¿Justicia o símbolo de algo más? El caso de Saman Abbas y el eco de los crímenes de honor en Europa
Un análisis del trágico asesinato de Saman Abbas y lo que revela sobre la tensión entre los derechos humanos y las costumbres culturales en comunidades inmigrantes
La historia de Saman Abbas ha sacudido a Italia y más allá. Su trágico asesinato a manos de su propia familia no solo generó indignación, sino que se ha convertido en un reflejo inquietante de una realidad que aún persiste: los crímenes de honor en las comunidades inmigrantes dentro de Europa.
¿Quién era Saman Abbas?
Saman Abbas era una joven pakistaní de 18 años que emigró junto a su familia a Italia, al pequeño pueblo agrícola de Novellara en la provincia de Reggio Emilia, en la región norteña de Emilia-Romaña. Como muchas jóvenes inmigrantes, intentó equilibrar dos realidades: una vida moderna occidental y las tradiciones rígidas de su familia.
La joven abandonó el uso del velo, comenzó una relación sentimental con un joven de su elección y compartía su vida abiertamente a través de las redes sociales. Su decisión de no acceder a un matrimonio concertado con un primo en Pakistán desató una tormenta familiar que terminaría en su desaparición y posterior asesinato el 1 de mayo de 2021.
El descubrimiento del crimen
Tras meses de búsqueda y sospechas, en noviembre de 2022 se hallaron los restos de Saman enterrados en una granja abandonada, cerca del campo de sandías donde trabajaba su padre. La autopsia reveló una fractura en el hueso del cuello, posiblemente inducida por estrangulación.
Las grabaciones de las cámaras de seguridad fueron clave: la última vez que se vio a Saman fue en compañía de sus padres, caminando cerca del campo de su progenitor. A los pocos días de su desaparición, los padres huyeron a Pakistán.
El juicio más mediático sobre crímenes de honor en Italia
El caso tuvo eco nacional y se convirtió en uno de los procesos judiciales más observados sobre la violencia contra mujeres inmigrantes en Italia. En febrero de 2023 comenzó el juicio contra cinco miembros de la familia de Saman. Este año la Corte de Apelaciones de Bolonia confirmó las condenas a perpetuidad para su padre Shabbir Abbas y su madre Nazia Shaheen, además de sentenciar a cadena perpetua a dos primos previamente absueltos por una instancia inferior.
Su tío, Danish Hasnain, considerado el ejecutor principal, fue condenado a 22 años de prisión. Todos los acusados negaron su implicación.
Crímenes de honor: una realidad lejos de desaparecer
El asesinato de mujeres por "honor" es una práctica todavía vigente en algunas culturas, particularmente en regiones como Pakistán, Afganistán, Medio Oriente y ciertas partes del norte de África. La ONG Human Rights Watch ha documentado cientos de estos casos anualmente solo en Pakistán.
Los llamados "crímenes de honor" surgen cuando, según ciertas costumbres patriarcales rígidas, una mujer desobedece normas familiares, como elegir pareja, buscar independencia o simplemente ejercer su autonomía. Las familias sienten que su "honra" está en juego y, en casos extremos, recurren al asesinato para "recuperar" su estatus dentro de su comunidad.
Según la Foreign Policy Centre británica, se estima que al menos 5,000 mujeres son asesinadas cada año alrededor del mundo por crímenes de honor, aunque el número real puede ser mucho mayor debido a la falta de denuncias.
Italia y la legislación contra el matrimonio forzado
En 2019, Italia incluyó en su legislación sobre la violencia doméstica un artículo que criminaliza forzar a una persona residente o ciudadana italiana a casarse en el extranjero. El caso de Saman Abbas mostró que la ley no siempre puede prevenir tragedias cuando se combina el silencio cultural y el aislamiento dentro de ciertas comunidades.
Tras su desaparición, la Unione delle Comunità Islamiche d’Italia (UCOII) emitió una fatwa -una declaración religiosa- en la que se condenaban los matrimonios forzados y se invitaba a las comunidades musulmanas a respetar las decisiones individuales, postura que representa una ruptura firme con prácticas tradicionales apoyadas antiguamente por algunos sectores religiosos.
