Panamá y la presión migratoria: El dilema de los deportados de EE.UU.
El gobierno de Panamá ha decidido otorgar permisos temporales a los migrantes deportados por Estados Unidos, mientras crece la presión de organismos internacionales.
El problema migratorio en Panamá
Panamá anunció que permitirá a 112 migrantes deportados desde Estados Unidos moverse libremente por el país con permisos humanitarios temporales, mientras deciden su próximo curso de acción. La mayoría de estos migrantes provienen de naciones asiáticas y habían estado detenidos en un campamento en la región del Darién desde febrero. El ministro de Seguridad panameño, Frank Ábrego, explicó que estos permisos durarán 30 días, con posibilidad de renovación, y que los migrantes deberán encontrar sus propios alojamientos.Las duras condiciones de detención
Los migrantes inicialmente fueron retenidos en un hotel en Ciudad de Panamá bajo la vigilancia de la policía, antes de ser trasladados en febrero al campamento de San Vicente en el Darién, una zona selvática utilizada tradicionalmente para albergar a los miles de migrantes que cruzan el traicionero Tapón del Darién en su camino hacia Norteamérica. Algunas de las personas detenidas expresaron su descontento a través de señales improvisadas en las ventanas del hotel, pidiendo ayuda. En el campamento, otros relataron condiciones extremas, con temperaturas abrasadoras y plagas de insectos, además de la falta de información sobre su futuro.Presión internacional sobre Panamá
Diferentes organismos de derechos humanos han criticado la detención prolongada de estos migrantes, quienes fueron privados de sus documentos y teléfonos celulares mientras estaban retenidos. Abogados en su defensa han llevado la situación ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. “La detención indefinida de migrantes sin el debido proceso es una clara violación de derechos humanos”, señaló un portavoz de Human Rights Watch en un comunicado reciente.Retroceso migratorio y la política de EE.UU.
El cierre de canales legales para la migración hacia Estados Unidos, implementado en enero por la administración de Donald Trump, ha forzado a muchos migrantes en tránsito a reconsiderar su ruta. Como resultado, Panamá y Costa Rica han registrado un inusual flujo migratorio en dirección contraria, con personas regresando al sur. La deportación de estos migrantes se dio bajo un programa en el que países como Panamá y Costa Rica actúan como “puentes”, albergando temporalmente a deportados mientras tramitan su regreso a sus países de origen o buscan una tercera nación donde establecerse.El rol de Panamá en el futuro
Mientras Panamá lidia con el impacto de estos nuevos movimientos migratorios, el gobierno busca equilibrar su compromiso con los derechos humanos y las presiones internacionales para reforzar el control en sus fronteras. Sin embargo, el problema migratorio en la región parece lejos de resolverse, considerando la inestabilidad en varias partes del mundo y las restricciones impuestas por Estados Unidos. Este artículo fue redactado con información de Associated Press