barómetro de un líder

Los Lakers arrancaron los playoffs con una derrota dolorosa ante los Minnesota Timberwolves (95-117). Aunque Luka Doncic brilló con 37 puntos, LeBron James se vio apagado y Reaves no logró encontrar su ritmo. Pero el foco está sobre Redick: ¿sabría ajustar y responder ante los desafíos inmediatos?

La respuesta comenzará a escribirse en el segundo partido de la serie, que se jugará en el Crypto.com Arena. Redick enfrenta la presión no solo del marcador o de las expectativas, sino también de figuras históricas del club, como Magic Johnson, quien no dudó en criticar su gestión tras el primer juego. “Redick no hizo un buen trabajo”, publicó en redes sociales.

Pero como bien sabe el exjugador, la única forma de acallar las críticas en la NBA es ganando. Y pocas cosas motivan más que el reto de demostrar que sí se puede reinventar al baloncesto angelino.

La dimensión táctica de Redick

Una de las claves más interesantes del enfoque de Redick ha sido su manera analítica y moderna de entender el juego. Con una visión que mezcla la experiencia de cancha y el estudio obsesivo de datos, ha sabido implementar esquemas híbridos, ajustando sistemas en base a los rivales y las herramientas individuales de sus jugadores.

A falta de un pívot dominante, optó por el uso constante de “lineups pequeños” o ultramóviles, apostando por la versatilidad táctica. En ese esquema, figuras como Rui Hachimura y Jarred Vanderbilt han ganado protagonismo.

Y aunque aún en formación, su equipo ha mostrado señales claras de identidad: defensa fuerte en las alas, velocidad en transición y un ataque centrado en la magia creativa de Doncic, con LeBron funcionando como catalizador cuando los partidos se cierran.

Una transformación comparada: del micrófono al tablero

Como dato curioso: Redick es uno de varios exjugadores en la NBA moderna que han saltado al coaching sin experiencia previa, siguiendo una tendencia que también ha incluido a Steve Kerr o Jason Kidd. Pero hasta ahora, su evolución ha sido notablemente veloz.

Antes de convertirse en el rostro del banquillo púrpura y dorado, Redick se ganó el respeto del entorno NBA como analista de televisión y podcaster. Su podcast “The Old Man and the Three” lo posicionó como una de las voces tácticas más lúcidas del baloncesto estadounidense. Hoy, lleva esa misma capacidad de análisis al tablero del entrenador, y sus resultados hablan por sí solos.

La fe del vestuario: una cultura reconstruida

Más allá de los resultados —que ya son positivos comparativamente—, uno de los aspectos mejor valorados dentro de la organización angelina es el cambio cultural implantado. Bajo Redick, el ambiente en las instalaciones ha mejorado. La palabra “disfunción”, tan común en la era post-Phil Jackson, ha sido reemplazada por “proceso” y “filosofía”.

“Lo que más se valora de un coach —dijo Redick— no es solo ganar partidos de temporada. Es construir una cultura donde la gente quiera trabajar”.

Y eso, quizás más que el récord de victorias, sea el mayor logro de Redick hasta el momento.

Un futuro ilusionante (y desafiante)

Las eliminatorias apenas comienzan, y aunque perder el primer partido en casa siempre es un mal augurio, los Lakers aún tienen mucho por decir. Todo dependerá de la capacidad de Redick para ajustar, de la salud de sus figuras clave y del temple colectivo que han forjado durante meses.

Pero lo que sí ha quedado claro es que JJ Redick no es una figura transitoria. Su mirada profunda del juego, su capacidad de liderazgo y su ética de trabajo lo han establecido como uno de los entrenadores más prometedores de la NBA actual.

Y si algo nos ha enseñado esta etapa de Redick es que, en ocasiones, el mejor tiro no es el que se lanza, sino el que se construye pacientemente desde las bases. En Los Ángeles, quizás ya no necesita calzarse los botines. Ahora lanza desde la pizarra... y las reglas del juego comienzan a cambiar.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press