Pupy, la elefanta que volvió a ser libre: una historia de rescate, dignidad animal y esperanza
Desde el Ecoparque de Buenos Aires hasta una reserva en la selva de Brasil, el emotivo viaje de una elefanta africana que simboliza el cambio hacia una nueva conciencia sobre el bienestar animal
Pupy ya no escucha los ruidos de la ciudad ni está rodeada de barrotes. Después de tres décadas en cautiverio dentro del antiguo zoológico de Buenos Aires —hoy transformado en Ecoparque— esta elefanta africana de 35 años ha comenzado una nueva vida en libertad controlada, en el primer refugio de elefantes de América Latina, ubicado en el estado brasileño de Mato Grosso. La historia de Pupy es mucho más que el traslado exitoso de un animal: representa la evolución de una sociedad que empieza a replantearse, con seriedad, su relación con los seres no humanos.
Del zoológico a la selva: 2.700 kilómetros de esperanza
El Sanctuary Elephant Brazil, asentado al borde del Amazonas, fue el destino final de un viaje de 2.700 kilómetros por tierra. Durante cinco días, una caravana compuesta por veterinarios, cuidadores y expertos en logística animal escoltó a Pupy en su jaula de hierro especialmente diseñada, evitando sedarla innecesariamente. Su llegada fue cauta: tras abrir las puertas de su nuevo hogar, la elefanta se mostró reacia a bajar. Solo el olor del azúcar y la frescura de una sandía lograron convencerla.
"Todo sucede a su ritmo", informaron desde el gobierno de la ciudad de Buenos Aires, que supervisó el operativo en todo momento. La adaptación de Pupy será gradual, iniciando dentro de un cobertizo abierto antes de integrarse completamente al entorno natural.
Un símbolo de transformación: del zoológico al Ecoparque
El zoológico de Buenos Aires, fundado en 1888, fue durante décadas un lugar emblemático de la capital argentina. Sin embargo, con los cambios globales en torno a la ética animal, su existencia comenzó a generar controversia. En 2016, el gobierno porteño decidió cerrar definitivamente sus puertas y transformar sus instalaciones en un ecoparque dedicado a la conservación de biodiversidad, educación ambiental y rehabilitación de animales silvestres.
Desde entonces, más de 1.000 animales han sido reubicados en santuarios o reservas en diferentes partes del mundo. Una de las historias más destacadas fue la de la orangutana Sandra, quien fue trasladada a un centro de primates en Florida, EE.UU., donde ahora vive rodeada de su especie.
Pupy: 30 años entre rejas
Pupy llegó al antiguo zoológico porteño en 1993. Durante 30 años vivió bajo condiciones que, aunque no inhumanas, distaban de sus necesidades biológicas reales. Como elefanta africana, requería amplios espacios naturales, actividad física constante y relaciones sociales específicas, cosas imposibles de replicar en un entorno urbano de concreto.
Sus defensores, entre ellos ONGs dedicadas al derecho animal, activistas y veterinarios, lograron que se la incluyera dentro del plan de relocalización del Ecoparque. Su salud, aunque monitoreada, permanecía estable, lo que permitió iniciar su entrenamiento meses atrás para que se acostumbrara a la jaula de transporte. Este tipo de procedimientos evitan el uso de anestesia, reduciendo riesgos y estrés para el animal.
¿Qué es el Elephant Sanctuary Brazil?
Inaugurado en 2015, y gestionado por la ONG Global Sanctuary for Elephants, este refugio está ubicado en una zona remota del estado de Mato Grosso, en el centro-oeste de Brasil. Se extiende por más de 1.100 hectáreas de bosque tropical y cuenta con instalaciones diseñadas específicamente para recibir elefantes retirados de circos o zoológicos.
Actualmente alberga cinco elefantas asiáticas, entre ellas Mara, otra elefanta que también vivió años en el zoológico de Buenos Aires. Sin embargo, Pupy no podrá convivir directamente con ellas debido a las diferencias entre ambas especies: los elefantes africanos y asiáticos poseen distintas características físicas, comportamientos sociales y vocalizaciones.
Protección y ética animal en América Latina
La reubicación de Pupy se enmarca en un contexto más amplio: un cambio de paradigma en Latinoamérica respecto a cómo se debe tratar a los animales en espacios públicos. Países como Colombia, Brasil, Chile y Argentina han legislado o iniciado procesos de cerrar zoológicos tradicionales, prohibir la explotación animal en circos y fomentar políticas de conservación más éticas.
En Argentina, casos como el de Sandra la orangutana —que en 2015 fue reconocida como “persona no humana con derechos” por un juzgado porteño— marcaron precedentes judiciales que hoy influyen en políticas públicas y debates académicos internacionales.
El papel de la sociedad civil
El rescate de animales como Pupy no se logra solamente con voluntad política, sino gracias al trabajo persistente de fundaciones, asociaciones de veterinarios, voluntarios y ciudadanos comprometidos. Estas organizaciones crearon campañas, recolectaron firmas, promovieron investigación científica y dieran visibilidad mediática a los casos de fauna en cautiverio.
De acuerdo con World Animal Protection, en América Latina existen más de 200 zoológicos con condiciones deficientes. La presión ciudadana ha sido fundamental en la transformación de estos espacios o su cierre definitivo.
¿Qué futuro le espera a Pupy?
Con una expectativa de vida que puede superar los 60 años en la naturaleza, Pupy aún tiene mucho por delante. En su nuevo hogar podrá caminar, bañarse, alimentarse de manera libre e interactuar (aunque a distancia) con otros elefantes. No más cemento ni rejas. Solo pasto, árboles y suelos de tierra húmeda.
“Queremos que Pupy viva como merece cualquier ser vivo: con dignidad”, declaró un vocero de la Secretaría de Ambiente de la ciudad.
Su traslado también servirá como material didáctico en escuelas y universidades: mostrar que el respeto por los animales es parte de una educación integral y de valores. Ya se ha documentado la experiencia en formato audiovisual, que será distribuido en redes sociales y plataformas educativas.
La lección de Pupy
Las historias como la de Pupy nos obligan a reflexionar. ¿Es ético encarcelar animales inteligentes para que entretengan al público? ¿No merecen ellos un entorno donde puedan desarrollar sus comportamientos naturales?
En una época donde las noticias parecen estar cargadas de conflicto y crisis, la historia de esta elefanta africana nos recuerda que sí es posible construir algo distinto: un mundo basado en la empatía, no solo hacia otros humanos, sino hacia todas las especies que comparten el planeta.
Pupy ha dejado de ser una atracción turística. Ahora, es símbolo de una libertad ganada con lucha.