Sudán del Sur: la nación más joven del mundo al borde del colapso

De esperanza a desesperanza: cómo el sueño de independencia derivó en conflictos, corrupción y la pérdida del apoyo internacional

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En julio de 2011, Sudán del Sur nació entre aplausos internacionales como la nueva nación independiente del siglo XXI. Estados Unidos fue uno de sus principales aliados en esa gesta histórica. Pero hoy, más de una década después, el país se encuentra al borde del abismo: luchas internas, crisis humanitaria, corrupción sistemática y la retirada del apoyo estadounidense auguran un futuro incierto para sus más de 11 millones de habitantes. A continuación, realizamos un análisis profundo y humano sobre la realidad actual de Sudán del Sur.

El nacimiento de una nación anhelada

La independencia de Sudán del Sur fue el resultado de décadas de conflictos violentos entre el norte musulmán y árabe y el sur mayoritariamente cristiano y animista. Tras la firma del Acuerdo de Paz Integral en 2005, y un referéndum con resultado abrumador a favor del “sí” (98,83%), el país del África oriental se convirtió oficialmente en Estado soberano el 9 de julio de 2011. Con 193 votos a favor, fue admitido como miembro de la ONU y recibió el entusiasmo de potencias globales como Estados Unidos y organizaciones multilaterales.

Sudán del Sur era rico en petróleo —sus reservas equivalían al 75% del antiguo Sudán—, tenía una identidad nacional fuerte construida desde la lucha y contaba con cierto consenso internacional. Pero como bien apunta el refrán africano: “Cuando los tambores del baile se silencian, uno entiende quién es su enemigo”.

La fragilidad del sueño: guerra civil en 2013

El optimismo fue efímero. En diciembre de 2013, apenas dos años después de la independencia, estalló una guerra civil a raíz del conflicto entre el presidente Salva Kiir (de etnia dinka) y su vicepresidente Riek Machar (de la etnia nuer), antiguos aliados en la lucha independentista.

El enfrentamiento adquirió pronto tintes étnicos y degeneró en un conflicto sangriento que duró cinco años y causó más de 400.000 muertes según estimaciones de la ONU. Machar fue acusado de liderar una rebelión cuyo objetivo era derrocar al presidente, y Kiir respondió con represión dura y purgas dentro del gobierno y las fuerzas armadas.

En un gesto histórico, el Papa Francisco besó los pies de ambos líderes en abril de 2019, implorando paz duradera. Pero la reconciliación apenas ha sido simbólica. Las disputas sobre el reparto del poder, el control de los recursos y el regateo político continúan hasta hoy, dejando el país en una permanente inestabilidad.

Un acuerdo de paz frágil e incompleto

En 2018 se firmó un acuerdo de paz revitalizado en Adís Abeba, Etiopía. Kiir aceptó devolver a Machar al cargo de vicepresidente y crear un gobierno de unidad nacional. Sin embargo, la implementación del acuerdo ha sido escasa.

  • Muchas provincias aún están regidas por señores de la guerra locales.
  • El ejército no ha sido unificado como se prometió.
  • Las elecciones presidenciales previstas han sido postergadas reiteradamente.
  • Los desplazamientos internos se mantienen por enfrentamientos tribales y disputas territoriales.

Durante marzo y abril de 2025, el país ha vuelto a experimentar serios brotes de violencia. Miembros del grupo de Machar fueron arrestados y sus milicias respondieron tomando una guarnición militar. La respuesta del gobierno fue con bombardeos aéreos que provocaron decenas de muertos, según informes de Naciones Unidas.

Caos institucional y crisis humanitaria

Sudán del Sur cuenta con las terceras reservas de petróleo más grandes del África subsahariana. Pese a ello, el 80% de la población vive por debajo del umbral de pobreza, según datos del Banco Mundial.

El país depende casi en su totalidad de la ayuda internacional para salud, educación y alimentación. Esa red de ayuda ha empezado a colapsar por los recortes drásticos en asistencia por parte de Estados Unidos desde 2020.

