¿Derecho al voto o privilegio condicionado? La batalla de casi medio millón de personas en Tennessee
Una mirada crítica al sistema de restauración de derechos de ciudadanía en Tennessee y sus implicaciones para la democracia
Una deuda con la libertad: cómo Tennessee sigue limitando el voto
La Constitución de Estados Unidos establece que ningún ciudadano debería ser privado del derecho al voto sin el debido proceso de ley. Sin embargo, en Estados como Tennessee, este derecho se convierte en un privilegio condicionado para más de 470,000 personas condenadas por delitos graves, lo que representa casi el 9% de la población en edad de votar en el estado. Para la comunidad afroamericana, el impacto es aún más severo: más del 21% de sus ciudadanos adultos no pueden emitir su voto debido a condenas anteriores.
Un vínculo inusual: entre las armas y el voto
Hasta hace poco, cualquier persona que quisiera restaurar su derecho al voto debía primero restaurar su derecho a portar armas. Esta interpretación, defendida por funcionarios electorales a raíz de una sentencia judicial de 2023, mantenía unidos ambos derechos —junto con el derecho a ser funcionario público y a servir en un jurado— como parte de una recuperación total de la "ciudadanía".
La ironía de la situación es ineludible: un ciudadano debía convencer a un juez de que merecía recuperar su capacidad de portar un arma antes de tener derecho a un voto en las urnas.
Un nuevo proyecto de ley, mismos obstáculos
La legislatura dominada por el Partido Republicano en Tennessee recientemente aprobó un proyecto de ley que, al menos en teoría, separa estos derechos individuales. Bajo este nuevo esquema:
- Un ciudadano podrá solicitar la restauración de uno o más derechos de forma independiente.
- Tendrá que aportar registros certificados, declaraciones juradas y pruebas de que está al día con pagos de manutención infantil y multas judiciales.
- Podrá obtener aprobación judicial sin audiencia si no hay objeciones del fiscal o la fiscalía general.
- Se prohíbe permanentemente la participación electoral a personas condenadas por delitos como traición, fraude electoral o asesinato en primer grado.
Sin embargo, activistas de derechos civiles afirman que los cambios son insuficientes y que continúan las barreras estructurales y económicas que impiden una restauración efectiva del derecho al voto.
El laberinto de la restauración
Restaurar derechos en Tennessee es cualquier cosa menos simple. Incluso después de obtener la aprobación judicial, los ciudadanos deben rastrear múltiples documentos oficiales que prueben que no tienen cargos pendientes ni pagos en mora. Según el Sentencing Project, el sistema es tan incoherente que muchos no saben a qué funcionario deben presentar las solicitudes, no existe un procedimiento claro de apelación y el resultado depende enormemente de la discreción judicial.
Las estadísticas lo demuestran:
- Entre noviembre de 2021 y julio de 2023, hubo 731 restauraciones, pero también 437 denegaciones.
- Desde ese período hasta 2024, las restauraciones bajaron a 126, con 257 denegaciones.
La interpretación del derecho al voto como un privilegio que puede revocarse incluso después de cumplir una condena es considerada por muchos como una forma moderna de supresión de votantes.
Comparando con el resto del país
Mientras Tennessee endurece procesos, otros estados adoptan enfoques más progresistas:
- En Maine y Vermont, las personas con condenas por delitos graves mantienen el derecho al voto incluso en prisión.
- En más de 20 estados, el derecho al voto se restaura automáticamente tras cumplir la condena completa.
- En Florida, una enmienda constitucional que pretendía restaurar el voto a 1.8 millones de exconvictos fue debilitada por el requisito de pagar todas las multas judiciales.
Según la National Conference of State Legislatures, sólo 10 estados —donde Tennessee es uno— exigen acciones adicionales del gobierno o del propio individuo para recuperar el derecho al voto.
Racismo sistémico en cifras
El impacto sobre la población afroamericana no puede ignorarse. Históricamente, las leyes que restringen el voto a exconvictos han sido utilizadas para limitar la participación política de las minorías, un legado del período posterior a la Reconstrucción en el sur de Estados Unidos y de leyes de Jim Crow que perduraron durante décadas.
Datos de 2023 del Sentencing Project muestran que en Tennessee:
- Más del 21% de la población afroamericana en edad de votar no puede hacerlo.
- Los procesos judiciales para recuperar el derecho al voto cuestan cientos de dólares, creando barreras económicas adicionales.
Como señaló la académica y activista Michelle Alexander en su influyente obra “The New Jim Crow”: “Nosotros hemos permitido que los castigos por condenas criminales reemplacen las leyes de supresión del voto que antes eran explícitamente racistas.”
¿Avance o maquillaje legal?
¿El nuevo proyecto de ley representa un paso adelante? Técnicamente, sí. Al permitir que el derecho al voto se restaure de manera independiente del derecho a portar armas, podría facilitar el camino para algunos. Sin embargo, la complejidad del proceso, los costos judiciales, la falta de claridad administrativa y el temor a perjurio por inconsistencias en documentación histórica hacen casi ilusorio el derecho para la mayoría.
Además, no aborda la falta de equidad dentro del sistema judicial a la hora de emitir estas restauraciones y se mantiene la necesidad de navegar un sistema burocrático opaco.
La democracia no debería tener condiciones
La promesa de la democracia estadounidense se basa en la participación cívica. Negar el derecho al voto a casi medio millón de personas en un solo estado, muchas de las cuales ya han purgado sus condenas, no es solo una cuestión administrativa. Es un reflejo de prioridades políticas, una inequidad estructural y, en muchos sentidos, una sombra persistente del racismo institucionalizado que se niega a desaparecer.
Dejar atrás este sistema pasa no solo por reformar leyes, sino por cambiar la noción de quién merece participar en la democracia. Si alguien ha saldado su deuda con la sociedad, ¿en qué momento recupera totalmente su ciudadanía?
Como dijo una vez John Lewis, ícono de los derechos civiles: “El voto es el instrumento más poderoso jamás ideado por el hombre para romper la injusticia.” Tennessee aún tiene una deuda con su democracia.