Suecia se rearma: El mayor fortalecimiento militar desde la Guerra Fría
La nueva meta de gasto del 3.5% del PIB marca un cambio histórico en la política de defensa sueca
En un giro dramático que pone fin a décadas de neutralidad militar, Suecia ha anunciado una expansión masiva de su gasto en defensa, alcanzando el 3.5% de su producto interno bruto (PIB), lo que representa el mayor aumento desde la Guerra Fría.
El fin de una era: del neutralismo a lo transatlántico
Desde hace más de 200 años, Suecia ha mantenido una postura neutral en los conflictos internacionales. Incluso durante las guerras mundiales del siglo XX y la prolongada Guerra Fría, el país escandinavo optó por mantenerse al margen de alianzas militares. Pero la invasión rusa a Ucrania en 2022 cambió de forma radical la percepción de seguridad en todo el continente europeo.
El primer ministro sueco, Ulf Kristersson, confirmó durante una conferencia de prensa histórica celebrada en Estocolmo que: “Nuestra evaluación es que la OTAN —y especialmente los países europeos miembros— necesitan avanzar de manera significativa en los próximos años, y Suecia está empujando para que estas decisiones se confirmen en la cumbre de la OTAN en La Haya en junio.”
La entrada a la OTAN: ¿precaución o pragmatismo?
En marzo de 2023, Suecia puso fin a su largo historial de no alineación militar al unirse oficialmente a la OTAN. Esta decisión vino acompañada de la creciente hostilidad de Moscú, especialmente tras el ataque ruso a Ucrania. El contexto geopolítico y la presión de países bálticos y escandinavos llevó a Suecia a reconsiderar su postura histórica en favor de la seguridad colectiva del Atlántico Norte.
La adhesión fue vista por analistas como una reacción directa al expansionismo ruso. Desde el comienzo de la invasión a Ucrania, Suecia ha estado reforzando la cooperación con sus vecinos del norte y fortaleciendo relaciones con Washington y Bruselas.
Un salto presupuestario sin precedentes
El objetivo anunciado del 3.5% del PIB implica un incremento sin igual en el gasto militar sueco desde los años 80. Actualmente, el país se encuentra invirtiendo el 2.4% de su PIB, cifra que ya es superior al objetivo histórico de la OTAN del 2%.
Kiell Johansson, analista del Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI, por sus siglas en inglés), expresó en medios locales que: “Este nuevo porcentaje pone a Suecia en la vanguardia del compromiso de defensa europea y la posiciona como un actor clave en la OTAN.”
Desglosando el nuevo plan de defensa
La estrategia del gobierno sueco incluye los siguientes pilares fundamentales:
- Apoyo continuo a Ucrania: Elevación del suministro militar y humanitario.
- Reforzamiento de su infraestructura militar nacional: Con especial enfoque en tecnologías de defensa aérea y cibernética.
- Mayor presencia en misiones conjuntas de la OTAN: Especialmente en el Mar Báltico y zonas con elevada tensión estratégica.
- Impulso a la defensa europea: Coordinación más fluida con instituciones de la Unión Europea para compartir inteligencia, logística y capacidad militar.
Según el ministro de Defensa, Pål Jonson, Suecia aspira a establecer bases militares modernas en Gotland, isla clave en el mar Báltico. Además, se prevé un aumento del 60% en el personal activo del ejército sueco para 2030.
Un contexto europeo militarizado
Las tensiones con Rusia no solo han cambiado la postura sueca. En 2014, solo tres países aliados de la OTAN cumplían con el umbral del 2% del PIB en gasto militar. Sin embargo, para 2023, esa cifra se disparó a 23 países, según datos de la propia organización. Incluso el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, sugirió aumentar progresivamente el objetivo al 3%.
El tono empleado por Donald Trump durante su mandato (2017–2021) fue altamente crítico con los países europeos que no invertían lo suficiente en sus fuerzas armadas. El expresidente tachaba a esos gobiernos de “aprovecharse del escudo militar estadounidense”. Esa presión jugó un rol indirecto en el aumento del gasto conjunto de los países de la OTAN.
Reacciones políticas internas
El anuncio de Kristersson cuenta con el apoyo del partido socialdemócrata —actual oposición— y de sus socios de coalición. También ha recibido el respaldo del partido de los Demócratas de Suecia (SD), una formación de derecha que ha dado un giro notable en sus posturas de seguridad colectiva en los últimos años.
No obstante, hay sectores críticos que cuestionan el gasto durante un contexto social complicado. En las últimas semanas, grupos sindicales y asociaciones de derechos civiles han advertido sobre la posible reducción de inversiones sociales, especialmente en educación, vivienda y sanidad, en favor de lo militar.
Una población que respalda
Distintas encuestas publicadas por medios suecos revelan que alrededor del 70% de la población está a favor del aumento del gasto en defensa, viendo la iniciativa como una respuesta proporcional al contexto internacional.
El analista político Johan Norberg señala que “la percepción de amenazas ha cambiado rápidamente en Suecia. Lo que hace cinco años era impensable —como unirse a la OTAN o tener un ejército fuerte— hoy es visto como el nuevo estándar.”
Implicaciones para Europa y la OTAN
El paso de Suecia implica varias lecciones y desafíos para el conjunto europeo:
- El fin definitivo del concepto de “zona europea desmilitarizada”.
- Consolidación de un eje escandinavo-báltico de defensa que responde en bloque a las amenazas rusas.
- Aceleración de proyectos comunes en defensa europea, como la coordinación industrial de armamento, ya en marcha entre Francia y Alemania.
- Potencial surgimiento de un nuevo estándar de gasto militar por encima del 2%.
Mientras tanto, la guerra en Ucrania continúa desangrando a Europa oriental, amplificando los ecos de una época que muchos quisieran dejar atrás: bloques militares, carreras armamentistas y zonas de influencia. Pero para Suecia, esa lógica ya no pertenece al pasado, sino al crudo presente.