Fuego y ambulancias: cuando la guerra ignora el emblema de la humanidad
La tragedia de 15 trabajadores humanitarios palestinos en Gaza, investigada por Israel, expone las gravísimas fallas de un conflicto cada vez más deshumanizado
El 23 de marzo de 2024 quedará marcado como una jornada sangrienta en el interminable y desgarrador conflicto entre Israel y Palestina. En las primeras horas del día, un convoy de ambulancias en el distrito de Tel al-Sultan, en la ciudad de Rafah, Gaza, fue blanco de un ataque militar israelí. El saldo fue trágico: 15 trabajadores humanitarios muertos, vehículos destrozados y cuerpos sepultados en una fosa común creada por bulldozers.
Recientemente, el ejército israelí concluyó su investigación sobre el incidente, reconociendo una cadena de "fallos profesionales" y anunciando la destitución de un subcomandante de batallón. Este acto, inusual en la práctica militar israelí, no sólo evoca preguntas sobre la responsabilidad y la transparencia, sino también sobre los límites morales de la guerra.
Los hechos: luces encendidas, esperanzas apagadas
De acuerdo con la investigación, tres ambulancias se acercaron al sitio donde otra unidad de emergencia había sido atacada previamente. Las luces de emergencia estaban activas, los logotipos claramente visibles y no había señales de comportamiento inusual, según muestran videos recuperados de los teléfonos de los paramédicos fallecidos. Pese a ello, tropas israelíes abrieron fuego sin cesar durante más de cinco minutos.
Los disparos dejaron muertos a ocho miembros de la Media Luna Roja Palestina, seis trabajadores de Defensa Civil y un empleado de la ONU. Los soldados, cree la investigación, se encontraban a apenas 20 o 30 metros del lugar. Por la mala visibilidad nocturna, se interpretó —de forma errónea— que eran vehículos de Hamas.
Un entierro indigno para los que salvan
Después del tiroteo, los soldados procedieron a enterrar los cuerpos y vehículos bajo escombros con maquinaria pesada. La razón, según el ejército: necesitaban despejar la carretera para una evacuación planeada más tarde ese día. Las organizaciones humanitarias solo pudieron recuperar los cuerpos una semana después.
Este acto, aunque calificado como "erróneo" por las autoridades israelíes, despierta suspicacias entre observadores extranjeros. ¿Se trató únicamente de un error operacional o se buscó deliberadamente ocultar pruebas?
La narrativa israelí se tambalea
En un principio, Israel aseguró que los vehículos de emergencia no portaban señales visibles. Sin embargo, tuvo que retractarse tras la difusión del video de un paramédico. El giro en el relato oficial disparó indignación, tanto dentro como fuera del país.
“No hay evidencia de que los caídos estaban esposados ni tampoco de una ejecución”, indicó el general Yoav Har-Even, a cargo de la investigación. Aunque se afirma que seis de los fallecidos eran combatientes de Hamas, el reporte no entregó sus nombres.
Medicina bajo ataque en Gaza
Este no es un incidente aislado. Según Naciones Unidas, desde el estallido del conflicto el 7 de octubre de 2023, más de 150 miembros de personal de emergencias y más de 1.000 trabajadores de la salud han muerto en Gaza, muchos de ellos mientras cumplían funciones.
Israel justifica estos ataques alegando que Hamas usa ambulancias y hospitales como escudos. Aunque los paramédicos niegan estas acusaciones, el estigma se ha convertido en una sentencia de muerte para muchos.
“Los hombres fueron blanco de disparos a quemarropa”, aseguró el director de la Media Luna Roja Palestina, calificando los hechos como un posible crimen de guerra.
¿Investigación legítima o simple lavado de imagen?
La investigación fue entregada al Abogado General Militar, una entidad teóricamente independiente con supervisión del fiscal general y la Corte Suprema de Israel. Sin embargo, numerosos organismos internacionales y defensores de derechos humanos han acusado a las Fuerzas de Defensa de Israel de encubrir malas prácticas sistemáticamente.
Actualmente hay 421 investigaciones activas sobre incidentes ocurridos en Gaza, de las cuales sólo 51 han sido presentadas al Abogado General. No se sabe cuántas involucran muertes indebidas o si se han presentado cargos criminales en alguno de estos casos.
¿Esperamos demasiado de la justicia militar?
Para entender la gravedad de la situación, debemos analizar el contexto. La guerra en Gaza ha dejado hasta ahora más de 51.000 muertos del lado palestino, en su mayoría mujeres y niños, de acuerdo con cifras del Ministerio de Salud de Gaza. Más del 90% de la población está desplazada, viviendo en condiciones inhumanas.
El sistema judicial israelí insiste en que puede juzgar a sus propios soldados imparcialmente, pero la historia reciente ofrece escasas razones para confiar en ello. Más aún cuando el Tribunal Penal Internacional (TPI) ha acusado al primer ministro Benjamin Netanyahu y al exministro de Defensa Yoav Gallant de crímenes de guerra.
Israel, que no reconoce la jurisdicción del TPI, ha calificado las acusaciones como antisemitas y ha alegado que sus procedimientos legales son suficientes.
El precio de la negligencia colectiva
La falta de consecuencias reales para este tipo de actos agrega otra capa de frustración e impotencia al sufrimiento diario en Gaza. Las organizaciones humanitarias han pedido reiteradamente mecanismos de fiscalización internacional, pero sin éxito rotundo. Sin investigaciones independientes, estos crímenes podrían quedar impunes.
¿Qué mensaje envía esto al mundo? Que incluso los símbolos universales de humanidad como una ambulancia pueden convertirse en blanco. Que portar una insignia médica en Gaza es casi como llevar una diana mortal en la espalda.
Y lo más desolador: que salvar vidas puede costar la suya.
Una guerra sin descanso, un pueblo sin consuelo
Desde el ataque de Hamas el 7 de octubre de 2023, que mató a unas 1.200 personas en Israel, el país ha emprendido una intensa ofensiva militar que no da señales de detenerse. Mientras tanto, 59 rehenes siguen en manos de Hamas, 24 de los cuales aún estarían con vida, según información israelí.
Protestas esporádicas se registran tanto en Gaza como en Israel. En el enclave palestino emergen muestras de descontento contra Hamas, mientras que en Israel se multiplican las voces que exigen una solución diplomática para traer a los rehenes de vuelta.
En medio del caos, mueren personas cuya única arma era un botiquín de primeros auxilios, un estetoscopio o una camilla. ¿Hasta cuándo más se justificará todo bajo la etiqueta de defensa?
Quizá no se trate solo de fallas operativas ni de mala visibilidad. Quizá el problema real sea que, en esta guerra, la humanidad ha quedado fuera de foco.