El futuro incierto del F-35: ¿seguirá siendo la mejor opción para los aliados de EE.UU.?
Las recientes políticas de EE.UU. y la posibilidad de alternativas europeas ponen en duda la viabilidad del caza furtivo más avanzado del mundo.
El F-35 Joint Strike Fighter, desarrollado por Lockheed Martin, ha sido considerado durante años como el caza furtivo más avanzado del mundo. Sin embargo, las recientes decisiones políticas de EE.UU. y el creciente desarrollo de alternativas europeas han levantado dudas entre sus aliados sobre la conveniencia de seguir invirtiendo en esta costosa aeronave.
Un panorama cambiante en la seguridad global
Desde la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, los países europeos han empezado a cuestionar la fiabilidad de su relación estratégica con EE.UU. Las declaraciones del expresidente, minimizando el compromiso estadounidense con la OTAN, han generado incertidumbre sobre el apoyo del país norteamericano en caso de conflicto.
A esto se suma la reciente reticencia de EE.UU. en compartir inteligencia con Ucrania, lo que ha aumentado el escepticismo de los aliados sobre su dependencia de los sistemas estadounidenses en un eventual enfrentamiento. Esta preocupación ha llevado a algunos países a reconsiderar la compra del F-35 y analizar otras alternativas.
El F-35 y la controversia del 'kill switch'
Uno de los temas más polémicos es la posibilidad de que EE.UU. tenga la capacidad de desactivar los F-35 operados por sus aliados a través de un sistema de control remoto, conocido coloquialmente como kill switch. Aunque el Pentágono ha negado categóricamente que exista tal función, expertos en defensa sostienen que EE.UU. podría restringir las actualizaciones críticas de software, dejando inutilizados a los cazas en caso de una crisis diplomática.
Winslow T. Wheeler, veterano analista de seguridad nacional, ha señalado que el F-35 depende en gran medida de constantes actualizaciones y mantenimiento proporcionados por EE.UU. Si Washington decidiera retrasar o restringir estas actualizaciones, los cazas podrían volverse inoperables, un riesgo que preocupa a muchos socios internacionales.
Canadá y Portugal reconsideran sus compras
En Canadá, la llegada del primer ministro Mark Carney ha dado un giro en la estrategia de defensa, con la posibilidad de abandonar la compra del F-35 en favor de alternativas más seguras y confiables. Este cambio de posición se produce en un contexto de crecientes tensiones comerciales con EE.UU., lo que ha fortalecido la percepción de que depender exclusivamente de tecnología estadounidense podría no ser lo más conveniente.
Por su parte, en Portugal, el gobierno saliente ha expresado dudas sobre la compra de F-35, argumentando que la falta de previsibilidad en la relación con EE.UU. podría comprometer la seguridad nacional. El país ibérico está considerando opciones europeas como el Eurofighter Typhoon y el Dassault Rafale, que aunque no cuentan con las mismas capacidades furtivas del F-35, ofrecen mayor autonomía operativa.
Las alternativas europeas: ¿una solución viable?
Diversos fabricantes europeos podrían beneficiarse de esta reevaluación de prioridades. Entre las opciones más viables están:
- Saab Gripen: Un caza sueco que destaca por su maniobrabilidad y bajo costo operativo. Actualmente es utilizado por Brasil, Sudáfrica, Hungría y otros países.
- Eurofighter Typhoon: Un caza multirol desarrollado por un consorcio de países europeos que ha demostrado ser eficaz en múltiples escenarios de combate.
- Dassault Rafale: Fabricado en Francia, este avión ha sido elegido por diversas naciones, incluyendo India, Egipto y Qatar, gracias a su versatilidad y menor dependencia de EE.UU.
Francia ha liderado la promoción del Rafale como una alternativa al F-35. El presidente Emmanuel Macron ha dejado claro su interés en que más países europeos inviertan en la defensa regional en lugar de depender de EE.UU.
Un desafío para la industria de defensa de EE.UU.
Si los países aliados comienzan a reducir sus compras del F-35, Lockheed Martin y otros contratistas de defensa estadounidenses podrían verse afectados significativamente. Actualmente, el costo total del programa F-35 se estima en más de 1.7 billones de dólares, lo que lo convierte en el sistema de armas más costoso en la historia de EE.UU.
Aunque muchos países siguen confiando en la superioridad tecnológica del F-35, la posibilidad de desarrollar una mayor capacidad de defensa independiente en Europa podría representar un cambio estratégico clave en el panorama global.
La pregunta ahora es: ¿seguirán los aliados de EE.UU. invirtiendo en el F-35 o priorizarán la independencia operativa con aeronaves europeas? En los próximos años, estas decisiones definirán el futuro de la aviación militar en Occidente.