Migrantes deportados de EE.UU. buscan desesperadamente asilo en Panamá
Decenas de personas de Afganistán, Rusia, Irán y China quedan atrapadas en un limbo legal en Panamá tras ser deportadas de Estados Unidos
Un viaje sin rumbo: de la frontera de EE.UU. a la incertidumbre en Panamá
En febrero, cerca de 300 migrantes de Asia fueron deportados por Estados Unidos a Panamá como parte de una estrategia del gobierno de Donald Trump para acelerar deportaciones a países con los que no tenía acuerdos de repatriación directa. Sin embargo, lo que debía ser un simple tránsito en Panamá se ha convertido en una trampa en la que muchos no encuentran salida.
Algunos de los deportados aceptaron regresar a sus países, pero otros, temerosos por su seguridad, se han quedado en Panamá en una situación incierta. Ahora, sin recursos, sin conocer el idioma y sin un claro apoyo legal, estos migrantes pasan sus días buscando una solución en medio de una burocracia indiferente.
Embajadas y consulados: puertas cerradas
En un intento desesperado por encontrar refugio, un grupo de migrantes comenzó a recorrer embajadas y consulados en la Ciudad de Panamá, esperando iniciar el proceso para solicitar asilo en países como Canadá, Reino Unido, Suiza y Australia. Sin embargo, la respuesta ha sido la misma: negativas o información vaga que no les deja alternativas viables.
Hayatullah Omagh, un migrante afgano de 29 años, relató que en un correo al gobierno canadiense explicó que regresar a Afganistán bajo el régimen talibán significa una sentencia de muerte para él. La respuesta fue fría y burocrática: "La Embajada de Canadá en Panamá no maneja servicios de visa ni asilo".
Situaciones similares ocurrieron en la embajada del Reino Unido y en el consulado suizo, donde solo les entregaron números de contacto de oficinas en Costa Rica. Con cada nueva negativa, la desesperación entre los migrantes aumenta.
¿Por qué no pueden quedarse en Panamá?
Aunque algunos de los deportados han considerado pedir asilo en Panamá, organizaciones internacionales y funcionarios locales han advertido que la probabilidad de que les sea concedido es muy baja.
Según Álvaro Botero, de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Panamá históricamente ha ofrecido protección limitada a refugiados. "Es crucial que estas personas no sean olvidadas", resaltó Botero. "No pidieron ser enviados a Panamá y ahora están atrapados sin un camino claro a seguir".
EE.UU. endurece su postura en migración
La crisis se suma a una política cada vez más restrictiva del gobierno de Trump en materia migratoria. No solo ha intensificado las deportaciones, sino que también ha cerrado vías legales para el asilo y ha reducido el financiamiento a organismos que podrían ayudar a estos migrantes.
El ejemplo más reciente fue el envío de más de 200 venezolanos a una prisión salvadoreña de alta seguridad, acusados sin pruebas de tener nexos con el Tren de Aragua, una pandilla criminal venezolana.
El peso de la incertidumbre
El tiempo corre para los migrantes en Panamá, quienes tienen solo un mes para encontrar una alternativa antes de ser forzados a salir del país. Sin ayuda de gobiernos extranjeros ni organismos internacionales, la incertidumbre ha reemplazado cualquier esperanza.
"Si me obligan a regresar, sé que me matarán", dice Omagh, mirando su teléfono en busca de respuestas que no llegan. Mientras tanto, Aleksandr Surgin, un ruso que huyó de la persecución por oponerse a la guerra en Ucrania, solo tiene una cosa clara: "Ya no espero nada".