Greenlandia en la mira: ¿Por qué Estados Unidos y otros países la desean?
El valor estratégico y económico de la isla convierte a Groenlandia en un territorio codiciado a nivel global
Groenlandia en el radar geopolítico
Cuando el expresidente de EE.UU., Donald Trump, sugirió en 2019 que Estados Unidos comprara Groenlandia, muchos lo tomaron como una broma. Sin embargo, en su reciente regreso a la Casa Blanca, ha reafirmado su interés en la isla, lo que resalta cuán importante ha llegado a ser Groenlandia en el juego de la política internacional. Pero, ¿qué hace que esta vasta y fría región polar sea tan codiciada por EE.UU. y otras potencias?
El valor estratégico de Groenlandia
Ubicada entre América del Norte y Europa, Groenlandia es un punto clave en la estructura geográfica de defensa del continente americano. Durante la Segunda Guerra Mundial, EE.UU. ocupó Groenlandia para evitar que cayera en manos de la Alemania nazi. Desde entonces, ha mantenido bases militares en la isla, incluyendo la Base Espacial Pituffik (anteriormente Base Aérea de Thule), la cual es crucial para la vigilancia y defensa estratégica en el Atlántico Norte.
Además, Groenlandia forma parte del estratégico corredor GIUK (Groenlandia, Islandia y el Reino Unido), esencial para monitorear los movimientos navales de Rusia en el Atlántico Norte. Con el aumento de las tensiones globales, asegurar una presencia sólida en esta región se ha vuelto una prioridad para EE.UU. y la OTAN.
El potencial económico oculto bajo el hielo
Más allá de su importancia militar, Groenlandia posee una increíble riqueza en recursos naturales. Grandes depósitos de minerales raros, esenciales para la fabricación de tecnología moderna como teléfonos inteligentes y baterías de vehículos eléctricos, han sido identificados en su territorio.
La Encuesta Geológica de EE.UU. también ha señalado posibles yacimientos de petróleo y gas natural en sus costas, lo que aumenta aún más su atractivo para las grandes potencias económicas. No obstante, la extracción de estos recursos implica retos técnicos y medioambientales debido al clima extremo de la región.
Cambio climático y nuevas rutas comerciales
El derretimiento del hielo en el Ártico está revelando nuevas oportunidades comerciales, en particular el ansiado Paso del Noroeste. Esta ruta permitiría conectar rápidamente los océanos Atlántico y Pacífico, reduciendo la dependencia de canales como el de Suez y Panamá.
Si bien esta vía aún no es completamente viable debido a las condiciones glaciales, muchos expertos consideran que su potencial cambiará drásticamente el comercio global en las próximas décadas.
Otros jugadores: China y la competencia por el Ártico
Estados Unidos no es el único país con interés en Groenlandia. En 2018, China se autoproclamó como un “Estado cercano al Ártico” y anunció su intención de construir una “Ruta de la Seda Polar” dentro de su iniciativa global Belt and Road. Esto generó escepticismo en Occidente, especialmente en Washington, que considera este movimiento como una estrategia de Beijing para influir en la navegación y explotación del Ártico.
Proyectos chinos en la isla, como la extracción de tierras raras, han enfrentado obstáculos por parte del gobierno local, preocupaciones ambientales y la firme postura de EE.UU., que ha tratado de bloquear la inversión china en la región.
¿Independencia o anexión?
Groenlandia es un territorio autónomo de Dinamarca, que hasta ahora ha rechazado cualquier intento de venta. Sin embargo, el país ha reconocido la capacidad de Groenlandia para declararse independiente cuando así lo decida.
Las encuestas sugieren que la mayoría de los groenlandeses apoyan la independencia en algún momento, aunque existen diferencias sobre cuándo y cómo debería ocurrir. La creciente competencia por los recursos y la influencia geopolítica en la isla refuerzan la preocupación de que cualquier movimiento hacia la independencia podría atraer injerencias de múltiples actores internacionales.
El futuro de Groenlandia en un mundo en disputa
A medida que el cambio climático avanza y los conflictos económicos y geopolíticos se intensifican, Groenlandia se está convirtiendo en el epicentro de una competencia estratégica entre los mayores poderes mundiales. Estados Unidos, China, Rusia y la Unión Europea observan de cerca el desarrollo de la isla, conscientes de que su futuro podría redefinir la geopolítica del siglo XXI.