El fin del SIDA: ¿Podría Trump ser el presidente que lo haga posible?
La ONU propone un acuerdo ‘mágico’ para expandir un medicamento revolucionario contra el VIH, pero los recortes de EE.UU. amenazan los avances.
Una crisis humanitaria en pausa
El VIH/SIDA ha sido una de las pandemias más devastadoras de la humanidad, afectando a más de 38 millones de personas en todo el mundo. Durante décadas, los avances en la medicina han logrado reducir la mortalidad y permitir que muchas personas vivan con el virus de manera controlada. Sin embargo, el financiamiento ha sido clave en este progreso, y los recientes recortes de fondos de los Estados Unidos han golpeado los esfuerzos globales para erradicar la enfermedad.
Winnie Byanyima, directora ejecutiva de ONUSIDA, advirtió recientemente que la reducción del apoyo económico de EE.UU. ha sido devastadora y podría desencadenar más de 6.3 millones de muertes adicionales en los próximos cuatro años. “Estamos en un momento clave en la lucha contra el VIH”, explicó. “Si no aumentamos el acceso a la prevención y el tratamiento, perderemos las oportunidades que hemos creado en las últimas dos décadas”.
El ‘trato mágico’: una propuesta para Trump
En un intento por revertir el daño, Byanyima presentó una propuesta intrigante, que llamó un “trato mágico” para el expresidente Donald Trump. Este acuerdo involucraría a Gilead Sciences, la compañía farmacéutica estadounidense, licenciando su medicamento revolucionario, lenacapavir (comercializado como Sunlenca), para la prevención y tratamiento del VIH.
Lenacapavir se ha convertido en una herramienta indispensable. Dos inyecciones al año han demostrado prevenir completamente la transmisión del VIH en mujeres y tienen una alta eficacia en los hombres. Según Byanyima, si Trump lograra facilitar la producción y distribución del medicamento a nivel mundial, podría ser recordado como el líder que impulsó el fin del SIDA.
“Trump es un hombre de negocios, le gustan los grandes acuerdos. Este es uno que beneficiaría a Estados Unidos, crearía empleos, generaría ganancias para Gilead y salvaría millones de vidas”, expresó Byanyima.
Un legado incierto
El expresidente George W. Bush fue el primero en lanzar un programa de amplia magnitud para la distribución de antirretrovirales en países en desarrollo con el PEPFAR (Plan de Emergencia del Presidente para el Alivio del SIDA), una iniciativa que ha salvado más de 25 millones de vidas desde 2003. Gracias a este tipo de programas, el número de muertes relacionadas con el SIDA ha disminuido en un 59% desde su punto máximo en 2004.
Trump, quien también ha manifestado interés en dejar una huella en la historia de Estados Unidos, podría aprovechar esta oportunidad para consolidar su legado en el área de salud global. Sin embargo, sus políticas anteriores han generado escepticismo. Durante su presidencia, implementó restricciones que limitaron los fondos para programas de prevención del VIH a nivel internacional, revirtiendo parte de los avances hechos durante las administraciones previas.
El impacto de los recortes de EE.UU.
En 2023, Estados Unidos representó aproximadamente el 35% del presupuesto central de ONUSIDA, lo que significa que su retiro abrupto del financiamiento deja un vacío que pocos pueden llenar. Mientras tanto, gobiernos europeos también han informado que reducirán sus contribuciones para reorientarlas a defensa y otras prioridades.
La comunidad médica y organizaciones de salud global han denunciado que los recortes no solo afectan la capacidad de ONUSIDA para coordinar programas, sino que dejan a millones de personas vulnerables sin acceso a tratamientos básicos. “Cada día sin financiamiento significa más infecciones, más muertes y más crisis humanitarias en países con sistemas de salud frágiles”, advirtió Byanyima.
¿Podrían las farmacéuticas intervenir?
El papel de las compañías farmacéuticas como Gilead es clave en la ecuación. Lenacapavir representa una revolución en la prevención del VIH, y si se logra un acuerdo para su producción y distribución masiva a precios accesibles, podría marcar el inicio del fin de la pandemia.
“Necesitamos que las farmacéuticas dejen de ver esto únicamente como un negocio y lo vean como una necesidad humanitaria”, afirma Peter Piot, exdirector de ONUSIDA. “Si logramos obtener licencias abiertas para estos medicamentos, sería un cambio de juego en la prevención del VIH en África y otras regiones afectadas”.
El tiempo para actuar es ahora
A medida que el mundo avanza hacia 2030, una fecha clave en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, la erradicación del SIDA sigue siendo un desafío pendiente. Sin un apoyo continuo y sólido, la meta de un mundo sin nuevas infecciones por VIH podría volverse inalcanzable.
Las decisiones políticas y económicas de los próximos años determinarán si el VIH será erradicado dentro de nuestra generación o si millones más sufrirán sus consecuencias. Quizás Trump, conocido por sus decisiones inesperadas, sorprenda al mundo aceptando el reto que ONUSIDA le ha puesto sobre la mesa. ¿Será él el presidente que finalmente acabe con el SIDA?