La crisis del huevo: Cuando la Pascua y la influenza aviar chocan con el comercio internacional
Una mirada profunda a la escasez de huevos en EE.UU. y las tensiones que genera en la relación con Europa
Por estos días, Estados Unidos está literalmente en una cacería global de huevos. Una tarea tan sencilla como encontrar docenas de huevos frescos se ha transformado en un desafío internacional, desatando tensiones regulatorias, comerciales e incluso diplomáticas. ¿El culpable? Una devastadora ola de gripe aviar que ha generado el desabastecimiento más importante de las últimas décadas en tierras norteamericanas.
Un problema que va más allá del desayuno
En febrero de 2024, EE.UU. produjo 720 millones menos de huevos en comparación con el mismo mes del año anterior, una caída de casi el 10%, según datos del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA). Esta escasez ha elevado los precios a niveles récord: el 21 de febrero, el precio mayorista de huevos grandes alcanzó los $8.15 por docena, aunque para fines de marzo había bajado a $3.27.
La situación se da justo cuando se aproximan festividades como la Pascua y el Pésaj, periodos en que la demanda de huevos –ya sea para pintar o para preparar platos tradicionales– se dispara.
La gripe aviar: un enemigo común
La raíz del problema es la gripe aviar. Esta enfermedad ha provocado el sacrificio de millones de aves en EE.UU. desde finales de 2023. Pero lo que agrava el dilema es que esta crisis sanitaria no es exclusiva de América: Europa, también azotada por la gripe aviar, enfrenta sus propios retos para abastecer a sus mercados internos.
“La producción nacional de huevos en Alemania cubre apenas un 73% del consumo interno”, comentó Hans-Peter Goldnick, presidente de la Asociación Alemana del Huevo. “Tenemos que importar desde Holanda todos los días para satisfacer la demanda”.
La gran divergencia: huevos lavados vs. huevos sucios
Más allá de la disponibilidad, uno de los grandes obstáculos entre Europa y EE.UU. es la forma distinta de tratar a los huevos.
En EE.UU., los huevos deben pasar por un proceso de lavado y refrigeración antes de llegar al consumidor. Se cree que este procedimiento reduce la probabilidad de infección por Salmonella, pero también elimina la cutícula natural de protección del huevo.
En contraste, la Unión Europea prohíbe lavar los huevos que se venden como frescos (Grado A), precisamente porque eliminar esa barrera natural amplía el riesgo de penetración bacteriana.
“Estos son dos sistemas que no podrían ser más diferentes”, señaló Goldnick. De hecho, en países como Alemania es común ver huevos en el supermercado con plumas o incluso excremento de gallina, ya que la prioridad es mantener la protección natural.
Polonia, Italia y el dilema del abastecimiento
EE.UU. contactó a varios países europeos –Polonia, Alemania, Italia, Suecia, entre otros– para explorar la posibilidad de importaciones. Sin embargo, ninguno parece tener un exceso de huevos.
“En Italia, los productores sólo logran cubrir la demanda nacional”, afirmó Coldiretti, una organización agrícola italiana. Polonia, uno de los principales exportadores del continente, admitió haber recibido solicitudes de EE.UU., pero que cumplir los requisitos regulatorios estadounidenses representa un gran desafío.
“La sanitización es un tema crítico. En Europa se considera que el huevo debe mantenerse seco, sin lavar, por cuestión de seguridad”, explicó Katarzyna Gawrońska, directora de la Cámara Nacional de Productores Avícolas de Polonia.
Huevos en polvo: una solución intermedia
Ante la dificultad de importar huevos frescos, el gobierno estadounidense ha comenzado a mirar otra opción: huevos procesados en forma de polvo, líquido o congelado. Este tipo de producto se utiliza ampliamente en la industria alimentaria (pastas, repostería, mayonesa, entre otros) y puede reemplazar a los huevos frescos en ciertos procesos sin comprometer la seguridad alimentaria.
Polonia, por ejemplo, sí podría vender grandes volúmenes de huevos procesados si EE.UU. aprueba a sus productores como fuente segura. “Nuestros miembros tienen capacidad para ofrecer productos pasteurizados en polvo de forma masiva”, señaló Gawrońska.
Algo similar ocurre en Dinamarca, donde algunas plantas históricas autorizadas sí pueden realizar baños de huevo. Suecia, por su parte, informó que sus reservorios actuales no alcanzan para exportar.
Otros países, misma historia
Además de Europa, EE.UU. también ha iniciado conversaciones informales con países como Turquía, Corea del Sur, Noruega, España, Austria y Dinamarca. El USDA confirmó haber asegurado “nuevos compromisos” con Ankara y Seúl, sin detallar si se trata de huevos frescos o industriales.
Estas medidas buscan aliviar un déficit que en total, representa cerca de 50 millones de huevos diarios. Una cifra abrumadora si se considera que Alemania, por ejemplo, sólo produce unos 45 millones por día.
Política, comercio y... huevos
Algunos pensarían que las tensiones políticas entre EE.UU. y Europa serían un freno para negociar una solución. La Administración Trump ha impuesto y amenazado con nuevos aranceles al acero, aluminio y automóviles del bloque europeo. Además, episodios como su intento de “comprar” Groenlandia enfurecieron a aliados como Dinamarca.
Pero en palabras de productores como Goldnick, las preocupaciones van más allá de la geopolítica: “Un colega productor me dijo que si el precio es correcto, entrega los huevos”.
“Tengo dos almas en el pecho”, dijo Goldnick. “Por un lado, diría que no podemos apoyar un sistema como ese, pero esa no es la respuesta correcta. La respuesta es que debemos ayudar donde podamos. Esto trata de las personas, no del gobierno”.
La cultura detrás del huevo
Más allá de las cifras y tensiones regulatorias, hay un elemento cultural poderoso detrás de los huevos: las festividades religiosas.
En Pascua, millones de niños en EE.UU. pintan y decoran huevos como parte de una tradición centenaria. En el Pésaj judío, el huevo cocido representa el sacrificio ofrecido en el Templo de Jerusalén. Es decir, este alimento no es simplemente parte del desayuno: tiene un valor simbólico y profundo.
Por eso, el desabastecimiento ha golpeado con mayor fuerza el ánimo de los consumidores. Si bien los precios ya han bajado considerablemente y existe una menor presión sanitaria por nuevos brotes, la incertidumbre sobre el futuro persiste.
¿Unificación de normas en el horizonte?
Esta crisis ha reabierto un debate de larga data: ¿es posible armonizar los estándares de seguridad alimentaria a nivel mundial?
Si bien las diferencias culturales, regulatorias y sanitarias son profundas, algunos especialistas creen que eventos como la escasez actual pueden servir como “catalizadores para la cooperación internacional”.
Lo cierto es que, al menos por ahora, cada parte se mantiene firme en sus normas. Y siendo la salmonella responsable de miles de hospitalizaciones al año tanto en Europa como en América, este debate seguirá en ebullición.
Huevos: más que una fuente de proteínas
La historia del huevo es un espejo de nuestras prioridades: consumo, salud, comercio y cultura chocan en una pequeña cáscara de calcio.
Y mientras las gallinas del planeta hacen su parte, políticos, productores agrícolas, exportadores e importadores tendrán que encontrar la fórmula mágica para que ningún niño se quede sin su huevo de Pascua... ni ningún hogar sin su omelette matutino.