Abusos en cárceles militares israelíes: testimonios de palestinos denuncian brutalidad persistente

Organizaciones de derechos humanos afirman que las violaciones a los derechos de los detenidos palestinos continúan en nuevas instalaciones tras el cierre parcial de Sde Teiman.

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El traslado de detenidos no ha mejorado las condiciones

Bajo la presión de la Corte Suprema de Israel, el ejército trasladó a cientos de prisioneros palestinos detenidos sin cargos formales desde el centro de detención Sde Teiman en el desierto del Negev a nuevos campamentos en la Cisjordania ocupada. Sin embargo, según organismos de derechos humanos como Hamoked y la organización Médicos por los Derechos Humanos–Israel, los abusos siguen sin cesar.

Las denuncias incluyen golpizas constantes, restricciones físicas extremas y una alarmante falta de atención médica y nutrición. Jessica Montell, directora de Hamoked, señaló que, en lugar de solucionar los abusos, el ejército simplemente “trasladó el problema a otras instalaciones”.

Las condiciones en los nuevos centros: Ofer y Anatot

El campamento Ofer, ubicado junto a una prisión civil del mismo nombre, es un complejo rodeado de muros con al menos 24 contenedores móviles usados como celdas. Anatot, por su parte, es una instalación más pequeña erigida en un asentamiento judío con capacidad aproximada para 50 personas por barraca.

Los testigos entrevistados describieron condiciones deplorables: hacinamiento extremo, celdas diseñadas para 8 personas albergando hasta 22 detenidos, proliferación de enfermedades cutáneas e higiene inexistente. Además, relataron haber sido sometidos a palizas diarias y mantenidos con grilletes incluso durante sus horas de descanso.

Violencia sistemática: testimonios impactantes

Uno de los casos más inquietantes es el de Khaled Alserr, un cirujano de Gaza que pasó seis meses detenido sin cargos en Ofer. “Te castigaban por cualquier cosa: mirar a los guardias, pedir medicamentos o incluso levantar la cabeza hacia el cielo”, contó. Según su relato, las golpizas eran un castigo rutinario y algunos prisioneros eran obligados a permanecer de pie por largos períodos, privados de sueño.

Otros testigos anónimos describieron que los soldados despertaban a los detenidos cada hora o los mantenían encapuchados de manera indefinida. Las entrevistas fueron realizadas por abogados de Hamoked, quienes recalcaron las similitudes en los testimonios como evidencia de una política sistemática de malos tratos.

Deficiente alimentación y negligencia médica

Un problema recurrente en los testimonios es la falta de acceso adecuado a comida y atención médica. Alserr describió que los internos subsisten con tres comidas diarias compuestas principalmente de pan blanco, trozos de tomate o pepino y, ocasionalmente, una pequeña porción de chocolate. Dietistas consultados por las organizaciones afirmaron que esta alimentación no es suficiente para cubrir las necesidades nutricionales básicas de los detenidos.

En términos médicos, Alserr relató que sus guardias le negaron tratamiento para su úlcera hasta que su condición se agravó. Dijo que, incluso en la ambulancia que lo transportó al hospital, los soldados lo golpearon y le colocaron una bolsa en la cabeza. El ejército israelí, por su parte, niega estas acusaciones y asegura que los detenidos reciben atención médica adecuada.

¿Habrá una solución definitiva?

Ante la acumulación de denuncias, la Corte Suprema de Israel ha dado al ejército hasta finales de marzo para responder. Mientras tanto, los arrestos en Gaza continúan, especialmente con la reanudación de los enfrentamientos en el territorio.

Con miles de palestinos aún bajo custodia sin cargos ni juicios, la presión internacional aumenta. La comunidad internacional exige garantías de un proceso justo y de un trato humano para los detenidos. Sin embargo, mientras no haya cambios estructurales en las políticas de detención, los testimonios seguirán reflejando sufrimientos indecibles dentro de los muros de estas cárceles.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press