El Impacto de los Aranceles en la Economía Moderna: ¿Un Regreso a la Era Dorada?

Donald Trump y su visión de la economía estadounidense inspirada en el siglo XIX

Trump y su fascinación por la Era Dorada

En su regreso a la Casa Blanca, el expresidente Donald Trump ha reiterado su admiración por la economía de finales del siglo XIX, un período conocido como la Era Dorada de los Estados Unidos (1870-1913). Según Trump, esta época fue la más próspera para el país antes de la instauración del impuesto sobre la renta y fue impulsada en gran parte por una política arancelaria agresiva dirigida a proteger la industria nacional. Pero, ¿tienen fundamentos históricos estas afirmaciones? ¿Podría una política de altos aranceles replicar aquel crecimiento en el contexto actual?

El papel de los aranceles en la economía de la Era Dorada

Durante la Era Dorada, Estados Unidos experimentó una transformación industrial sin precedentes. Figuras como John D. Rockefeller, J.P. Morgan, Andrew Carnegie y Cornelius Vanderbilt construyeron imperios comerciales sin regulaciones significativas. Esto llevó a grandes avances tecnológicos, pero también a un aumento de la desigualdad económica y condiciones laborales deplorables.

Uno de los aspectos clave de la economía en este período fue la política arancelaria. La Ley Arancelaria de 1890, impulsada por el entonces congresista y futuro presidente William McKinley, aumentó los impuestos a las importaciones a casi el 50%, lo que, en teoría, protegía a las industrias nacionales de la competencia extranjera. Sin embargo, estas mismas políticas también generaron inflación y provocaron reacciones adversas en el comercio internacional.

¿Puede una política arancelaria funcionar en el siglo XXI?

Trump ha promovido una visión de la economía basada en altos aranceles y una menor dependencia del comercio internacional. Desde su primer mandato, ha aumentado significativamente los aranceles sobre las importaciones chinas, el aluminio y el acero, argumentando que esto fortalecería la industria estadounidense.

No obstante, los analistas económicos sostienen que el panorama económico actual es muy diferente al de 1890. En el siglo XIX, la economía estadounidense estaba aislada y su principal fuente de ingresos provenía de los aranceles. Hoy en día, las cadenas de suministro son globales y las economías están interconectadas de una manera que hace que los aranceles sean una herramienta mucho más arriesgada.

El debate sobre el impacto de los aranceles

Los críticos argumentan que los aumentos arancelarios de Trump han perjudicado a las propias industrias estadounidenses. Por ejemplo, a pesar de la protección arancelaria, muchas empresas manufactureras han visto incrementados sus costos de producción debido a la necesidad de importar componentes más caros. Ferrocarriles, agricultura y sectores tecnológicos han sufrido repercusiones en forma de represalias arancelarias de otros países.

Además, la idea de reemplazar el impuesto sobre la renta con aranceles es extremadamente poco viable. En 2024, el gobierno federal recaudó aproximadamente $4 billones en impuestos sobre la renta, mientras que los aranceles solo representaron alrededor de $76.4 mil millones, lo que muestra una enorme disparidad en la capacidad recaudatoria.

La mirada hacia el futuro

Trump ha prometido impulsar una nueva era de aranceles recíprocos, que obligarían a otros países a tratar el comercio con Estados Unidos de una manera supuestamente justa. Sin embargo, los economistas advierten que este tipo de medidas podrían desencadenar nuevas guerras comerciales y afectar gravemente las relaciones internacionales.

El paralelismo con la era de McKinley también es cuestionable. Mientras que McKinley apoyaba los aranceles al principio de su carrera política, al final de su presidencia promovió tratados de reciprocidad para evitar represalias comerciales y fomentar el comercio internacional. Sería irónico que Trump, admirador de McKinley, ignore esta evolución en la visión de aquel presidente.

Conclusión

Si bien es cierto que la Era Dorada vio una expansión económica acelerada, también fue un tiempo de corrupción, desigualdad y crisis económicas recurrentes. La idea de revivir la economía de aquel entonces a través de aranceles elevados ignora las realidades del siglo XXI y los efectos adversos que ya han sido evidenciados en la primera implementación de estas medidas durante el primer mandato de Trump.

En un mundo interconectado, las soluciones económicas deben ser más sofisticadas. La pregunta que queda en el aire es si Trump insistirá en sus políticas proteccionistas o si, como hizo McKinley en su momento, reconsiderará la importancia del comercio global.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press