¿Cómo enfrenta Europa los crímenes de honor hoy en día?
El caso de Abbas no es aislado. Otros países europeos han enfrentado casos similares, como el de Banaz Mahmod en Reino Unido en 2006 o el de Hatun Sürücü en Alemania, asesinada en 2005 por su hermano.
En todos los casos hay un patrón: mujeres jóvenes de primera o segunda generación migrante, buscando autonomía en sociedades libres, que sufren violencia extrema al desafiar los códigos familiares.
El Parlamento Europeo ha definido los crímenes de honor como una forma específica de violencia de género y ha instado a los países miembros a adoptar directrices claras para su prevención, atención a víctimas en riesgo y persecución penal.
Impacto en la sociedad italiana
La opinión pública italiana inicialmente se mostró perpleja. ¿Cómo podía suceder algo así en un país europeo? El debate derivó rápidamente hacia cuestiones más amplias: ¿falló el sistema escolar? ¿El entorno social no supo ver las señales? ¿Las instituciones pusieron más énfasis en no intervenir en costumbres culturales que en proteger a una joven ciudadana?
El ministro del Interior de Italia declaró que el país debía encontrar un equilibrio "entre la integración cultural y la defensa intransigente de los derechos humanos."
La eurodiputada italiana Alessandra Moretti declaró: "Saman representa a muchas chicas encerradas tras muros invisibles. Su muerte debe servir para derribar esos muros, no para construir más."
Religión, tradición o abuso: ¿Dónde está el límite?
Uno de los asuntos más complejos es separar costumbre de manipulación. No todas las prácticas tradicionales de las comunidades inmigrantes son abusivas, y muchas personas practican sus religiones y culturas sin infringir los derechos de otros. Sin embargo, cuando las normas comunitarias limitan libertades individuales o causan sufrimiento físico y psicológico, se traslada al terreno legal y ético.
¿Cómo abordar entonces estas situaciones sin fomentar la xenofobia o la estigmatización de grupos enteros? Expertos, como la socióloga italiana Chiara Saraceno, subrayan que la clave está en el enfoque institucional: respetar la diversidad, pero con una línea infranqueable cuando se trata de derechos fundamentales.
¿Qué lecciones ha dejado el caso de Saman Abbas?
- La necesidad de una intervención temprana: Saman había expresado temor por su vida. De haberse tomado con la urgencia debida, posiblemente podría haberse evitado su asesinato.
- Formación intercultural para instituciones educativas: Los profesores y trabajadores sociales deben estar capacitados para detectar señales de estrés social y familiar, especialmente en casos de jóvenes en riesgo.
- Canales confiables de ayuda: Muchas jóvenes víctimas de abuso en entornos cerrados no saben a dónde acudir o temen romper con su familia completamente.
- Un enfoque judicial firme y sin concesiones: La reciente sentencia reafirma que los crímenes motivados por razones de "honra" serán tratados sin atenuantes.
Más allá de Saman: el rostro silenciado de muchas mujeres
El caso de Saman Abbas ha traspasado fronteras y ha dado voz, indirectamente, a muchas mujeres atrapadas entre dos realidades que parecen irreconciliables. Su historia ha dejado al descubierto que la lucha por los derechos humanos de las mujeres inmigrantes no termina con el acceso a mejores condiciones socioeconómicas o a un pasaporte europeo. Se trata de transformar estructuras invisibles que las rodean, incluso dentro de sus propios hogares.
“Me quieren matar porque no quiero casarme con mi primo”, había dicho Saman a su pareja en mensajes que después salieron a la luz en el juicio. Esa frase resume de forma brutal la pugna entre libertad y control familiar, entre el derecho individual y la autoridad autoimpuesta por la tradición.
Hoy, la memoria de Saman sirve como llamado de atención. Un recordatorio de que la justicia llega, pero a veces demasiado tarde.