¿Libertad de expresión o amenaza a la seguridad nacional? El caso de Rumeysa Ozturk divide a Estados Unidos

La detención de una estudiante turca en EE.UU. reaviva el debate sobre los derechos civiles, el activismo pro-palestino y los límites de la política migratoria

BOSTON, Massachusetts. – La detención de Rumeysa Öztürk, una joven estudiante de doctorado de Tufts University, ha encendido una nueva controversia en el panorama político y social estadounidense. Detenida sin previo aviso por agentes de inmigración enmascarados mientras caminaba por las calles de Somerville, Massachusetts, Öztürk fue trasladada rápidamente a un centro de detención en Basile, Luisiana, sin que sus abogados pudieran intervenir a tiempo.

El caso ha sacado a la luz las tensiones entre libertad de expresión, política exterior, activismo universitario y la cada vez más polémica política migratoria de Estados Unidos. Pero, ¿hasta dónde puede llegar el gobierno al invocar la seguridad nacional? ¿Está criminalizando el disenso político entre extranjeros que estudian legalmente en el país?

¿Quién es Rumeysa Öztürk?

Rumeysa Öztürk, de 30 años, es originaria de Turquía y cursa una investigación doctoral en políticas internacionales en Tufts University. Con un enfoque académico en el conflicto de Medio Oriente, hace un año fue coautora de un artículo de opinión en The Tufts Daily en el que criticaba el silencio de la universidad ante las demandas estudiantiles de reconocer el "genocidio palestino" y desinvertir en empresas vinculadas a Israel.

El texto no llamaba a la violencia ni mostraba apoyo explícito a movimientos armados. Sin embargo, en mayo de 2025, el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) revocó su visa y la acusó de apoyar a Hamás, una organización catalogada como terrorista por Estados Unidos.

La versión del gobierno estadounidense

Un portavoz del DHS confirmó la detención y la revocación de su visa, alegando que "investigaciones han demostrado que la señora Öztürk participó en actividades de apoyo a Hamás". No obstante, no se ha presentado aún prueba concreta alguna. Tampoco se le ha sometido a juicio ni se han presentado cargos formales.

Este tipo de acciones se sustentan en una facultad legal poco invocada: un estatuto que autoriza al Secretario de Estado a revocar visas si existen preocupaciones sobre amenazas a los intereses de política exterior del país. Esta legislación fue utilizada de manera más amplia durante la administración de Donald Trump.

¿Se criminaliza el activismo universitario?

Desde el comienzo de la guerra en Gaza, numerosos estudiantes universitarios han organizado protestas y campañas en apoyo al pueblo palestino. Muchas de estas acciones se han realizado pacíficamente, amparadas en la Primera Enmienda de la Constitución estadounidense, que protege la libertad de expresión.

Sin embargo, algunos de estos estudiantes, especialmente aquellos con visados o vínculos internacionales, han reportado revisiones migratorias, interrogatorios, cancelaciones de visados o detenciones. A Öztürk se suma el caso de otros estudiantes extranjeros a quienes se les ha negado la entrada al país por razones similares.

"El gobierno está intentando silenciar a los críticos de la ocupación israelí bajo el pretexto de la seguridad nacional", dijo uno de sus abogados al ser entrevistado por la radio pública WBUR-Boston. "La libertad de expresión no debería terminar en la aduana".

El contexto internacional y político

El conflicto se inscribe en medio de un clima político enrarecido. Desde el ataque de Hamás a Israel del 7 de octubre de 2023, que dejó 1,200 personas muertas y más de 250 rehenes, la violencia escaló rápidamente. Israel lanzó una ofensiva que, hasta mayo de 2025, ha dejado más de 50,000 muertos, según el Ministerio de Salud de Gaza, y la destrucción de gran parte de la Franja.

Las imágenes del conflicto han movilizado a comunidades universitarias en Estados Unidos, donde el activismo pro-palestino ha resurgido a gran escala. Sin embargo, esta ola de activismo ha despertado también una contraofensiva legal y política desde ciertos sectores del gobierno federal.

