La batalla por las vacunas en West Virginia: ¿Salud pública o libertad religiosa?
El rechazo del proyecto de ley para ampliar exenciones de vacunas pone en jaque la seguridad infantil en medio de un brote de sarampión.
Un debate encendido en West Virginia
En un contexto donde Estados Unidos enfrenta un preocupante resurgimiento del sarampión, West Virginia ha sido el escenario de un gran debate sobre las vacunas escolares. La legislatura estatal rechazó recientemente un proyecto de ley que habría ampliado las exenciones para estudiantes en escuelas públicas y privadas, una medida impulsada por el gobernador republicano Patrick Morrisey.
El rechazo de la ley ha sido celebrado por expertos en salud pública, ya que el estado se enorgullece de tener una de las tasas de vacunación más altas del país entre niños de kindergarten. Sin embargo, el gobernador Morrisey sostiene que su orden ejecutiva busca otorgar libertades religiosas a las familias que desean evitar ciertos inmunizantes para sus hijos.
Las vacunas en el sistema escolar de West Virginia
A diferencia de otros estados, West Virginia permite exenciones a las vacunas solo por razones médicas, lo que según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) ha resultado en la tasa de vacunación más alta del país. Sin embargo, la reciente orden ejecutiva de Morrisey permitiría exenciones religiosas, alineando al estado con otros que han flexibilizado sus normas de inmunización.
Conforme a la ley estatal, los niños deben recibir vacunas contra enfermedades como varicela, hepatitis B, sarampión, meningitis, paperas, polio, rubeola, tétanos y tos ferina antes de ingresar a la escuela. Actualmente, la vacunación contra COVID-19 no es un requisito obligatorio.
El impacto del brote de sarampión
El debate sobre la vacunación en West Virginia surge en un momento en el que EE.UU. enfrenta un preocupante brote de sarampión en Texas y Nuevo México, con más de 350 casos reportados y al menos dos muertes de personas no vacunadas. Este resurgimiento ha alarmado a los profesionales de la salud, ya que la vacunación masiva había logrado erradicar la enfermedad en gran parte del país hace varias décadas.
El sarampión, una enfermedad altamente contagiosa y potencialmente mortal, había sido eliminado de EE.UU. en el año 2000. Sin embargo, la creciente influencia de movimientos antivacunas ha generado un aumento en la cantidad de niños que no reciben todas sus vacunas, lo que pone en riesgo la inmunidad colectiva.
La controversia política
Dentro del ámbito legislativo, la discusión se encuentra fuertemente dividida. Mientras que el Senado estatal aprobó la medida de exención religiosa, la Cámara de Delegados la rechazó con una votación de 56 en contra y 42 a favor. Uno de los argumentos principales de los legisladores en contra del proyecto fue el impacto negativo que tendría en la salud pública.
“No quiero que los niños de West Virginia sufran enfermedades evitables. Es esencial que sigamos protegiéndolos a través de vacunas”, afirmó el delegado republicano Keith Marple.
Por otro lado, los defensores de la medida alegan que el estado está restringiendo libertades personales y religiosas al imponer estrictas reglas de inmunización. Morrisey y sus aliados políticos argumentan que West Virginia debería alinearse con estados como Florida y Texas, que han adoptado políticas menos rigurosas.
El futuro de la inmunización en EE.UU.
El fracaso de la legislación en West Virginia puede ser un indicador de que algunas jurisdicciones no están dispuestas a flexibilizar sus normas de vacunación en medio de un repunte de enfermedades prevenibles. Estados como California y Nueva York han fortalecido aún más sus políticas en los últimos años para frenar la propagación de enfermedades infecciosas en comunidades escolares.
A medida que el país enfrenta un aumento en exenciones de vacunación, la ciencia y la política continúan chocando. La decisión en West Virginia representa una victoria para el sector médico, pero la batalla por las exenciones de vacunas está lejos de haber terminado.