Oneil Cruz y la nueva versión de los Piratas: esperanza, poder y carácter
El regreso de Adam Frazier, un batazo decisivo de Cruz y una joven promesa en la receptoría alimentan el optimismo en Pittsburgh
Por fin hay señales alentadoras en el horizonte de los Piratas de Pittsburgh, un equipo que ha estado atrapado entre reconstrucciones eternas e ilusiones fugaces durante la última década. La victoria 4-3 contra los Marlins de Miami el pasado viernes, más que un simple resultado, dejó entrever un cambio sutil pero potente: carácter, actitud y decisiones inteligentes dentro y fuera del campo.
Un batazo que encendió el alma bucanera
En el quinto inning, con un juego aún incipiente, Oneil Cruz conectó un cuadrangular de dos carreras que voló por la línea de foul del jardín izquierdo. La pelota salió despedida con furia tras un error defensivo y una base robada previa del mismo Cruz, que terminó siendo la chispa que encendió la ofensiva de Pittsburgh y les dio una ventaja de 4-0.
“Cruz es una fuerza de la naturaleza”, dijo el veterano McCutchen tras el partido. Y no es para menos: el joven dominicano de 25 años, ya conocido por su combinación explosiva de poder y velocidad, había iniciado esa misma entrada con una base por bolas, robándose luego la segunda base y avanzando a tercera gracias a un error de tiro. Su jonrón fue la demostración completa de un jugador total.
McCutchen y Frazier: experiencia al servicio del presente
Andrew McCutchen, eterno ídolo en Pittsburgh, volvió a hacerse sentir con un doble remolcador que impulsó a Cruz y continuó el rally de la cuarta entrada. A sus 37 años, Cutch se ha reinventado como líder en el vestuario y pegamento emocional de un grupo que necesita confiar de nuevo en sí mismo.
Otro que reapareció con impacto fue Adam Frazier, quien hizo su primera apertura desde julio de 2021 con los Piratas, ante la lesión de Nick Gonzales. Frazier, siempre fiable con el bate y el guante, empujó una carrera con un elevado de sacrificio. Su regreso no solo añade profundidad al infield, también experiencia en momentos de presión.
Un cierre con drama, pero también temple
El taponero David Bednar sufrió más de la cuenta en el noveno, permitiendo un cuadrangular de dos carreras a Otto López que puso el 4-3 en el marcador. Pero lo que se recuerda es cómo cerró el juego: dos rodados consecutivos eliminando el peligro, seguido de un ponche clave a Derek Hill para sellar la victoria. Son ese tipo de finales los que construyen carácter en los equipos que pretenden trascender.
La historia detrás de la oportunidad: Liam Hicks, receptor improvisado
Una de las notas más intrigantes fue la titularidad del joven Liam Hicks como receptor de los Marlins, haciendo su debut en Grandes Ligas tras ser seleccionado en el draft de Regla 5 el pasado diciembre. Hicks, de 25 años, fue integrado de emergencia y se lanzó al fuego contra una alineación con hambre de reputación. Aunque su papel fue más discreto, su inclusión refleja la profundidad con la que se arma un roster en esta era de incertidumbres físicas y decisiones tácticas milimétricas.
La conexión Hicks-Cruz simboliza también la eterna renovación que vive la MLB: donde un chico que nunca pensó estar ahí acaba siendo clave, y otro como Cruz, que lleva toda la atención de la prensa, decide partidos con su sola presencia.
Bailey Falter vs. Valente Bellozo: juventud vs. proyección
El próximo duelo de la serie enfrenta a un lanzador consolidado como el zurdo Bailey Falter, quien en 2024 rompió todos sus techos personales, contra una joven promesa de los Marlins: Valente Bellozo, de 25 años, que tendrá el honor (y la presión) de debutar frente a su público en medio del ambiente tenso que imponen las primeras jornadas de la temporada.
Este emparejamiento entre un lanzador asentado y otro emergente es un reflejo de la dinámica entre ambos equipos. Pittsburgh quiere soñar con playoffs luego de años de frustración, y Miami busca estabilizar una plantilla que ha tenido destellos, pero no constancia.
Rachas, historia y oportunidades: ¿un nuevo comienzo real?
Los Piratas no ganan una serie inaugural desde 2018. Esa sola estadística define la travesía reciente de un equipo que pasó de rozar la postemporada al ostracismo en poco tiempo. La clave no solo está en las victorias, sino en cómo estas se construyen.
El partido en Miami mostró robo de bases, bateo oportuno, defensa sólida e inteligencia táctica, elementos ausentes en versiones recientes de los Piratas. Además, se percibe un mejor manejo emocional del juego: los jóvenes corren con decisión, los veteranos guían con palabras clave, los relevistas no entran en pánico a pesar de los embates rivales.
Los Marlins y su eterno dilema ofensivo
No se puede pasar por alto que los Marlins fallaron en todos sus intentos con corredores en posición anotadora (0 de 4). Esa ineficiencia ha sido crónica en los últimos años, y aunque el pitcheo cumple, si no hay respuesta del otro lado del diamante, se repite el guion de temporadas pasadas.
A pesar del esfuerzo de Otto López, cuyo batazo en el noveno mantuvo vivas las esperanzas, el lineup mostró falta de profundidad y nerviosismo frente a un staff de pitcheo que no era de élite.
Piratas 2025: ¿el año de la resurrección?
Queda mucho por recorrer, sí. Pero los ingredientes para una campaña sorpresiva están ahí: talento joven, figuras como Cruz que están listos para liderar, veteranos sabios como McCutchen y Frazier, y un bullpen que, aun con grises, logra cerrar partidos.
Oneil Cruz, con su impulso de toro y su instinto natural, puede ser la cara de una nueva era bucanera. Con jugadores como Bart y Bednar acompañando y una gerencia que parece más estable, estas pequeñas victorias podrían transformarse en una ola de entusiasmo que lleve de vuelta a Pittsburgh a octubre.
Porque, como dijo una vez el gran Roberto Clemente: “Cuando pones el corazón, lo imposible se vuelve rutina”. Y si estos Piratas juegan cada partido como lo hicieron en Miami, ningún sueño es demasiado grande.