La respuesta judicial: el caso Ozturk en corte

El pasado viernes, la jueza federal Denise Casper ordenó que Rumeysa Öztürk no puede ser deportada a Turquía sin una decisión judicial previa. Esta resolución otorga un respiro a su defensa, que no fue notificada de su detención a tiempo como para bloquear legalmente el traslado logístico a Luisiana.

"Para permitir que la Corte decida sobre la jurisdicción de la petición, Öztürk no será removida del país hasta nueva orden de esta corte", escribió Casper. El gobierno tiene hasta el martes por la noche para responder a la demanda actualizada presentada por sus abogados.

Libertades civiles bajo presión

El caso ha generado una ola de solidaridad entre estudiantes, profesores y organizaciones defensoras de derechos civiles. Universidades como Harvard, Yale y UC Berkeley han emitido comunicados expresando preocupación por la forma en que las autoridades parecen utilizar criterios ideológicos como elemento migratorio.

La Asociación Nacional de Abogados para los Derechos de los Inmigrantes afirmó que "el uso del sistema migratorio como herramienta de castigo político convierte a las universidades estadounidenses en espacios represivos para estudiantes internacionales". Declaraciones similares fueron emitidas por la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU).

¿Un patrón preocupante?

El caso de Öztürk es parte de un conjunto mayor de acciones gubernamentales recientes. En los últimos meses:

  • Estudiantes provenientes de países árabes han reportado interrogatorios en aeropuertos por haber compartido mensajes pro-palestinos en redes sociales.
  • Visas estudiantiles fueron canceladas a académicos que participaron en conferencias sobre el conflicto israelí-palestino.
  • Embajadas de EE.UU. han demorado la renovación de visados a profesores críticos con la política exterior del país.

Este patrón no solo contradice la imagen de apertura académica que las universidades norteamericanas promueven mundialmente, sino que compromete los intereses geopolíticos a largo plazo, como explica Foreign Affairs: "Cuestionar el disenso crítico desde la academia debilita la legitimidad democrática que distingue a Estados Unidos de los regímenes autoritarios".

¿Seguridad nacional o censura selectiva?

Mientras el gobierno afirma estar actuando por seguridad nacional, muchos analistas ven en estos actos un intento político de alinear la disidencia extranjera con el extremismo. El problema, opinan, radica en equiparar la crítica a Israel con apología al terrorismo, algo que no resiste análisis jurídico riguroso.

"Criticar a un Estado no es antisemitismo, ni mucho menos terrorismo" comenta Lara Friedman, presidenta de la Fundación para la Paz en Medio Oriente en entrevista con NPR. A su juicio, "es peligroso e irresponsable utilizar la maquinaria del Estado para acallar el pensamiento crítico, especialmente cuando viene de comunidades vulnerables".

El legado de Trump y las políticas de exclusión

Buena parte del marco bajo el cual se ejecutó la detención de Öztürk fue impulsado por Donald Trump durante su mandato. Bajo su administración, se amplió la discrecionalidad del poder ejecutivo en temas migratorios, cancelando miles de visados sin necesidad de orden judicial.

Asimismo, instauró cláusulas que permitían negar la entrada al país por meras sospechas de oposición ideológica. Estas políticas apenas han sido modificadas desde la llegada de Biden al poder, algo que ha sido fuertemente criticado por sectores progresistas del Partido Demócrata.

¿Qué sigue para Rumeysa Öztürk?

Sus abogados continúan la batalla legal para frenar su deportación definitiva y restaurar su estatus migratorio. "Rumeysa vino a aprender, a enseñar y a contribuir a una comunidad académica diversa. Su detención sienta un precedente aterrador para cientos de estudiantes internacionales", concluyó su abogado principal en conferencia de prensa.

La historia de Rumeysa, más allá de sus implicaciones legales individuales, es símbolo de un dilema mucho mayor que enfrenta Estados Unidos: ¿podemos seguir considerándonos una democracia libre si silenciamos las voces que cuestionan nuestra política exterior?

En palabras del escritor James Baldwin: "No todo lo que se enfrenta se puede cambiar. Pero nada puede cambiarse hasta que se enfrente".

Este artículo fue redactado con información de Associated Press