Russell Wilson se une a los Giants: ¿Solución o solo una apuesta a corto plazo?
El veterano mariscal de campo llega a Nueva York en un intento por revitalizar una franquicia en crisis tras una década sin éxito.
Un nuevo capítulo en la carrera de Russell Wilson
El mariscal de campo Russell Wilson ha acordado un contrato de un año con los New York Giants por un valor de hasta 21 millones de dólares, con 10.5 millones garantizados. A sus 36 años y con una carrera de altibajos recientes, Wilson intentará establecerse en un equipo que ha tenido problemas en la posición de quarterback desde la salida de Eli Manning en 2019.
Los Giants buscan estabilidad y una identidad ofensiva
Los New York Giants vienen de una desastrosa temporada 2024 con récord de 3-14, lo que llevó a cambios drásticos en la posición de quarterback. Daniel Jones, seleccionado en la primera ronda del Draft 2019, fue liberado durante la campaña, dejando al novato Tommy DeVito como el único mariscal del equipo antes de la llegada de Jameis Winston y ahora Wilson.
La presión recae sobre el gerente general Joe Schoen y el entrenador Brian Daboll, quienes necesitan generar resultados de inmediato. La franquicia también posee la tercera selección global en el próximo Draft de la NFL, con nombres como Shedeur Sanders en la órbita del equipo.
El recorrido reciente de Wilson y sus números
Wilson tuvo un paso decepcionante por los Denver Broncos en 2022 y 2023, lo que resultó en su salida pese a registrar 3,070 yardas, 26 touchdowns y solo ocho intercepciones en 2023. Sin embargo, nunca logró encajar en Denver y el equipo optó por seguir adelante.
En 2024, Wilson firmó con los Pittsburgh Steelers, donde comenzó la temporada con récord de 6-1, pero el equipo perdió cinco juegos consecutivos al final del calendario, eliminándose de los playoffs. Aun así, las estadísticas individuales de Wilson fueron sólidas: 2,482 yardas, 16 touchdowns, cinco intercepciones y un rating de pasador de 96.5.
¿Qué pueden esperar los Giants con Wilson?
La gran incógnita es qué versión de Russell Wilson veremos en Nueva York. Si logra acercarse a los números de su época en Seattle –donde promedió 3,706 yardas y 29 TDs por año– los Giants podrían encontrar en él a un mariscal capaz de liderar el equipo en 2024.
Pero si Wilson sigue la tendencia de su desempeño en Denver y Pittsburgh, su llegada a los Giants podría ser simplemente un parche temporal antes de entregar la ofensiva a un mariscal joven que llegue vía Draft.
Competencia por el puesto y la estrategia de Nueva York
Con Wilson y Winston en la plantilla, los Giants cuentan con dos veteranos con experiencia de titular. Sin embargo, si seleccionan a Shedeur Sanders en el Draft, podrían optar por un periodo de adaptación donde el novato aprenda antes de asumir la titularidad en 2026.
Esta estrategia ha sido utilizada en el pasado por equipos exitosos, como cuando Patrick Mahomes pasó su primer año en Kansas City detrás de Alex Smith antes de tomar las riendas en su segunda temporada.
Un equipo con problemas estructurales
Aunque la llegada de Wilson genera expectativa, la realidad es que los Giants necesitan mucho más que un mariscal de campo para volver a competir. La línea ofensiva ha sido inconsistente, el grupo de receptores carece de un verdadero número uno y la defensa ha tenido problemas en momentos clave.
La contratación de Wilson solo puede ser efectiva si Nueva York también refuerza el resto del plantel. De lo contrario, Wilson estará en una situación similar a la que vivió en Denver, donde nunca tuvo el apoyo necesario para brillar.
¿Futuro prometedor o fracaso anunciado?
Con 36 años y en su cuarto equipo en cinco temporadas, Wilson está en un punto clave de su carrera. Para él, 2024 representa una oportunidad de demostrar que aún es un mariscal de campo élite. Para los New York Giants, su llegada podría ser el inicio de un renacer o simplemente otro paso en falso en una franquicia que ha luchado por reencontrar el éxito desde la era Eli Manning.
Con la pretemporada a la vuelta de la esquina, la gran pregunta es si Wilson es la pieza que faltaba o simplemente otro intento desesperado por enmendar los errores del pasado.