Oleg Gordievsky: El espía soviético que ayudó a cambiar la Guerra Fría

Desde agente del KGB hasta informante de la inteligencia británica, su historia es un apasionante thriller de la vida real.

  •  EnPelotas.com
    EnPelotas.com   |  

Oleg Gordievsky, un agente del KGB que influyó decisivamente en los eventos de la Guerra Fría al convertirse en informante del Reino Unido, falleció el pasado 4 de marzo en Inglaterra a los 86 años. Su impacto en la política global y en la estabilidad entre Occidente y la Unión Soviética sigue siendo un tema de análisis y admiración.

Un espía con ideales propios

Nacido en Moscú en 1938, Gordievsky creció bajo la rígida estructura de la URSS y con el legado de una familia leal al sistema comunista. Se unió al KGB en la década de 1960, sirviendo en misiones en Moscú, Copenhague y Londres. Sin embargo, su visión del régimen soviético cambió drásticamente tras la represión del movimiento democrático de la Primavera de Praga en 1968.

Fue durante la década de 1970 cuando el MI6, el servicio secreto de inteligencia del Reino Unido, lo reclutó. Gordievsky justificó su traición al KGB alegando que el comunismo invariablemente conducía a la represión y eliminación de libertades. Su objetivo, según declaró posteriormente, no era enriquecerse, sino contribuir al colapso de un sistema que consideraba opresivo.

El papel crucial en la distensión nuclear

Uno de los momentos más críticos donde Gordievsky desempeñó un papel clave fue en 1983, cuando alertó al Reino Unido y Estados Unidos sobre el temor real que tenía la cúpula soviética de que Occidente preparara un ataque nuclear. Este miedo había alcanzado niveles alarmantes, al punto de considerar un primer ataque preventivo. Gracias a las advertencias de Gordievsky, los mandatarios occidentales lograron disipar la tensión y evitar un conflicto nuclear potencialmente devastador.

Sus informes contribuyeron a la posterior distensión en las relaciones entre la URSS y Estados Unidos, lo que llevó a las negociaciones nucleares y al inicio del fin de la Guerra Fría.

La traición y su espectacular fuga

En 1985, el KGB sospechaba de su doble agente y lo llamó de regreso a Moscú. Sabía que aceptar la llamada significaba, con toda probabilidad, su fin, pero decidió regresar. Fue sometido a interrogatorios y vigilancia, pero no fue arrestado de inmediato.

Con la ayuda del MI6, logró escapar con una de las fugas más cinematográficas de la historia del espionaje: fue sacado de la URSS escondido en el maletero de un automóvil diplomático británico cruzando la frontera con Finlandia. Se convirtió así en el agente de mayor rango del KGB en desertar a Occidente.

La venganza de Moscú y la protección británica

Tras su deserción, el gobierno soviético lo condenó a muerte por traición, una pena que, aunque nunca se ejecutó, significaba que vivía bajo amenaza constante. A pesar de ello, Gordievsky continuó residiendo en Inglaterra bajo la protección del gobierno británico.

Durante mucho tiempo se especuló que podría ser un blanco prioritario para los servicios secretos rusos, especialmente tras el caso Skripal en 2018, cuando un exespía ruso residente en Reino Unido fue envenenado con un agente nervioso.

De hecho, en 2008, Gordievsky afirmó haber sido envenenado tras ingerir unas pastillas para dormir ofrecidas por un contacto ruso. Estuvo 34 horas en coma pero logró recuperarse.

Un legado de valentía y espionaje

Gordievsky dejó un legado significativo en la historia del espionaje moderno. En 2007, la reina Isabel II le concedió el prestigioso título de Compañero de la Orden de San Miguel y San Jorge, un honor también atribuido al ficticio James Bond. Su historia ha sido narrada en libros y estudios sobre inteligencia que resaltan su contribución.

Con su muerte, desaparece una de las figuras clave de la Guerra Fría y uno de los más audaces agentes dobles. Sin embargo, su influencia y el impacto de sus acciones continúan resonando en la historia de la geopolítica mundial.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press