Sudán del Sur al borde del abismo: el eterno conflicto entre Kiir y Machar que amenaza con encender otra guerra civil
Una mirada profunda al frágil equilibrio político del país más joven del mundo tras el arresto de Riek Machar y el colapso de los acuerdos de paz de 2018
El arresto de Machar: ¿fin a la paz en Sudán del Sur?
La crisis en Sudán del Sur ha tomado un giro alarmante. El arresto de Riek Machar, uno de los vicepresidentes del país y antiguo rival militar del presidente Salva Kiir, amenaza con destrozar el precario tejido político que ha mantenido relativa calma en el país más joven del mundo desde el acuerdo de paz de 2018. Esta maniobra, junto con la detención simultánea de sus aliados, ha desatado temores de una inminente reanudación del conflicto armado, que durante años desangró al joven Estado africano.
La enemistad histórica: Kiir vs. Machar
Para entender la gravedad del momento actual, es necesario volver al origen del conflicto. Kiir, de etnia dinka (la más numerosa en el país), y Machar, de extracción nuer (la segunda en tamaño), tienen una larga historia de rivalidad política y militar dentro del SPLM, el movimiento rebelde que logró la independencia de Sudán del Sur en 2011.
Sus diferencias explotaron en 2013, cuando Kiir destituyó a Machar de su puesto de vicepresidente, alegando un intento de golpe de Estado. Lo que siguió fue una guerra civil devastadora que causó la muerte de al menos 400.000 personas y desplazó a millones. Un acuerdo de paz, con fuerte respaldo internacional, fue finalmente firmado en 2018.
El acuerdo de 2018: esperanza frustrada
El acuerdo estipulaba el regreso de Machar al cargo de vicepresidente, la integración de sus fuerzas militares en un nuevo ejército unificado y garantías de seguridad a ambos bandos. Sin embargo, su implementación ha sido lenta, con frecuentes acusaciones de incumplimiento por parte de Kiir.
«Se esperaba que se formara una estructura militar conjunta, pero lo que se ha visto es la manipulación de las fuerzas armadas con lealtades étnicas y políticas que sobreviven sobre el papel —afirmó Alan Boswell, analista del International Crisis Group—. Kiir ha mantenido su red militar fiel, mientras socava parte de las fuerzas de Machar.»
¿Por qué Machar insiste en mantenerse en la línea de sucesión?
Machar, académico con tres títulos universitarios y veterano del movimiento por la independencia, ha sido descrito como un político obsesionado con profecías tribales. En especial, una predicción de un seer de su tribu augura que un hombre con un hueco entre los dientes frontales y zurdo —cualidades que él posee— lideraría la nación en algún momento. Esta creencia, aunque pueda parecer trivial fuera del contexto local, tiene peso simbólico significativo entre los nuer.
Pero más allá de supersticiones, su motivación yace en décadas de lucha y ambiciones presidenciales reprimidas por un sistema donde la sucesión parece eternamente postergada.
El papel de Uganda y el control del aparato de seguridad
Kiir no solo mantiene una ventaja en el terreno político, sino también militar y diplomático. Cuenta con el respaldo del presidente de Uganda, Yoweri Museveni, quien ya en 2013 desplegó tropas para evitar que los rebeldes de Machar tomaran la capital, Juba. Uganda desplegó nuevamente fuerzas especiales en apoyo a Kiir, lo que desató críticas por violar el embargo de armas impuesto por Naciones Unidas.
Además, Kiir tiene bajo su mando directo al Servicio Nacional de Seguridad (NSS), una temida agencia de inteligencia a la que se acusa de desapariciones forzadas, detenciones arbitrarias y represión constante. Human Rights Watch lo describe como un “instrumento vital para silenciar la disidencia”. El centro de análisis The Sentry sostiene que el NSS "destaca por su brutalidad, secretismo y financiación privilegiada."
Los retrasos electorales como estrategia de poder
Desde su independencia en 2011, Sudán del Sur no ha celebrado elecciones nacionales. El sufragio, que estaba previsto originalmente para 2022, ha sido pospuesto hasta diciembre de 2026 (supeditado a las condiciones de seguridad), lo que ha intensificado las tensiones entre los antiguos rivales del SPLM.
Machar acusa a Kiir de utilizar los retrasos para consolidar su poder, debilitando las instituciones y recurriendo a tácticas dictatoriales. Según sus declaraciones más recientes: «Kiir está destruyendo el acuerdo de paz y usurpando el mandato del pueblo».
Renacimiento de la violencia étnica: el caso del Ejército Blanco
En marzo pasado, un grupo miliciano de etnia nuer conocido como el Ejército Blanco tomó una guarnición en la ciudad de Nasir, un bastión simbólico y estratégico para Machar. En medio de la respuesta militar, un helicóptero de la ONU fue atacado, dejando docenas de muertos, incluido un general del gobierno.
Este evento marcó un giro particularmente peligroso, ya que evocó a los primeros enfrentamientos de 2013 que desencadenaron la guerra civil. Para el International Crisis Group, "la chispa puede encenderse fácilmente en otros lugares: el terreno está peligrosamente seco", advirtieron en un reciente informe.
Intervención internacional y silencio del Vaticano
La comunidad internacional ha sido lenta a la hora de responder al deterioro institucional en Sudán del Sur. El Vaticano, bajo el papado de Francisco, ha intentado ser un mediador moral en el conflicto: en 2019, en un gesto sin precedentes, el papa besó los pies de Kiir y Machar para rogar por la paz.
Sin embargo, en medio de su actual convalecencia por una grave afección respiratoria, el pontífice ha permanecido al margen. Su agenda ha sido reducida a sesiones privadas de oración y reposo médico, como lo confirmó el Vaticano esta semana.
Mientras tanto, líderes como el presidente de Polonia, Andrzej Duda, se han reunido este mes con el cardenal Pietro Parolin para reforzar diálogos por la paz en Europa del Este, dejando a África en un segundo plano.
¿Se puede evitar otra guerra civil?
Con los bandos armados y una frágil red de alianzas internacionales sostenida casi por compromiso, Sudán del Sur enfrenta el peligro real de regresar a una guerra civil incluso más cruenta que la anterior. La falta de voluntad política, sumada a la presión interna y tribal, crea un escenario complejo y alarmante.
Las lecciones del pasado reciente deberían ser advertencia suficiente: el costo humano, económico y social de otro conflicto podría condenar a una generación entera. Según datos de Naciones Unidas, más de 2 millones de personas siguen desplazadas internamente en el país, y al menos 7.8 millones enfrentan inseguridad alimentaria.
La necesidad urgente de elecciones y reformas
Sudán del Sur necesita más que promesas. Se requieren elecciones libres y transparentes, desarme democrático de fuerzas irregulares y garantías reales para la oposición. De lo contrario, la codicia política y el uso de instrumentos autoritarios seguirán siendo el caldo de cultivo del conflicto.
En palabras del politólogo Jok Madut Jok: "El acuerdo de paz de 2018 fue una oportunidad perdida. Pero aún hay tiempo para evitar el abismo si tanto Kiir como Machar ponen el bienestar del país por encima de sus aspiraciones personales."
Sudán del Sur cumplirá 15 años como país soberano en 2026. ¿Será también el año en que celebre su primera elección libre?