La energía solar ilumina el futuro de Mali: un avance en la electrificación rural
El crecimiento de las mini-redes solares en Mali está transformando la vida de miles, pero aún queda mucho por hacer para lograr una cobertura eléctrica total.
Un rayo de esperanza en Karan
En la remota aldea fronteriza de Karan, en Mali, la llegada de la energía solar ha cambiado radicalmente la vida de sus 3,000 habitantes. Antes, las interrupciones eléctricas eran comunes y podían durar días. Ahora, gracias a una mini-red de paneles solares y baterías de almacenamiento, los negocios han florecido y la calidad de vida ha mejorado significativamente.
Desde su implementación en 2021, la empresa WeLight, una startup de electrificación rural con sede en Madagascar, ha hecho posible que los panaderos, comerciantes y pequeños emprendedores operen sin depender de costosos generadores de diésel.
El impacto económico y social de la electrificación
Un claro ejemplo del cambio es Samba Diakité, un panadero que anteriormente gastaba $100 diarios en diésel. Ahora, con la energía solar, ha reducido sus costos a la mitad y su ingreso diario ha aumentado a $124. Historias como la suya se replican por toda la aldea, donde nuevos negocios como centros de videojuegos y tiendas han surgido gracias a la electricidad constante.
No solo la economía local se ha beneficiado. La iluminación pública con paneles solares ha mejorado la seguridad en las calles. Mah Konaré, una comerciante local, destaca que gracias a la luz, ahora se siente segura cuando su padre camina de noche hacia la mezquita.
El reto de la electrificación en Mali
A pesar del progreso en Karan, la realidad en el resto de Mali sigue siendo desafiante. Según el Banco Mundial, en 2021 solo el 53% de la población tenía acceso a la electricidad, y en zonas rurales esta cifra cae al 25%. Para lograr la electrificación completa, se estima que el país necesitaría una inversión de $1.3 mil millones.
El gobierno ha adoptado incentivos como la exención de aranceles para equipos solares y subsidios para promover el uso de energía renovable. Sin embargo, el costo sigue siendo un obstáculo. Sin subsidios, la energía solar sigue siendo el doble de cara que la electricidad generada con combustibles fósiles en las ciudades.
Inversiones y desafíos políticos
Actualmente, Mali cuenta con 32 mini-redes solares en cuatro regiones del sur y suroeste, operadas por WeLight y Africa GreenTec, una empresa de origen alemán. Sin embargo, la expansión de estos proyectos se ha visto afectada por la inestabilidad política resultante de los golpes de estado de 2020 y 2021, lo que ha disuadido a inversionistas extranjeros.
Programas internacionales como el Proyecto de Electrificación Rural PHARE, financiado por la Unión Europea con $39.5 millones, fueron cancelados tras el deterioro en las relaciones diplomáticas entre la junta militar maliense y Francia. Asimismo, el Banco Mundial suspendió un financiamiento de $60 millones destinado a Mali Energy Company, la empresa estatal de electricidad.
Inseguridad y falta de avance en el norte
Más allá de la crisis política, la inseguridad generada por ataques extremistas en el norte del país impide la expansión de la electrificación en estas áreas. Las empresas no pueden operar con seguridad, lo que dificulta la instalación de nuevas mini-redes.
Pese a ello, los expertos coinciden en que la necesidad de energía sigue aumentando a un ritmo de entre el 4% y el 10% anual en el Sahel. Según Beverly Ochieng, analista de seguridad en Control Risks, “la combinación de factores como crisis política, inseguridad y falta de gobernanza hacen de Mali un entorno difícil para el desarrollo de proyectos sostenibles”.
El futuro de la energía solar en Mali
A pesar de los desafíos, la energía solar juega un papel clave en el futuro de la electrificación de Mali. Para personas como Issa Doumbia, un soldador que ha reducido sus costos diarios de diésel de $23 a $8, la expansión de esta tecnología representa una oportunidad para mejorar su calidad de vida.
El gobierno sigue explorando alternativas para financiar el sector. Este año, ha implementado nuevos gravámenes en servicios de telefonía móvil, transacciones de dinero y bebidas alcohólicas para aumentar la inversión en la producción de electricidad.
El caso de Karan demuestra que con la inversión y políticas adecuadas, el acceso a la electricidad puede transformar la vida de comunidades rurales enteras. La electrificación del país sigue siendo un reto, pero sin duda, es un objetivo alcanzable si se superan los obstáculos políticos y de seguridad.