Crisis y devastación en Myanmar tras el terremoto: una mirada al desastre y sus implicaciones

Con más de 1,600 muertos, miles de heridos y daños históricos, Myanmar enfrenta una de sus mayores catástrofes naturales. ¿Qué pasó exactamente y qué viene ahora para la región?

  •  EnPelotas.com
    EnPelotas.com   |  

Un país sacudido: los números detrás de la tragedia

El viernes 28 de marzo de 2025, Myanmar vivió uno de los desastres naturales más destructivos de su historia reciente. Un terremoto de magnitud 7.7 sacudió el corazón del país, dejando un saldo devastador: 1,644 personas fallecidas, más de 3,400 heridas y otras 139 desaparecidas. La cifra sigue aumentando, pues los equipos de rescate luchan por llegar a las zonas más afectadas.

La fuerza del sismo se sintió con fuerza incluso en la vecina Tailandia, particularmente en el área metropolitana de Bangkok, donde se confirmaron 18 muertos, 33 heridos y 78 desaparecidos. A pesar de ser países vecinos altamente propensos a movimientos telúricos, el nivel de daño ha sorprendido incluso a expertos en sismología y gestión de crisis humanitarias.

¿Por qué Myanmar es tan vulnerable?

Myanmar se asienta sobre la Falla de Sagaing, una línea de fractura tectónica que separa las placas India y Sunda. Esta falla es conocida por su capacidad de generar terremotos significativos debido al constante desplazamiento entre las placas tectónicas.

El país ha sufrido anteriormente terremotos considerables, como el ocurrido en 2016 que tuvo una magnitud de 6.8, afectando templos históricos en Bagan y dejando múltiples heridos.

Sin embargo, la intensidad, ubicación y profundidad del terremoto reciente lo catalogan como el más destructivo en décadas. La densidad de población en zonas urbanas cercanas al epicentro, particularmente en Mandalay, ha sido un factor clave en el alto número de víctimas.

Mandalay: el corazón cultural en ruinas

La segunda ciudad más grande de Myanmar, Mandalay, con una población de 1.5 millones de habitantes, fue una de las más afectadas. Según informes de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, los daños incluyen infraestructuras críticas como:

  • El histórico Puente Ava, que conecta las regiones de Sagaing y Mandalay.
  • La Universidad de Mandalay, una de las instituciones académicas más emblemáticas del país.
  • Sitios patrimoniales ricos en historia budista y arquitectura tradicional.

La pérdida no es solo estructural, sino también cultural. Myanmar posee una vasta riqueza histórica que ahora está en riesgo de desaparecer para siempre.

Comunicaciones colapsadas y aeropuertos cerrados

Una de las principales barreras en las labores de rescate ha sido la incomunicación que predomina en distintas regiones del país. Con telecomunicaciones colapsadas y aeropuertos cerrados en lugares clave como Naypyitaw y Mandalay, los esfuerzos de coordinación para socorro y distribución de ayuda humanitaria se han visto dramáticamente obstaculizados.

La respuesta humanitaria

La Cruz Roja ha lanzado un llamado de emergencia internacional por 100 millones de francos suizos (equivalente a 113.3 millones de dólares) con el fin de asistir a 100,000 personas en 20,000 hogares durante los próximos 24 meses.

El plan incluye el envío de alimentos, tiendas, productos de higiene, atención médica móvil e infraestructura temporal escolar. También se contemplan recursos para apoyar el manejo de duelo, trauma emocional y pérdida de identidad cultural.

El impacto más allá de las cifras: un enfoque humano

Cada número representa una historia. Niños que quedaron huérfanos, familias enterradas bajo los escombros, sobrevivientes que lo perdieron todo, desde sus hogares hasta sus medios de vida. En zonas rurales, donde la ayuda aún no ha llegado, las personas dependen de comunidades locales e improvisadas redes de apoyo para sobrevivir.

"Sentí que el suelo se abría bajo mis pies. Mi casa desapareció en segundos", relató un residente de Magway, región también afectada. Históricamente marginadas, estas regiones ahora enfrentan una doble emergencia: la catástrofe sísmica y la falta de visibilidad internacional.

¿Qué se necesita ahora?

La prioridad debe ser el acceso inmediato y sin restricciones a las zonas más afectadas, algo que requiere colaboración entre el gobierno de Myanmar, ONGs humanitarias y organismos multilaterales como la ONU.

También se requiere de un plan de reconstrucción masivo orientado a:

  • Rehabilitación de infraestructura crítica como hospitales, caminos y escuelas.
  • Restauración del patrimonio cultural dañado.
  • Capacitación comunitaria en gestión de riesgos sísmicos.

Lecciones no aprendidas: ¿estamos preparados para el próximo desastre?

Los expertos en desastres naturales coinciden en que la mayoría de infraestructuras públicas en Myanmar no cumplen con normas sísmicas modernas. El país ha estado más enfocado en resolver conflictos políticos y militares que en preparar su infraestructura ante catástrofes naturales.

El terremoto actual debe ser un llamado de atención, no solo para Myanmar sino para toda Asia del Sudeste. Ciudades como Bangkok, Yangon, Luang Prabang o incluso Ho Chi Minh comparten riesgos similares.

Solidaridad internacional: más urgente que nunca

Hasta el momento, países como Japón, Australia y organizaciones como Médicos Sin Fronteras y UNICEF han comenzado a movilizar recursos. Sin embargo, el ritmo ha sido lento debido a la falta de acceso y a la censura informativa.

Myanmar es un país en transición, con fuertes tensiones políticas internas. Pero ante una tragedia de esta magnitud, la ayuda no puede llegar con condiciones políticas. El tiempo es un lujo que las víctimas no tienen.

Una historia dolorosa, pero también una oportunidad

Si bien Myanmar llora sus muertos, esta catástrofe también ofrece una valiosa oportunidad: reconstruir mejor, de manera más segura, más inclusiva y más resiliente.

La reacción del mundo y de los propios ciudadanos de Myanmar será crucial en lo que venga después. Porque detrás del dolor, también puede nacer la esperanza.

Como dijo Ban Ki-moon tras el tsunami de 2004: “Las tragedias humanitarias no conocen fronteras ni ideologías. Sólo se curan con empatía y acción colectiva.”

Este artículo fue redactado con información de Associated Press