Renacimiento en Chicago: Cómo los Bulls se convirtieron en el equipo más emocionante de la NBA
Con un Giddey impresionante, triples imposibles y un estilo vertiginoso, los Bulls pasan de estar olvidados a convertirse en el equipo a temer en el cierre de la temporada
Josh Giddey se arrodilló en la pista del United Center mientras sus compañeros lo rodeaban eufóricos. Su triple desde media cancha había entrado limpio, sellando una remontada inolvidable y una victoria de 119-117 sobre Los Angeles Lakers. Para los Bulls, fue más que un triunfo: fue la confirmación de un renacer inesperado.
El tiro que definió una narrativa
Cuando Giddey lanzó el balón desde la media cancha, no solo intentaba ganar un partido: estaba sellando el símbolo del cambio que Chicago ha experimentado en las últimas semanas. De ser un equipo al borde del colapso hace apenas un mes, a derrotar al mismísimo LeBron James dos veces en menos de una semana, y dando espectáculo en cada jugada.
“Hemos demostrado en las últimas seis semanas que podemos ganarle a cualquiera”, declaró Giddey después del juego. Y tiene razón. Desde que cerraron un ciclo con la salida de Zach LaVine hacia los Kings, los Bulls no han hecho más que subir.
Chicago: de la decepción a la ilusión
A mediados de febrero, los Bulls eran un equipo en caída libre. Una racha de seis derrotas consecutivas los dejaba con un récord de 22-35 y todas las señales apuntaban a una reconstrucción. Sin embargo, con la llegada de jugadores jóvenes al centro del plan y una idea clara de juego rápido y agresivo, Chicago ha encontrado una identidad ganadora.
Desde entonces, han ganado 11 de sus últimos 16 partidos, incluyendo victorias sobre Denver Nuggets, Indiana Pacers y los mismísimos Lakers, no una, sino dos veces. Un cambio que tiene rostro: Josh Giddey y Coby White.
Josh Giddey: ¿el nuevo mago del medio oeste?
El australiano, fichado desde Oklahoma City en un intercambio que entonces parecía menor, ha florecido en Chicago. Ante los Lakers firmó su quinto triple-doble de la temporada: 25 puntos, 14 rebotes y 11 asistencias. El único Bull en la historia con más triples-dobles en una campaña sigue siendo Michael Jordan (15 en la temporada 1988-89).
Con 2.03 m de estatura y una visión periférica privilegiada, Giddey se ha convertido en el motor de las transiciones ofensivas de los Bulls. “Jugamos de forma agresiva y dinámica porque sabemos que podemos desgastar a los rivales”, dijo tras el partido. Y no es una coincidencia: el equipo se ha moldeado precisamente para eso.
Coby White: anotador imparable
Si Giddey organiza, White ejecuta. El escolta ha explotado ofensivamente desde el All-Star break, promediando más de 26 puntos por partido. Rompió su récord personal con 35 o más puntos en tres partidos consecutivos y contra Lakers añadió 26 puntos clave, incluido un triple que puso a los Bulls arriba a solo 6.1 segundos del final, después de un robo de Giddey a LeBron.
La química entre ambos es indiscutible. Mientras Giddey lidera en cancha con inteligencia, White aplica presión constante con su velocidad y precisión desde el perímetro. Entre ambos, han convertido a los Bulls en uno de los equipos más temibles en transición. En el último cuarto contra los Lakers, Chicago encestó 11 de 14 triples, tres de ellos en los últimos 10 segundos.
El efecto Donovan: cultura, sistema y resistencia
El entrenador Billy Donovan ha sido fundamental en esta metamorfosis. Lejos de bajar los brazos tras el traspaso de LaVine y el mal inicio, estableció una cultura de trabajo férrea desde septiembre. Durante los entrenamientos previos al campamento, forzó a sus jugadores a jugar con un reloj de 14 segundos para acelerar la toma de decisiones y la transición ofensiva.
“Tenían que estar en forma, y sabían que si querían jugar como pretendíamos, tenían que forzarse”, explicó Donovan. El resultado está a la vista: un estilo de juego vertiginoso que obliga a equipos veteranos, como los Lakers, a utilizar toda su energía para intentar mantenerse a la par, sin éxito.
Lakers: del éxtasis a la agonía en 24 horas
El contraste no pudo ser mayor en esta velada para los Lakers. Un día antes, LeBron James había conseguido un game-winner contra Indiana, y la moral estaba al alza. Sin embargo, en Chicago, perdieron una ventaja de 13 puntos en el último cuarto y cayeron de forma dramática. El novato entrenador JJ Redick lo resumió así: “Una manera devastadora de perder un partido”.
LeBron fue autocrítico: “Horrible pérdida de balón mía. Fue una falta de comunicación”. Y lo fue. Giddey robó ese pase para iniciar el rally final que terminó con su milagroso triple. Los Lakers han perdido 8 de sus últimos 12 juegos y aunque siguen en zona de play-in, su inconsistencia preocupa.
Un calendario salvaje por delante
Pese a este gran impulso, Chicago aún tiene camino que recorrer. Con menos de 10 partidos por disputar en temporada regular, cada triunfo cuenta. Actualmente, ocupan una de las posiciones de play-in en el Este, pero lo interesante es cómo han dejado de mirar hacia abajo y han comenzado a soñar con escalar más alto.
Le esperan encuentros difíciles, pero también nuevas oportunidades para seguir sorprendiéndonos. Equipos como New York, Philadelphia o Milwaukee aún figuran en su calendario. Sin embargo, ahora nadie quiere cruzarse con estos Bulls, los del estilo eléctrico y el corazón rebelde.
En busca de una nueva era
Más allá de la tabla de posiciones, lo que está pasando en Chicago es simbólico. Durante años, una de las franquicias más históricas de la NBA ha vivido en la mediocridad, sin rumbo claro. Jordan ya no está. Derrick Rose pasó. Jimmy Butler fue traspasado. Pero quizás ahora, el renacer llegue por la vía menos esperada: un base australiano, un escolta explosivo y un grupo de jugadores jóvenes con hambre y convicción.
Los Bulls, hoy, tienen identidad. Una que recuerda levemente a esos equipos jóvenes y luchadores de los ochenta, un grupo que no contaba con súper estrellas, pero sí con voluntad inquebrantable y una ciudad detrás gritando su nombre. Por ahora, la euforia es legítima.
Estadísticas clave
- Récord reciente de los Bulls: 11-5 en los últimos 16 partidos
- Josh Giddey: 25 puntos, 14 rebotes, 11 asistencias vs Lakers (5to triple-doble)
- Coby White: 26 puntos vs Lakers; más de 26 ppp desde el All-Star break
- 3PT en el 4to cuarto ante Lakers: 11 de 14
Giddey y White: ¿la nueva dupla dinámica de la NBA?
Si hay una conclusión preliminar de todo esto, es que el dúo Giddey-White puede ser un proyecto a largo plazo. Sus estilos se complementan, y ambos tienen apenas 24 y 23 años respectivamente. Chicago tiene entre manos una base sólida con la que soñar más allá de esta temporada. Regresar a unos Playoffs ya no parece descabellado, pero aún más importante es que vuelve la ilusión a una ciudad que nunca dejó de amar a su equipo.
En la NBA, todo puede cambiar en semanas. Pero si algo queda claro, es que nadie puede ignorar ya a los Bulls. Y todo comenzó, con un triple desde media cancha...