El renacer de una comedia queer: Andrew Ahn reimagina 'The Wedding Banquet'
Más de tres décadas después del estreno de Ang Lee, esta nueva versión celebra la diversidad, la resistencia y la alegría del amor LGBTQ+ desde una perspectiva asiático-estadounidense
Un banquete con sabor a herencia e identidad
Han pasado más de 30 años desde que Ang Lee sorprendió a crítica y público con The Wedding Banquet (1993), una película que se atrevió a mostrar una historia de amor gay en una familia taiwanesa inmigrante en Estados Unidos, cuando aún escaseaban los relatos LGBTQ+ en la gran pantalla. Hoy, el cineasta coreano estadounidense Andrew Ahn retoma esa historia para ofrecer una nueva mirada generacional, cultural y temporal que conecta con los desafíos y valores de nuestra época.
Andrew Ahn, conocido por filmes como Driveways y Fire Island, creció en una familia que cada fin de semana se sumergía en el universo cinematográfico gracias al videoclub Blockbuster. Fue con apenas 8 años cuando su madre alquiló aquel largometraje taiwanés “del que hablaban los blancos”, sin saber que estaba viendo una historia queer. Aquella experiencia marcaría su vida.
Del remake a la reinvención
Ahn no considera que su versión sea un remake al uso. Junto con James Schamus, productor y co-guionista de la cinta original, decidió que esta nueva iteración debía ser una reinterpretación profunda, adaptada cultural y emocionalmente a la actualidad, en lugar de una simple copia modernizada.
“La única forma en la que esta película podría existir era si se reimaginaba desde las entrañas”, afirma Schamus. “Debe ser algo nuevo y representativo de nuestro tiempo”.
Un reparto diverso y auténtico
La nueva versión está protagonizada por Kelly Marie Tran, Lily Gladstone, Bowen Yang y Han Gi-chan, todos actores cuyas propias vivencias y herencias culturales se entrelazan con los personajes que interpretan. Yang, famoso por su participación en Saturday Night Live, ya había trabajado con Ahn en Fire Island y aporta a su papel una sensibilidad especial, marcada por experiencias personales como haber sido sometido a terapia de conversión en su adolescencia.
“Esta película se siente tremendamente personal”, confiesa Ahn. Algunas escenas clave, como una discusión entre los personajes de Tran y Gladstone sobre la posibilidad de formar una familia, se basan directamente en conversaciones reales con su pareja.
Una familia menos tradicional, pero más real
En esta nueva versión, la historia gira en torno a no una, sino dos parejas queer: Min (Han) y su novio Chris (Yang), que intentan aparentar un matrimonio heteronormativo para engañar a la abuela de Min; y Angela (Tran), amiga y compañera de piso de la pareja, quien hace el papel de novia a cambio de dinero para financiar su tratamiento de fertilidad con su pareja Lee (Gladstone).
El guion amplía así las complejidades emocionales y éticas de vivir dentro y fuera del armario, pero también aborda temas como la maternidad, la ascendencia y la salud reproductiva en parejas queer.
Una comedia como acto de resistencia
“La alegría es un acto de resistencia”, afirma ochocientas veces Lily Gladstone, en declaraciones más filosóficas que promocionales. Y eso se siente en cada toma de la película. A través de gags entrañables, música vital y amor palpable, The Wedding Banquet se impone como una comedia relevante en tiempos donde los derechos LGBTQ+, especialmente en EE. UU., parecen recibir embates constantes.
Bowen Yang reconoce que, si bien la historia original se centraba en la supervivencia y el secreto, esta nueva exploración tiene eje en la idea de “comunidad, pertenencia y raíces”. En otras palabras: ya no se trata de ocultarse para sobrevivir, sino de construir para existir.
Locaciones con historia, escenarios con alma
Gran parte del film se desarrolla en una casa en Seattle propiedad del personaje de Lee, quien pertenece a la tribu Duwamish y ha adquirido el terreno como forma de reclamación de tierras ancestrales. Esta elección no es casual: marca un paralelismo entre la reconexión familiar, espiritual y social tanto de la cultura nativa americana como de la vivencia queer asiático-estadounidense.
El cruce interseccional entre raza, cultura, orientación sexual e historia personal da como resultado un tapiz cinematográfico rico y absolutamente contemporáneo.
Vivencias que atraviesan la pantalla
Tanto Kelly Marie Tran como Lily Gladstone aseguran que este proyecto ha sido profundamente personal y sanador. Tran, quien salió del clóset públicamente durante el rodaje, se sintió cobijada al participar en un ambiente casi totalmente compuesto por profesionales queer.
“No imaginé lo sanador que sería”, cuenta Tran. Mientras tanto, Gladstone afirma que este rol es el más íntimo con respecto a su vida personal que ha interpretado en su carrera.
¿Es esta película necesaria en 2024?
En una era marcada por el repunte de discursos de odio, censuras legislativas y retrocesos en derechos clave para la comunidad LGBTQ+, la pregunta que flota en el aire es: ¿una comedia romántica queer es lo que necesitamos ahora?
La respuesta, para sus creadores y elenco, es un rotundo sí. “Esto es por lo que luchamos”, dice Schamus. “Esa alegría es crucial, para todos. No existe el progreso si no podemos reír y amar libremente”.
Yang, quien quedó marcado por ver la versión de Ang Lee cuando estaba aún en el clóset universitario, relata cómo ese final abierto —con una familia abrazándose aunque sin resolver todo— le daba esperanza: “Tal vez algún día pueda abrazar a mi familia sabiendo que ya no escondo quién soy”.
Transformar heridas en arte generacional
La nueva The Wedding Banquet se estrenó en el Festival de Cine de Sundance de este año con fuertes ovaciones. A diferencia del estreno en 1993, este llega en un marco mucho más atento a la representación identitaria e inclusiva. No obstante, la persecución aún persiste, igual que la necesidad urgente de narrar desde las márgenes.
“El arte no solo entretiene”, dice Ahn. “El arte puede ser hogar. Para muchos de nosotros, que no nos sentimos bienvenidos en nuestras propias casas o culturas, necesitamos esta clase de películas para sentirnos menos solos”.
Con una estructura caóticamente amorosa, personajes entrañables y una sensibilidad estética elegante pero cercana, Ahn logra un filme que, al igual que su antecesor, marcará un antes y un después para cientos de jóvenes LGBTQ+ asiáticos que buscan verse reflejados con dignidad y emoción.
Gladstone lo resume de forma potente: “Este filme fue un proyecto de alta calidad de vida para mí. Ojalá también lo sea para quienes lo vean”.
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