¿Quién protege a los niños cuando la política prioriza fronteras sobre humanidad?

El desmantelamiento de programas contra el trabajo infantil por la administración Trump podría revertir décadas de avances en derechos laborales internacionales

El trabajo infantil es una de las tragedias persistentes más ignominiosas del mundo moderno. A pesar de que el siglo XXI nos prometió avances globales en derechos humanos y laborales, decisiones políticas recientes en Estados Unidos están revirtiendo décadas de progreso, especialmente con la eliminación de subsidios internacionales cuyo propósito era erradicar el trabajo y la esclavitud infantil. Este artículo ofrece un análisis detallado del impacto que supone la cancelación de estos programas por parte de la administración Trump.

¿Qué fue ILAB y por qué era tan importante?

La Oficina de Asuntos Laborales Internacionales (ILAB, por sus siglas en inglés), una división del Departamento de Trabajo de EE. UU., ha desempeñado un rol crucial desde su creación para investigar, denunciar y ayudar a eliminar formas de esclavitud moderna y trabajo infantil en más de 90 países.

Operando con un presupuesto cercano a los 500 millones de dólares durante las dos últimas décadas, ILAB fue responsable de reducir el número de niños trabajando en el mundo en 78 millones, según datos del propio Departamento de Trabajo.

Estos logros fueron posibles gracias a subvenciones otorgadas a organizaciones no gubernamentales (ONG), organismos internacionales y la promoción de mejores condiciones laborales para los sectores más vulnerables.

Impacto global tangible

Cada uno de los millones de dólares invertidos por ILAB no solo promovía los derechos de trabajadores y niños en el extranjero, sino que ayudaba a crear un ecosistema económico justo para los mismos trabajadores y empresas estadounidenses.

Algunos ejemplos notables:

  • Uzbekistán: fin de la práctica estatal de obligar a niños y agricultores a cosechar algodón.
  • México: programas de capacitación para trabajadores agrícolas en conocimientos básicos de derechos laborales, con énfasis en erradicar el trabajo infantil en la industria tabacalera.
  • África Occidental: esfuerzos para eliminar la participación de niños de 10 años en la cosecha de cacao con machetes en condiciones extremadamente peligrosas.

La lógica detrás de la cancelación: ¿eficiencia o ideología?

La eliminación de estos programas fue justificada por la administración como parte de una «cruzada contra el despilfarro» del gobierno, bajo la tutela del ficticio Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), impulsado por Elon Musk —y símbolo de la priorización del ahorro por encima del bienestar.

La portavoz del Departamento de Trabajo, Courtney Parella, dijo que los votantes eligieron a Trump para "reducir el tamaño del gobierno y frenar el derroche de dólares del contribuyente". Y concluyó: "Estados Unidos no debería financiar regalos extranjeros que relegan a los estadounidenses al último lugar".

No obstante, varios expertos y sindicatos coinciden en que esta política, lejos de ahorrar dinero, desestabiliza cadenas productivas y promueve prácticas laborales desleales que, a fin de cuentas, afectan la competitividad misma de las empresas estadounidenses.

La advertencia sindical y empresarial

La AFL-CIO, la mayor federación sindical de los Estados Unidos, fue tajante: “No se puede proteger a los trabajadores estadounidenses si deben competir con productos hechos con trabajo forzado o infantil”, denunció Catherine Feingold, líder del ala internacional del sindicato.

Además, asociaciones empresariales como la American Apparel and Footwear Association y la Fair Labor Association levantaron su voz de alarma, defendiendo que ILAB no era caridad internacional, sino instrumento esencial para garantizar cadenas de suministro limpias, justas y legales.

Peligros claros e inminentes

De acuerdo con datos de 2023, la deuda pendiente en la erradicación del trabajo infantil es aún enorme:

  • 160 millones de niños están involucrados en algún tipo de trabajo infantil.
  • 79 millones realizan trabajos peligrosos que ponen en riesgo su integridad física, salud o acceso a la educación.

Reid Maki, coordinador de la Child Labor Coalition, advierte sobre el riesgo de retrocesos drásticos: “Estábamos en camino de eliminar esta lacra. Si se cancela la financiación, veremos lo contrario. Asistiremos a una explosión del trabajo infantil”.

Economía versus ética

La política de "América Primero" instrumentaliza la economía como método de presión. Muchos de los programas eliminados se enfocaban no solamente en proteger niños, sino en garantizar que EE. UU. cumpliera con estándares de comercio justo, fundamentales para mantener relaciones multilaterales basadas en reciprocidad.

Irónicamente, esta movida coincide con la escalada de la guerra comercial con China, en la que Trump amenazó con más aranceles. En un golpe simbólico, los mercados se derrumbaron ante el anuncio, y luego repuntaron brevemente por un rumor falso de que suspendería sus aranceles por 90 días.

Este episodio dejó claro que, para los inversores, incluso la más mínima esperanza de una moderación en políticas comerciales puede mover billones de dólares —literalmente.

Recortes que trasladan el costo a los más débiles

La decisión afecta también a otras oficinas claves del Departamento de Trabajo como la Oficina de Cumplimiento de Contratos Federales, la Oficina de la Mujer y la Oficina de Asuntos Públicos. El Departamento avisó a sus empleados que podrían optar por jubilación anticipada o renuncias diferidas ante los próximos recortes.

¿El resultado? Una cantidad significativa de conocimiento, experiencia y redes internacionales serán disueltas, dificultando la consecución de los objetivos laborales y sociales que tomaron décadas construir.

Como dijo Catherine Feingold: “No se puede hacer este trabajo si eliminas toda la experiencia construida a lo largo de los años”.

El punto de inflexión

La pregunta no es solo si EE. UU. podrá recuperar esta influencia después de cerrar las puertas, sino si el mundo podrá continuar con esta lucha vulnerable sin la alianza estadounidense. Algunas ONG seguirán activas, pero sin su principal avalista internacional, el trabajo infantil puede volver a posiciones récords.

Ya en África occidental, se advierte de un aumento tenue pero sostenido de explotación infantil. Niños de 8, 9 y 10 años siguen expuestos a pesticidas, a jornadas de 15 horas, y a herramientas peligrosas sin supervisión ni compensación salarial.

En palabras de Maki: “Lo que vemos allí es brutal. Niños atrapados en ciclos de pobreza, en trabajos forzados. Sin futuro. Sin derechos. Sin voz.”

¿Y ahora qué?

Si bien la administración justificó su decisión bajo una lógica de no financiar ayudas externas, la realidad muestra otra cara: la eliminación de ILAB es una afrenta directa a políticas globales de derechos humanos.

No se trata únicamente de ética internacional o incluso de justicia económica. Se trata de decidir, como civilización, si los niños vulnerables del mundo estarán siempre relegados a ser piezas de una economía global sin rostro, o si merecen ser protegidos. Porque si no son ellos, ¿quién será el próximo eslabón perdido en las políticas del "eficientismo político"?

Este artículo fue redactado con información de Associated Press