Donald Trump, deportaciones y una ley del siglo XVIII: el polémico uso del Alien Enemies Act
La Administración Trump ha desatado una tormenta legal tras deportar inmigrantes bajo una ley de 1798, desafiando órdenes judiciales y generando un intenso debate sobre los límites del poder presidencial.
Una ley poco usada y una medida sin precedentes
En una movida altamente controvertida, el expresidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ha resucitado el Alien Enemies Act, una ley de 1798, para justificar la deportación de cientos de inmigrantes. Esta decisión ha generado un intenso debate legal y político, sobre todo porque la ley ha sido invocada solo tres veces en la historia de EE.UU., y siempre en el contexto de guerras oficialmente declaradas por el Congreso.
¿Qué es el Alien Enemies Act?
- El Alien Enemies Act es una de las cuatro Leyes de Extranjería y Sedición aprobadas en 1798.
- Otorga al presidente el poder de deportar a ciudadanos de países con los que EE.UU. esté en guerra.
- Ha sido utilizado previamente durante las Guerras Mundiales para intervenir contra ciudadanos alemanes y japoneses considerados amenazas.
Lo que hace sin precedentes esta medida de Trump es que no hay una guerra convencional declarada por el Congreso contra Venezuela o sus ciudadanos, sino la justificación de una supuesta “invasión” por parte del grupo criminal Tren de Aragua.
La respuesta judicial y el desafío del gobierno
El juez federal James E. Boasberg intervino con urgencia el sábado por la noche, emitiendo una orden temporal de cese a las deportaciones. La orden estipulaba que cualquier avión con migrantes a bordo debía regresar a EE.UU. inmediatamente. Sin embargo, reportes indican que al menos tres vuelos con más de 200 deportados ya habían despegado e incluso aterrizado en El Salvador.
“Usted debe informar de inmediato a sus clientes y hacer que cualquier avión que esté en el aire regrese a EE.UU.” – Juez James E. Boasberg
En respuesta, el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, publicó en la red social X (antes Twitter): “Oopsie... demasiado tarde”, sugiriendo que los migrantes ya habían llegado y que no había vuelta atrás.
Justificaciones y argumentos de la Casa Blanca
El gobierno de Trump no tardó en argumentar que la orden judicial solo aplicaba a las personas que aún estaban físicamente en EE.UU. o en un avión que no hubiera salido del espacio aéreo del país. Esto provocó una nueva escalada en la disputa legal, con grupos de derechos civiles como la ACLU exigiendo explicaciones bajo juramento.
- Desde la Casa Blanca, la secretaria de prensa Karoline Leavitt negó que la administración estuviera desafiando órdenes judiciales, aunque admitió que la orden estaba siendo apelada.
- El Departamento de Justicia reconoció que algunas personas “ya no estaban en territorio estadounidense” en el momento del fallo y por ello fueron deportadas.
Reacciones políticas y el futuro del caso
El uso del Alien Enemies Act por parte de Trump ha generado indignación entre legisladores demócratas y defensores de los derechos humanos. Muchos consideran que esta interpretación del poder ejecutivo podría sentar un precedente peligroso.
Por otro lado, sectores conservadores aplauden la medida, viéndola como una acción fuerte contra el crimen organizado internacional. Organismos como DEMOCRACY FORWARD y la ACLU continúan buscando formas para bloquear la aplicación de esta ley.
En los próximos días, el juez Boasberg celebrará más audiencias para esclarecer si el gobierno de Trump desobedeció deliberadamente su orden. No se descarta que este caso termine en la Corte Suprema, donde podría redefinir los límites del poder presidencial en materia migratoria.
Un precedente con implicaciones globales
Lo que ocurre ahora con el Alien Enemies Act podría tener repercusiones a nivel global, especialmente en términos de relaciones internacionales e inmigración. Si se permite que se aplique sin una guerra declarada, ¿podría usarse para futuras deportaciones de ciudadanos de cualquier otro país?
Con la reaparición de Trump en el escenario político y su continuo enfoque en una política migratoria de línea dura, esta historia está lejos de terminar.