Europa refuerza su compromiso con Ucrania mientras crece la incertidumbre sobre el apoyo de EE. UU.
Una nueva cumbre en París reúne a más de 30 países dispuestos a apoyar a Ucrania, incluso con tropas, mientras EE. UU. se mantiene al margen y Rusia observa con recelo
Una coalición de ideales, pero con estrategias diversas
El Palacio del Elíseo, en el corazón de París, fue el escenario de una creciente declaración de intenciones: apoyar a Ucrania más allá de las armas y las promesas diplomáticas. La llamada “coalición de los dispuestos” se reunió nuevamente bajo el liderazgo del presidente francés Emmanuel Macron y su par británico Keir Starmer. Con 31 delegaciones presentes, superando la primera reunión de febrero, la alianza quiere consolidarse como un músculo militar y político ante la agresión rusa.
Sin embargo, la ausencia de Estados Unidos lanza una larga sombra sobre la solvencia operativa de la coalición. Aunque el expresidente Donald Trump aún no ha asumido nuevamente el poder, el cambio en el tono diplomático estadounidense ya es evidente y preocupa a los aliados europeos. Su emisario especial, Steve Witkoff, fue tajante: no cree necesaria ninguna presencia militar europea en suelo ucraniano. “Es una pose, una simplificación”, dijo en una entrevista con Tucker Carlson.
Moscú: el elefante en la sala
Para Europa, Vladimir Putin ha demostrado ser un actor cuyo objetivo geopolítico rebasa la mera anexión de territorios. Desde la invasión de Crimea en 2014 hasta el ataque a gran escala en 2022, Europa interpreta que cualquier alto el fuego solo funcionará si se sustenta con garantías tangibles para Ucrania.
Y aquí entra en juego la nueva cumbre parisina. El mensaje de Macron es claro: no basta con la diplomacia o con promesas militares. Hoy, más que nunca, se estudia desplegar tropas europeas en terreno ucraniano, aunque no necesariamente en combate.
¿Qué quiere hacer realmente Europa?
Las opciones que evalúan los jefes militares van desde entrenamiento ampliado (más de 75,000 soldados ucranianos ya han sido preparados) hasta una presencia física de hasta 30,000 soldados en zonas alejadas del frente, como el oeste de Ucrania o incluso países vecinos.
Una idea que toma fuerza: una fuerza multinacional desplegada en la región central de Ucrania, sobre la ribera del Dniéper. La misión no sería ofensiva, sino una forma de disuasión simbólica. En palabras de un funcionario del gobierno francés (citado bajo anonimato), "no serán fuerzas de combate, sino fuerzas de apoyo: una presencia que reafirme el respaldo europeo".
¿Quién está realmente dispuesto a enviar tropas?
- Francia: principal impulsor de una fuerza no combativa.
- Reino Unido: comprometido con continuar la asistencia militar, incluso si fracasan las negociaciones de paz.
- Alemania y Países Bajos: reticentes ante el despliegue militar, pero abiertos a más entrenamiento y refuerzo logístico.
- Países bálticos y Polonia: fervientes defensores de una presencia más agresiva.
Este debate evidencia una fractura en la UE hasta cierto punto esperada: revitalizar sus capacidades militares tras décadas de recortes posguerra fría. Muchos países se están rearmando, pero no todos están dispuestos a proyectar ese poder más allá de sus fronteras.
El rol ausente de Estados Unidos
La gran incertidumbre de esta coalición recae en la futura actitud de EE. UU. Si Trump retorna a la Casa Blanca, su política exterior apunta a un aislacionismo creciente. Y aún con Biden en el poder, la división política interna y el cansancio ciudadano con la guerra aumentan las dudas sobre su compromiso a largo plazo.
Para cualquier operación europea en Ucrania, el respaldo logístico e informativo estadounidense sigue siendo crucial, en especial en tareas de inteligencia, ciberdefensa y vigilancia satelital.
Zelenskyy y Macron: una alianza sólida
Emmanuel Macron y Volodymyr Zelenskyy mantuvieron un encuentro privado antes de la cumbre. La relación entre ambos se ha fortalecido a lo largo del conflicto. Francia ha sido clave en proporcionar cañones Caesar y equipos variados, además de liderar los llamados a reforzar la industria de defensa ucraniana.
Pero también hay tensiones detrás del telón. Ucrania necesita más que nunca un compromiso firme, sin dilaciones. Las cifras de pérdidas humanas en Ucrania siguen siendo un secreto bien guardado, pero todos los analistas coinciden: sus fuerzas se están agotando. La voluntad popular sigue siendo alta, pero el desgaste físico y emocional después de tres años de guerra total se acumula.
¿Por qué Rusia teme esta coalición?
Desde Moscú, la idea de soldados europeos dentro del territorio ucraniano se percibe como una provocación inaceptable. El Kremlin ha declarado una y otra vez que cualquier presencia extranjera representaría una escalada. Y si bien las fuerzas que París propone no son de combate, su solo despliegue puede ofrecer a Rusia una excusa para intensificar sus acciones.
Rusia ha demostrado en más de una ocasión su destreza para moldear narrativas geopolíticas a su favor. Una “fuerza de ocupación” europea sería sin dudas utilizada como argumento ante su población y ante sus aliados en Asia y África. Moscú también espera explotar estas divisiones internas dentro de la UE y la OTAN.
Una comparación histórica: ¿es esto un nuevo Plan Marshall o una zona de ocupación?
La iniciativa europea puede ser vista desde ángulos históricos. Algunos analistas la comparan con el Plan Marshall, cuando EE. UU. ayudó a reconstruir Europa tras la Segunda Guerra Mundial. Otros ven paralelismos con las zonas de ocupación en la Guerra Fría. En ese entonces, las tropas occidentales estaban allí para evitar que el comunismo avanzara.
Hoy, la amenaza es diferente pero los objetivos son similares: delinear un área de influencia clara, sostener democrática y económicamente a un aliado cercado por la guerra, y enviar una señal de compromiso a largo plazo.
Lo que está en juego
La verdadera batalla no solo está en los campos de Ucrania. Se libra en las mentes de líderes europeos que deben responder a poblaciones cansadas, tensiones internas y un contexto global cada vez más multipolar. La pregunta clave es: ¿Puede Europa asumir finalmente el rol de potencia estratégica sin depender de Washington?
Macron, uno de los mayores defensores de una "Europa soberana", parece decidido a tomar ese rumbo. Pero sin una voluntad común y una coordinación real, la “coalición de los dispuestos” podría diluirse en una diplomacia sin fuerza.
Mientras tanto, Ucrania sigue resistiendo. Sigue contando cada bala, cada ambulancia, cada noche sin electricidad. Cuenta también con Europa. Pero necesita más que promesas: necesita presencia.