El lado oscuro de la energía solar en EE.UU.: ¿Aumento de tarifas o sabotaje económico?
Aunque la energía solar vive un auge tecnológico y una creciente adopción, la guerra comercial entre EE.UU. y China amenaza con encarecerla y detener su expansión
Lakewood, Ohio.— La escena parece sacada de una postal del futuro sostenible: paneles solares brillando sobre techos suburbanos, baterías inteligentes almacenando energía y ciudadanos beneficiándose de incentivos fiscales para proteger el planeta. Sin embargo, detrás de esta imagen optimista se esconde una tormenta perfecta de políticas, economía y geopolítica que podría frenar el avance de la energía solar en Estados Unidos.
Una historia de éxito... por ahora
Mike Summers, exalcalde de Lakewood, Ohio, representó la cara visible de lo que parece una transición energética idílica. Su reciente inversión de $39,000 en un sistema solar residencial —incluyendo 19 paneles y almacenamiento en baterías— le permitirá beneficiarse de créditos fiscales por aproximadamente $10,000. Pero más allá del retorno económico, lo que realmente celebró fue la disponibilidad de equipos y componentes. “Estoy contento de haberlo hecho cuando lo hice”, afirmó.
Y tiene razones para estarlo. La mayoría de los futuros compradores solares no tendrán la misma suerte.
Dependencia crítica de China
Según un informe de la Agencia Internacional de Energía (IEA), al menos el 80% de los componentes de los paneles solares provenían de China en 2022. Esto incluye materiales esenciales como el polisilicio, el vidrio templado especializado y las células solares fotovoltaicas. Además, el dominio chino se extiende a la cadena de suministro de minerales críticos como el litio, neodimio y cobalto, esenciales no solo para el almacenamiento de energía solar, sino también para autos eléctricos y equipos electrónicos.
En un intento por reducir esta dependencia, EE.UU. ha invertido en la creación de su propia cadena de suministro, impulsada por la Inflación Reduction Act del expresidente Joe Biden. Según Atlas Public Policy, empresas privadas han destinado $18.2 mil millones para desarrollar instalaciones productoras de obleas, células solares, inversores y ensamblaje de paneles desde 2021.
¿El problema? Aunque significativo, esto no reemplaza ni un tercio de la capacidad de producción que actualmente provee China.
El nuevo (viejo) problema: las tarifas de Trump
Donald Trump, en su retorno a la presidencia, ha intensificado la guerra comercial contra China, reimponiendo y escalando tarifas sobre bienes tecnológicos y energéticos chinos. Aunque su primera ronda de aranceles en 2018 supuestamente buscaba fortalecer la industria solar doméstica, muchos analistas afirman que tuvo el efecto contrario.
“La realidad es que si encareces los componentes, el precio del sistema final también sube”, explicó Brian DiPaolo, gerente de ventas en YellowLite, una instaladora de energía solar en Cleveland. “Estamos viendo que tanto los fabricantes internacionales como los nacionales están subiendo sus precios anticipándose a la demanda por los aranceles.”
Es decir, se rompe la lógica del proteccionismo: imprimir aranceles a las importaciones provoca un alza de la demanda por la producción nacional, pero en vez de bajar precios o mantenerlos, los fabricantes estadounidenses aprovechan y los suben, sabiendo que ahora hay menos competencia.
Impacto directo sobre el consumidor
El costo promedio de un sistema solar residencial en EE.UU. ha bajado más del 70% desde 2010, de acuerdo con el National Renewable Energy Laboratory. Esto se debe en parte a la mejora tecnológica, mayor escala de producción y, por supuesto, a la fuerte participación china en la cadena de producción. Gracias a esto, cientos de miles de hogares adoptaron energía solar en la última década.
Pero el efecto inmediato de las nuevas tarifas será un freno en esta tendencia. La consultora Wood Mackenzie informó que en 2024 el segmento residencial de energía solar cayó un 32%, mientras que los sectores comercial y de servicios públicos crecieron un 8% y 33% respectivamente. El encarecimiento del financiamiento, especialmente por las tasas de interés elevadas, ya había ralentizado la adopción. Ahora, los aranceles podrían empeorar aún más el panorama.
Alexis Abramson, decana de la Escuela de Clima de la Universidad de Columbia, fue contundente: “No hay duda de que la energía solar residencial será más cara. Eso reducirá la adopción y hará desaparecer a instaladores pequeños y medianos.”
Tarifas > Subsidios: una ecuación desequilibrada
Los subsidios impulsados por la administración Biden impulsaron la creación de nuevas instalaciones industriales en lugares como Georgia, Texas y Carolina del Norte. Uno de los casos más destacados es el de Suniva, la primera empresa en reanudar la fabricación de células solares en EE.UU. tras un lustro de abandono.
Sin embargo, la presidenta de la Solar Energy Industries Association, Abigail Ross Hopper, advierte que los cambios abruptos en la política comercial “enfrían la inversión y frenan la creación de empleo”. Según Hopper, durante el primer mandato de Trump, los aranceles adoptados en 2018 ya hicieron daño a la industria solar y podrían repetir el patrón en 2025.
¿Colapso inminente o ajuste inevitable?
A pesar de la incertidumbre, algunos actores han empezado a adaptarse. YellowLite, por ejemplo, compró una reserva de paneles solares fabricados en Norteamérica para combatir la volatilidad del mercado. Pero esta solución solo es viable a corto plazo.
“El verdadero problema es que no podemos ofrecer certezas de precios a nuestros clientes”, explció James Hasselbeck, COO de ReVision Energy, una empresa solar con sede en Nueva Inglaterra. “Y eso es mortal cuando hay tantos actores compitiendo.”
Este entorno volátil ha hecho que muchos potenciales clientes retrasen sus decisiones de compra. Aquellos que sí compran, lo hacen rápidamente para evitar nuevos aumentos. Las instalaciones con batería, como la de Mike Summers, se vuelven aún menos accesibles para familias de ingresos medios.
El riesgo para el planeta
No se trata solo de finanzas domésticas. La energía solar representa una pieza clave en el rompecabezas contra el cambio climático. A diferencia del carbón, el petróleo o el gas natural, los paneles solares no emiten gases de efecto invernadero. A medida que la temperatura global se dispara y los eventos climáticos extremos aumentan, limitar la adopción de energías limpias es un lujo que el planeta no puede permitirse.
Según el Informe del IPCC 2023, necesitamos triplicar la inversión en energías limpias para 2030 si queremos mantener el calentamiento global por debajo de 1.5°C. Cualquier política que encarezca estas tecnologías va directamente en contra de este objetivo.
Una mirada al futuro
“Animaría a cualquier persona que haya estado pensando en instalar paneles solares en su casa a que lo haga cuanto antes”, concluye Alexis Abramson. Es una carrera contra el tiempo: contra el cambio climático y contra las decisiones gubernamentales.
Mientras tanto, ciudadanos como Mike Summers representan un atisbo de esperanza. Ellos, como muchos otros, creen en un futuro libre de combustibles fósiles. Pero si no se cambia el rumbo político y económico, ese futuro podría convertirse en una promesa rota.