Además:

  • Personal médico y estatal permanece sin salario por meses.
  • Las lluvias estacionales causan inundaciones masivas y dislocan a miles de personas cada año.
  • Las escuelas, en su mayoría administradas por ONGs, permanecen cerradas por conflicto o falta de fondos.
  • Más de un millón de sursudaneses son refugiados en Uganda, Kenia y Etiopía.

Como si fuera poco, el conflicto en Sudán (norte) iniciado nuevamente en 2023 ha bloqueado rutas de exportación de petróleo para el sur, agudizando la crisis económica.

El retiro del apadrinamiento estadounidense: visas revocadas

La situación tocó otro punto crítico en abril de 2025, cuando la administración estadounidense anunció la revocación inmediata de visas para todos los ciudadanos de Sudán del Sur en territorio estadounidense. La decisión se justificó porque el gobierno de Juba “no coopera con la repatriación de sus ciudadanos en condiciones regulares”.

La medida supone el fin del estatus de protección temporal (TPS), que durante años permitió a miles de sursudaneses vivir, estudiar y trabajar legalmente en EE.UU. Esta revocatoria fue calificada por diversos activistas como una condena, al exponer a personas vulnerables a ser deportadas a un país donde impera la violencia e inseguridad.

Un caso impactante lo representa un estudiante de primer año de la Universidad de Duke, quien formó parte del equipo titular en el torneo final de la NCAA. El portavoz de la universidad anunció estar evaluando con urgencia el impacto del anuncio sobre sus estudiantes.

Esta decisión marca un giro de 180 grados respecto al apoyo dado por Washington durante las gestas independentistas. De aliado geopolítico, Sudán del Sur ha pasado a ser un problema diplomático.

El conflicto entre Kiir y Machar: ¿camino sin retorno?

La rivalidad entre Kiir y Machar ha marcado todas las páginas recientes de la historia sursudanesa. Según diversas fuentes, Machar aún ve la presidencia como su destino, sustentado en una “profecía tribal” que lo declaró “líder destinado”.

Más allá del simbolismo cultural, Machar ha sido reincorporado y depuesto repetidamente del gobierno, lo cual crea un ciclo corrosivo de falta de estabilidad, institucionalidad y dirección política.

Recientemente, la ONU declaró que “lo que estamos viendo es alarmantemente similar a los eventos de 2013 y 2016”, haciendo referencia a los estallidos anteriores de guerra civil. Pocos creen ya en la viabilidad del acuerdo de paz actual.

Un Estado fallido en vías de implosión

Sudán del Sur encarna muchos de los males que sufren los Estados fallidos:

  • Corrupción institucionalizada.
  • Dependencia de recursos naturales mal administrados.
  • Cohesión nacional erosionada por luchas tribales.
  • Elites políticas autorreferenciales y opacas.
  • Economía parasitaria alrededor de la cooperación internacional.

La comunidad internacional enfrenta un dilema ético y estratégico: ¿Hasta qué punto debe intervenir en un país que no muestra señales claras de buen gobierno, pero cuyos ciudadanos están atrapados en una tragedia humanitaria que no provocaron?

El futuro inmediato: ¿hay esperanza?

Organismos internacionales como la Unión Africana, la ONU y la IGAD han propuesto nuevas negociaciones, pero el terreno es inestable. Washington y Bruselas están adoptando una postura más dura, exigiendo elecciones, transición definitiva y garantías de seguridad.

Por ahora, la tragedia de Sudán del Sur parece perpetuarse en capítulos similares donde los protagonistas nunca se bajan del escenario.

Sudán del Sur es una prueba para la diplomacia internacional, para la capacidad de resistencia de los pueblos y un recordatorio de que la independencia no siempre es sinónimo de libertad si no viene acompañada de verdadera gobernabilidad, transparencia y justicia.

En palabras del Secretario General de la ONU: “No maquillemos la situación: lo que vemos hoy recuerda trágicamente a la guerra civil que mató a 400,000 personas. No podemos permitir que eso se repita”.

El mundo mira, preocupado. Pero los ciudadanos de Sudán del Sur, que alguna vez ondearon sus banderas en triunfo, solo piden algo simple: vivir en paz.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press