NBA en caída libre: ¿están los 76ers, Suns y Jazz en el punto más bajo de su temporada?

Analizamos el crudo presente de tres franquicias históricas de la NBA y lo que sus preocupantes rachas revelan sobre sus perspectivas actuales y futuras

La temporada regular de la NBA no deja de ofrecer emociones, giros inesperados y también bastante frustración. Tres equipos en particular acaparan los titulares, no por su éxito, sino por sus caídas estrepitosas: Philadelphia 76ers, Phoenix Suns y Utah Jazz.

¿Qué está pasando con estos conjuntos? ¿Es únicamente culpa de las lesiones? ¿O acaso hay problemas estructurales que están arrastrando a estas franquicias hacia el fondo de la clasificación?

Philadelphia 76ers: una enfermería disfrazada de escuadra

Los Philadelphia 76ers son actualmente el decimotercer equipo del Este con un récord de 23-52. Más allá del número, lo verdaderamente escandaloso es que han perdido cinco partidos consecutivos jugando como visitantes y su desempeño general ante rivales de la Conferencia Este es paupérrimo (14-32).

El equipo no solo ha sido superado tácticamente, sino que opera al borde del colapso físico. Su lista de lesionados parece el parte médico de un hospital: Joel Embiid (rodilla), Tyrese Maxey (espalda), Kelly Oubre Jr. (rodilla) y Paul George (ingle), todos fuera. En total, hay más de ocho jugadores clave inhabilitados.

Ante este panorama, Jared Butler y Justin Edwards han intentado tapar huecos. Edwards, por ejemplo, promedia 16.1 puntos en los últimos 10 juegos con un 48.1% de acierto. Pero con el equipo permitiendo 125 puntos por partido en ese lapso, sus esfuerzos son casi estériles.

Dato curioso: los 76ers están permitiendo más puntos (125) de los que anotan (112.3) en sus últimos diez partidos. Un equipo competitivo sencillamente no puede sobrevivir así.

Phoenix Suns: el espejismo del desierto

Los Phoenix Suns están en la lucha por meter cabeza en el play-in del Oeste, pero más por demérito de otros que por méritos propios. Ubicados undécimos con un récord de 35-40, han perdido cuatro partidos seguidos como visitantes y presentan un rendimiento inestable en ambos extremos de la cancha.

Algo anda mal cuando un equipo con talentos como Kevin Durant y Tyus Jones necesita remar tanto contra los Bucks, que tampoco viven su mejor momento. Las estadísticas lo reflejan: los Suns tienen una diferencia negativa de puntos (-2.1) pese a tirar con un 48.5% de campo, uno de los mejores registros de la liga.

¿El problema? No saben cerrar partidos ni cuidar la pelota. El rival promedio les mete 116.4 puntos, lo suficiente para borrar cualquier buen ataque. Solo en los últimos 10 encuentros, han cedido 115.6 puntos por juego.

Bradley Beal está fuera por una lesión en los isquiotibiales —sí, otro importante fuera—. Durant ha tomado las riendas ofensivas, con 3 triples por partido en ese mismo lapso. Pero si tú estrella debe suplir también los vacíos defensivos y organizativos, el agotamiento llega rápido.

Dato relevante: Phoenix tiene marca de 12-25 como visitante. Les cuesta horrores ganar fuera del Footprint Center, y eso no es buen pronóstico de cara a los playoffs.

Utah Jazz: reconstrucción o naufragio sin rumbo

La situación de los Utah Jazz parece sacada del manual de “Cómo hundirse en plena temporada”. Actualmente últimos en el Oeste con 16 victorias y 59 derrotas, solo han ganado 7 partidos fuera de casa. Están en medio de una racha de 16 derrotas consecutivas como visitantes. Eso lastima incluso al más optimista.

Es comprensible que un equipo en reconstrucción sufra altibajos, pero permitir 120.2 puntos por partido y tener una diferencia negativa de casi 9 puntos por juego (8.6) raya en lo trágico.

Collin Sexton y Keyonte George son, probablemente, lo más rescatable en medio del naufragio. Ambos promedian 16.6 puntos, con George aportando además 5.8 asistencias por encuentro. Pero con Lauri Markkanen, Jordan Clarkson y otros tantos fuera, sus esfuerzos apenas sirven para disfrazar una cultura perdedora ya instalada.

La plantilla está llena de jóvenes sin experiencia y los veteranos disponibles parecen resignados. La afición lo sabe: esta temporada está perdida.

Estadística que duele: Utah ha ganado 1 de sus últimos 10 partidos. En ese plazo, han anotado apenas 105.6 puntos por noche y han admitido 123.

¿Qué tienen en común estos tres equipos?

Lo más evidente es una dependencia exagerada de sus estrellas. Embiid en Philly, Durant en Phoenix y Markkanen en Utah. La lesión de uno de ellos precipita el derrumbe colectivo. La falta de profundidad en bancas, estrategias defensivas flexibles y sistemas ofensivos alternativos pasa factura enseguida.

Otro punto común es el mal manejo del balón y la incapacidad defensiva. Cuando los titulares están sanos, hay esperanza. Cuando se ausentan, no hay estructura que respalde al resto. ¿Resultado? Derrotas y más derrotas.

El factor lesiones: ¿excusa válida o parche mediático?

Hay una línea muy delgada entre señalar factores externos —como las lesiones— y reconocer fallas internas de planificación. El baloncesto moderno exige una plantilla versátil. Perder a dos o tres figuras no debería colapsar del todo a un equipo competitivo.

La maldición de los 76ers con las lesiones es vieja. Embiid, por ejemplo, se ha perdido al menos el 25% de las temporadas en cinco ocasiones. En Utah, la dependencia en Markkanen no obedece a una superestrella, sino a la falta de alternativas. En Phoenix, el traspaso por Beal no ha dado frutos aún, pues no ha estado saludable casi nunca.

Mirando al futuro: ¿hay esperanza?

  • Philadelphia podría tener esperanza si su núcleo saludable regresa a tiempo para competir en 2025. Pero sin Embiid y Maxey, este año está prácticamente perdido.
  • Phoenix aún tiene una ventana si asegura el play-in. Con Durant encendido y algo de salud en su plantilla, podrían ser un hueso duro de roer.
  • Utah claramente apostará por el draft. La reconstrucción está en marcha y no sería raro verlos intercambiar piezas durante el verano. Tienen potencial joven, pero eso no gana partidos ahora mismo.

¿Y los fans?

Para la afición, este tipo de temporadas pueden ser desmoralizantes. Pero también sirven de lección: la gloria es efímera si no se cultiva con profundidad, planificación y previsión médica. Aquellos que soñaban con postemporada deberán conformarse con ver cómo sus equipos se hunden, esperando vientos favorables para la próxima temporada.

Mientras tanto, seguiremos contando derrotas y preguntándonos si alguna de estas franquicias aprenderá finalmente de sus errores pasados.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press