Jackie Chen: La trabajadora social que desafió al sistema en Hong Kong
Condenada por disturbios tras las protestas de 2019, su historia refleja la dura represión contra el activismo en la excolonia británica
El veredicto que sacude Hong Kong
Jackie Chen, una trabajadora social reconocida por su labor mediadora durante las protestas de 2019 en Hong Kong, fue declarada culpable de participar en disturbios por un tribunal local. Su caso se ha convertido en un símbolo del férreo control que las autoridades han impuesto sobre el disenso político en la ciudad.
Chen había sido absuelta en un juicio anterior en 2020, pero el Departamento de Justicia apeló y logró que se ordenara un nuevo proceso. En esta ocasión, el fallo judicial determinó que su intento de calmar a los policías y manifestantes la hacía cómplice de la revuelta.
El papel de Jackie Chen en las protestas de 2019
Durante las intensas protestas desatadas en 2019 contra un proyecto de ley de extradición, Chen y otros trabajadores sociales actuaron como intermediarios entre los manifestantes y la policía. Utilizaban altavoces para pedir calma y evitar el uso excesivo de la fuerza por parte de los agentes.
Según la fiscalía, sus intervenciones no eran neutrales y contribuían a alentar a los manifestantes a continuar con los disturbios. La jueza May Chung escribió en su veredicto que Jackie había acusado infundadamente a la policía de usar fuerza excesiva y que, con su actitud, había fomentado la violencia.
Un juicio con consecuencias más allá de la prisión
El caso de Jackie Chen no solo la enfrenta a una pena de hasta siete años de cárcel, sino también a la posible pérdida de su licencia como trabajadora social. Un cambio reciente en la legislación hongkonesa señala que cualquier profesional condenado por delitos punibles con prisión puede ser eliminado del registro oficial si se considera que su conducta daña la reputación del gremio.
Este precedente preocupa a aliados y defensores de derechos humanos, quienes temen que se utilice este mecanismo para silenciar a quienes tomaron parte en las protestas de 2019.
El contexto de las protestas y la represión en Hong Kong
Las manifestaciones de 2019 fueron la mayor crisis que enfrentó Hong Kong desde su retorno al control chino en 1997. Inicialmente, los ciudadanos protestaban contra un plan para extraditar criminales a China continental, pero las demandas pronto se ampliaron para exigir reformas democráticas y una mayor rendición de cuentas de la policía.
El gobierno hongkonés, con respaldo de Beijing, respondió con dureza. En 2020, China impuso una ley de seguridad nacional que prácticamente criminaliza cualquier forma de disidencia. Como resultado, miles de activistas han sido encarcelados o han debido exiliarse, silenciando por completo el movimiento democrático en la ciudad.
Jackie Chen y su mensaje de resiliencia
A pesar de enfrentar un futuro incierto, Jackie Chen mantiene su entereza. Antes de la lectura del veredicto, posó para fotografías junto a amigos y simpatizantes, quienes han seguido de cerca su caso. “Me siento en paz”, declaró. “Tuve cinco años para prepararme para esto y no me arrepiento de nada”.
Al escuchar su condena, Chen les hizo un gesto de tranquilidad a sus seguidores y les aseguró que estaría bien.
El destino de Hong Kong y la democracia en la región
El juicio de Jackie Chen es solo un episodio más de la erosión de las libertades civiles en Hong Kong. Con la mayoría de los líderes opositores encarcelados o en el exilio, la ciudad ha cambiado drásticamente en los últimos cinco años. Beijing considera que las protestas fueron un intento de desestabilización promovido por fuerzas extranjeras y ahora presume de haber restaurado la estabilidad.
Sin embargo, los críticos señalan que esta estabilidad ha llegado a costa de la eliminación de derechos básicos, como la libertad de expresión y reunión. Mientras tanto, casos como el de Jackie Chen nos recuerdan que las voces disidentes aún resisten, aunque su lucha se haya vuelto más peligrosa que nunca.
