Trump y la Paz en Ucrania: De las Promesas de 24 Horas al Estancamiento Diplomático
A lo largo de su trayectoria política, Donald Trump ha oscilado entre afirmaciones audaces sobre resolver la guerra Rusia-Ucrania ‘en un día’ y su actual escepticismo sobre lograr un acuerdo duradero. Así ha evolucionado su discurso y estrategia.
Por años, Donald Trump ha capturado titulares con declaraciones grandilocuentes y promesas casi irreales. Una de las más recordadas es su afirmación reiterada de que acabaría con la guerra en Ucrania en 24 horas si fuese reelecto presidente. Sin embargo, ya en su segundo mandato y enfrentando las duras realidades de la diplomacia global, este supuesto 'acuerdo exprés' se ha desmoronado públicamente, dando paso a un enfoque mucho más cauto—a veces hasta contradictorio—hacia uno de los conflictos más complejos del siglo XXI.
El nacimiento de la promesa: marzo 2023
En plena campaña presidencial, Trump aseguró a Sean Hannity en Fox News: “Hay una negociación muy fácil que se puede hacer. Pero no quiero decirte cuál es, porque entonces no podré usar esa negociación. Se resolverá en un día”. Estas declaraciones fueron vistas con escepticismo tanto por diplomáticos como analistas internacionales, quienes entendían que la guerra no era fruto de un simple malentendido, sino el resultado de profundas tensiones geopolíticas, ambiciones territoriales y heridas históricas.
En mayo de 2023, en un Town Hall de CNN, Trump reiteró: “Están muriendo rusos y ucranianos. Quiero que dejen de morir. Y eso lo lograré en 24 horas”, acentuando una narrativa donde él tendría la llave mágica para un acuerdo de paz.
Ambiciones y realidades
En su narrativa electoral, Trump se posicionó como el 'único' capaz de negociar la paz gracias a sus viejas relaciones con Vladimir Putin y Volodymyr Zelenskyy. Pero incluso antes de asumir el cargo en enero de 2025, varios funcionarios internacionales como el embajador ruso ante la ONU, Vassily Nebenzia, le respondían con realismo: “La crisis ucraniana no puede resolverse en un día”.
A pesar de las advertencias, Trump mantuvo su retórica. En un discurso de agosto de 2024 ante la Guardia Nacional dijo: “Antes de siquiera llegar al Despacho Oval, voy a tener la guerra resuelta”.
Primeros pasos: ¿esperanza de paz o teatro diplomático?
Trump asumió el poder el 20 de enero de 2025. Apenas 11 días después, afirmó que su administración ya había tenido discusiones serias con Rusia. El 12 de febrero, conversó por separado con Putin y Zelenskyy, expresando optimismo: “Estamos en camino hacia la paz”.
Sin embargo, los gestos simbólicos pronto se vieron opacados por momentos de tensión. El 28 de febrero, Trump tuvo una reunión tempestuosa con Zelenskyy en la Casa Blanca. Lo acusó de ser “irrespetuoso” y canceló abruptamente la firma de un acuerdo sobre minerales con Ucrania. Según observadores, Trump se mostró frustrado por lo que llamó el “odio de Zelenskyy hacia Putin”, alegando que esa actitud complicaba cualquier intento de acuerdo.
¿Negociador neutral?
Trump declaró que se posicionaba “en medio” del conflicto, no aliado con ninguna de las partes. Pero algunas de sus medidas, como pausar temporalmente la ayuda militar a Ucrania en marzo de 2025 para presionar a Zelenskyy, fueron duramente criticadas tanto en EE.UU. como en Europa, considerándose como una forma de chantaje político.
Cuando la retórica colapsa: 'fui sarcástico'
El 14 de marzo, Trump sorprendió al declarar que sus declaraciones sobre resolver la guerra en un día habían sido una “broma sarcástica”. Para entonces, ya habían pasado más de 50 días desde el inicio de su gestión y no se había logrado un alto el fuego.
“Lo que realmente quiero decir es que me gustaría resolverlo, y creo que tendré éxito”, dijo en una entrevista televisiva. Este giro generó confusión entre seguidores republicanos y una ola de escepticismo entre sus aliados internacionales.
Zelenskyy vs Trump: un nuevo epicentro del conflicto
Entre el 18 y el 19 de marzo, Trump volvió a hablar con Putin y Zelenskyy. El primero lo sorprendió al aceptar no atacar más la infraestructura energética ucraniana, pero rechazó una propuesta de alto el fuego de 30 días. Trump lo interpretó como una señal positiva.
Por otro lado, a Zelenskyy le propuso que EE.UU. asumiera “la administración” de las plantas energéticas ucranianas. Esto fue visto en Kiev como una forma de neocolonialismo disfrazado de ayuda técnica. El malestar creció entre los funcionarios ucranianos.
Culpar a todos: el estilo Trump
El 14 de abril, Trump afirmó que todos los actores eran responsables: “Es una guerra que nunca debió comenzar y Biden podría haberla detenido, Zelenskyy también, y Putin nunca debió iniciarla”.
Estas declaraciones, que diluían la culpabilidad de Rusia, provocaron nuevas críticas desde la OTAN y voces dentro del Congreso estadounidense. A pesar de que Trump prometió una tregua inmediata, no presentó un plan concreto.
Negociaciones al borde del colapso: abril 2025
El 18 de abril, el Secretario de Estado Marco Rubio lanzó un ultimátum desde París: “Estamos alcanzando un punto en el que debemos decidir si esto es siquiera posible”, dijo tras una reunión con funcionarios europeos.
Rubio fue aún más claro al sugerir que EE.UU. podría “seguir adelante” y dejar las conversaciones si no hay progreso. Posteriormente, Trump respaldó esa visión: “Marco tiene razón, debemos actuar rápido.” Algunos interpretaron esto como el comienzo del alejamiento diplomático estadounidense en el conflicto.
¿Un legado truncado?
La saga de Trump y su promesa de paz en Ucrania ilustra un patrón repetitivo en su liderazgo: prometer simplicidad en realidades complejas, solo para luego desdecirse cuando los hechos lo rebasan. Su cambio de tono, unido a interrupciones de ayuda militar, tensiones con Zelenskyy y acusaciones internacionales de falta de compromiso, ha oscurecido su imagen como “el negociador maestro”.
Donald Trump prometió ser el arquitecto de la paz en Europa del Este. Hoy, a más de 100 días de su segundo mandato, enfrenta un posible fracaso diplomático que podría definir su legado internacional.