La retirada en Kursk: ¿Un golpe estratégico o un error táctico para Ucrania?

Mientras crecen los rumores de un alto al fuego con Rusia, Ucrania pierde una pieza clave en las negociaciones.

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Un ataque audaz y sus consecuencias

En agosto de 2024, el ejército ucraniano sorprendió a Rusia con un ataque inesperado en la región de Kursk, logrando apoderarse de aproximadamente 1,300 kilómetros cuadrados de territorio ruso. Esta ofensiva no solo representó un impulsó moral para las fuerzas ucranianas, sino que también se creyó que podría ser un elemento crucial en futuras negociaciones de paz.

Sin embargo, esa ventaja ha ido disminuyendo con el tiempo. Actualmente, tras meses de presión por parte de las tropas rusas y una sorpresiva incorporación de soldados norcoreanos al conflicto, Ucrania apenas mantiene el control del 30% del territorio conquistado, y sus tropas están en plena retirada, especialmente tras lo ocurrido en la ciudad de Sudzha.

La batalla por Sudzha y su impacto estratégico

El reciente derrumbe de la línea de defensa ucraniana en Sudzha ha llevado a un replanteamiento en la estrategia militar de Ucrania. Según analistas del Institute for the Study of War, Rusia ha recuperado aproximadamente el 70% del territorio que perdió en agosto. Esto ha dejado a Ucrania no solo con una pérdida territorial, sino con serias dudas sobre si la invasión de Kursk fue una estrategia viable desde el principio.

“Algunos de nuestros altos mandos creían que empujar hacia Kursk le daría a Ucrania la oportunidad de forzar a Rusia a redistribuir tropas y ganar así más control en el este del país”, dijo un comandante ucraniano que pidió mantenerse en anonimato.

El rol de las tropas norcoreanas en el conflicto

Una de las mayores sorpresas en este conflicto ha sido la entrada de soldados norcoreanos en el frente ruso. Informes de soldados ucranianos indican que estos combatientes han mostrado una resistencia inusual y una sorprendente capacidad física. “Nunca he visto algo como esto”, declaró un operador de drones ucraniano. “Son capaces de recorrer largas distancias con grandes cargas de munición sin perder resistencia”.

Este factor, sumado a la abrumadora superioridad numérica de las tropas rusas —que superaban en algunos sectores a las ucranianas en una proporción de 10 a 1—, ha hecho que la permanencia de Ucrania en Kursk se vuelva insostenible.

Problemas logísticos y falta de apoyo

El esfuerzo logístico requerido para mantener la ofensiva en Kursk también ha pasado factura a las fuerzas ucranianas. Muchos soldados informaron que han tenido que transportar suministros como municiones, alimentos y medicamentos durante trayectos de más de 20 kilómetros bajo la amenaza constante de bombardeos y ataques con drones rusos.

La situación fue aún más complicada por la reciente pausa en el intercambio de inteligencia entre EE.UU. y Ucrania, lo cual pudo haber permitido a las fuerzas rusas ganar una ventaja repentina en la región. Entre el 7 y el 10 de marzo, período en el que se suspendió la colaboración de inteligencia con EE.UU., Rusia avanzó 166 kilómetros cuadrados en Kursk, según fuentes en el campo de batalla.

¿Un repliegue tardío?

El comandante en jefe del ejército ucraniano, Oleksandr Syrskyi, anunció la retirada estratégica de Sudzha para evitar mayores pérdidas humanas. “Debemos priorizar la vida de nuestros soldados”, declaró.

No obstante, algunos soldados creen que esta decisión fue tomada demasiado tarde. “Hemos estado bajo fuego constante por meses, y muchos de nosotros sentimos que el retiro debía haberse ordenado antes de que la situación se volviera insostenible”, mencionó un soldado ucraniano, quien señaló que muchas tropas decidieron retirarse sin esperar órdenes oficiales.

El costo político y militar para Ucrania

El impacto de la retirada de Kursk va más allá de lo militar. Políticamente, se ha convertido en un tema delicado para el presidente Volodymyr Zelenskyy y su equipo asesor. La percepción de que la ofensiva en Kursk fue una apuesta arriesgada que terminó costándole a Ucrania parte de sus mejores unidades y equipamiento podría convertirse en un tema central en la conversación sobre la viabilidad de la guerra.

“La caída de Sudzha ha reducido cualquier ventaja de negociación que pudiéramos haber tenido”, declaró un comandante ucraniano. “Ahora, cualquier tipo de acuerdo de alto al fuego será discutido en términos menos favorables para Ucrania”.

La próxima jugada de Rusia y Ucrania

Con la continua recuperación del territorio en Kursk, Rusia parece estar en una posición ventajosa. Mientras que el presidente Vladimir Putin aceptó en principio la propuesta de un cese al fuego de 30 días, muchos expertos creen que Moscú retrasará cualquier acuerdo hasta recuperar completamente la región de Kursk.

Por su parte, Ucrania se apresura a fortificar su frontera para evitar que esta derrota conduzca a una ofensiva a gran escala en el noreste del país. La construcción de trincheras ha comenzado, pero la gran incógnita sigue siendo si estas serán suficientes para frenar una posible acometida rusa en los próximos meses.

Conclusión

La invasión de Kursk pudo haber sido una maniobra para debilitar la capacidad ofensiva de Rusia, pero su costo tanto en términos estratégicos como humanos ha sido alto. Con la retirada de Sudzha, Ucrania enfrenta una nueva etapa en la guerra, donde la negociación y la defensa de sus fronteras podrían ser claves para su futuro.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press