La lesión de JuJu Watkins sacude el baloncesto femenino y deja un vacío en el torneo de la NCAA
La joven estrella de USC se convirtió en fenómeno mediático y comercial, pero una grave lesión la aparta del March Madness 2025
JuJu Watkins no solo era una jugadora dominante en la NCAA; era el rostro del baloncesto femenino universitario moderno. Esta joven de 19 años, armada con un talento descomunal y un carisma que atraía tanto a fanáticos como a marcas globales, sufrió el lunes pasado una grave lesión en la rodilla que no solo pone fin a su temporada, sino que también deja un enorme vacío en uno de los eventos deportivos más esperados del año: el March Madness femenino.
Un momento que estremeció a todos
Todo ocurrió cinco minutos después de comenzar el partido entre USC y Mississippi State en la segunda ronda del Torneo de la NCAA. JuJu Watkins emprendió un contraataque y, al plantar su pie derecho, su rodilla se dobló de forma anormal. Casi inmediatamente gritó de dolor, cayó al suelo y tuvo que ser asistida para abandonar la cancha. No pudo apoyar su pierna y las lágrimas eran inevitables.
USC anunció posteriormente que Watkins se sometería a cirugía y comenzaría luego un proceso de rehabilitación. El diagnóstico estremeció el mundo del deporte, no solo por la gravedad, sino también por lo que representa su inesperada ausencia en la Sweet 16 del torneo.
Watkins: de estrella universitaria a fenómeno cultural
JuJu Watkins no es una jugadora ordinaria. Con sus 6 pies 2 pulgadas (1,88 metros), se ha consolidado como una máquina de anotación, promediando 27.1 puntos por partido esta temporada, la segunda mejor marca en la nación. Llevó a la Universidad del Sur de California a su mejor actuación en más de 25 años y se posicionaba como una gran favorita para liderar a las Trojans hacia una histórica coronación nacional.
Sin embargo, su influencia va mucho más allá del ámbito deportivo. Watkins ha revolucionado el marketing en el deporte universitario a través de acuerdos NIL (Nombre, Imagen y Semejanza). Su valor de mercado alcanza los $739,000 dólares, según On3.com. Las cifras impresionan especialmente al tratarse de una deportista universitaria.
Ha firmado contratos con Nike, Gatorade, Fanatics, United Airlines, State Farm, entre otras marcas. Incluso empresas como Mondelez y Funko han apostado por su imagen. No sorprende que las graderías del Galen Center hayan estado repletas de celebridades en sus juegos: desde Michael B. Jordan hasta Snoop Dogg y Vanessa Bryant.
El impacto de su ausencia en la NCAA
Para la entrenadora de South Carolina, Dawn Staley, la lesión de Watkins es un golpe para todo el baloncesto femenino. En sus palabras:
“JuJu es amada por todas nosotras… Ella está elevando nuestro juego. Es un negocio en sí misma y su ausencia vuelve menos completo al Torneo de la NCAA”.
Las consecuencias ya se reflejan en las cifras. En las dos primeras rondas del torneo femenino de este año, la asistencia fue de 224,972 personas, lo que representa un 30% menos que en 2024, cuando se alcanzó un récord de 292,456 aficionados. Aun así, esta cifra sigue siendo la tercera más alta de la historia.
La audiencia televisiva también disminuyó con un promedio de 367,000 espectadores por partido en la primera ronda. Eso sí, sigue siendo un 43% más alto que en 2023, lo que demuestra un crecimiento sostenido del interés por el baloncesto femenino, aunque afectado por la falta de estrellas disponibles.
¿Quién ocupará el trono vacante?
La lesión de Watkins abre una oportunidad para que otras figuras brillen. La que más destaca entre ellas es Paige Bueckers, jugadora senior de UConn, quien regresó esta temporada luego de haber superado también una lesión de ligamento cruzado. Bueckers es una de las pocas que puede equipararse en notoriedad y talento a Watkins.
Su partido contra South Dakota State fue el más visto de la segunda ronda, con un promedio de 1.7 millones de espectadores, reflejando el poder de atracción que aún tiene cuando se encuentra saludable.
Cori Close, entrenadora de UCLA, se mostró confiada en el espíritu luchador de JuJu:
“Ella regresará mejor y más fuerte. Es una guerrera. Hoy es momento de que otras jugadoras asuman ese rol estelar. Estoy muy triste por JuJu… pero estoy emocionada por las nuevas protagonistas que van a salir a la luz”.
La herencia de Caitlin Clark y el paralelo con la historia
La emergencia de JuJu Watkins se daba en un contexto que elevó las expectativas del público. El año pasado, Caitlin Clark y Angel Reese protagonizaron un duelo épico entre Iowa y LSU en la final, que rompió récords de audiencia. Fue un momento comparable en magnitud al clásico duelo entre Magic Johnson y Larry Bird en 1979, cuyo impacto marcó el despegue de la NBA moderna.
Pero esa fama repentina tiene un costo: cuando las estrellas desaparecen, el interés se resiente. Rebecca Lobo, leyenda de UConn y analista de ESPN, lo expresó así:
“Es una decepción enorme porque ella es una jugadora extraordinaria. Muchos iban a verla por primera vez en los regionales. Es un golpe fuerte porque hemos crecido tanto en el último año y medio, y ella ha sido parte crucial de ese crecimiento”.
Comparación con otras épocas: luces y sombras
Los números muestran que el baloncesto femenino está mejor que nunca, pero aún vulnerable a perder impulso si pierde sus piezas clave. Tras el boom mediático que representó Caitlin Clark, se esperaba que Watkins fuera la sucesora natural. Su estilo eléctrico, su autenticidad en la cancha y su imagen fuera de ella representaban el combo perfecto para mantener y expandir la atención del público.
En este sentido, 2025 parecía tener todo a su favor para afianzar una nueva era dorada del baloncesto femenino. Pero ahora, sin Watkins, la narrativa se fractura. Los fanáticos tendrán que encontrar nuevas heroínas o volver a mirar a veteranas como Bueckers, Angel Reese, o a sorpresas emergentes como Hannah Hidalgo o Aaliyah Edwards.
Un espacio por llenar, un futuro por reimaginar
El hecho de que JuJu Watkins haya logrado ser tema de conversación incluso fuera del entorno deportivo refleja su ascendencia extraordinaria. Era (y sigue siendo) una marca personal, una figura transcultural y una promesa que apenas comenzaba. Su ausencia temporal no significa el fin de esa narrativa, pero sí exige nuevas protagonistas que estén dispuestas a asumir la responsabilidad de atraer audiencias y captar inversiones.
Todo parece indicar que el baloncesto femenino se está acercando al punto de inflexión que la WNBA también viene buscando desde hace décadas: convertirse no solo en espectáculo deportivo, sino en fenómeno cultural. Watkins ya lo era. Y su recuperación marcará el tono del ciclo siguiente. Hasta entonces, el reflejo de lo que lo perdió iluminará, paradójicamente, lo que el deporte puede ganar en resiliencia.
“JuJu volverá. Y cuando lo haga, será aún más grande de lo que ya era”.