¿Se avecina otro cierre del gobierno? El pulso entre republicanos y demócratas
Las negociaciones para evitar un cierre parcial del gobierno están en un punto álgido, con la Casa Blanca y el Congreso enfrentados en disputas presupuestarias.
El estancamiento en el Congreso y el fantasma del cierre
A medida que se acerca la fecha límite del 14 de marzo, la posibilidad de un cierre parcial del gobierno de EE.UU. se cierne sobre el Congreso, donde los legisladores siguen sin llegar a un acuerdo presupuestario. Esta crisis, una más en la larga lista de disputas fiscales en Washington, demuestra las profundas divisiones entre republicanos y demócratas sobre asignaciones de fondos y el poder del Congreso sobre el presupuesto federal.
El origen del conflicto presupuestario
El punto de partida de esta disputa se remonta a hace casi dos años, cuando el entonces presidente Joe Biden y el ex presidente de la Cámara, Kevin McCarthy, negociaron un acuerdo presupuestario por dos años. Este acuerdo establecía un gasto plano para 2024 y un ligero aumento del 1% para 2025, elevando el gasto en defensa a aproximadamente $895.2 mil millones y el gasto no relacionado con defensa a cerca de $780.4 mil millones.
Sin embargo, los republicanos, con nuevos liderazgos en ambas cámaras y la presidencia, argumentan que no están obligados a respetar un pacto firmado por líderes que ya no están en el cargo. Defienden recortes significativos en programas no relacionados con la defensa, mientras que los demócratas insisten en mantener el acuerdo original.
Trump y Musk en la ecuación fiscal
El presidente Donald Trump y el empresario Elon Musk han entrado en la contienda fiscal con decisiones drásticas. Trump ha intentado frenar subvenciones y préstamos por billones de dólares con una revisión general de programas federales. Aunque un juez federal bloqueó temporalmente esta medida, la incertidumbre sigue presente.
Por su parte, Musk ha sido empoderado por Trump para rediseñar el sistema burocrático del gobierno, contemplando despidos masivos de empleados federales y, potencialmente, el cierre de agencias enteras creadas por el Congreso. Esto ha encendido alarmas entre los demócratas, quienes han buscado incluir en la legislación presupuestaria garantías de que los fondos se gasten según lo aprobado.
La batalla por el control del presupuesto
El Congreso tiene la autoridad constitucional de aprobar asignaciones de fondos, mientras que el Ejecutivo está obligado a utilizarlos conforme a lo estipulado. Una ley de hace 50 años, la Impoundment Control Act, prohíbe al presidente retener o redirigir fondos sin autorización del Congreso. Sin embargo, la administración Trump ha mostrado antecedentes de ignorar regulaciones similares.
Esto ha llevado a un punto muerto en las negociaciones. Los republicanos, encabezados por legisladores como el líder de la mayoría en la Cámara, Mike Johnson, rechazan cualquier intento de limitar la autoridad ejecutiva sobre los fondos. “Los demócratas están poniendo condiciones completamente irracionales. Quieren obstaculizar la capacidad del presidente para gobernar”, declaró Johnson.
¿Por qué hay tanto retraso en el presupuesto?
El retraso en la aprobación del presupuesto se debe en parte a la expectativa de que un nuevo liderazgo presidencial alteraría el curso de las negociaciones. En diciembre, los republicanos optaron por aplazar la discusión del presupuesto para poder incluir su visión en marzo.
A pesar de estos retrasos, la Casa Blanca ha presentado una serie de solicitudes presupuestarias adicionales que buscan hacer ajustes a corto plazo en áreas clave como defensa y migración, incluyendo $1.6 mil millones para aumentos salariales a miembros bajos del ejército y $485 millones para aumentar la capacidad de detención migratoria.
¿Qué pasa si no hay acuerdo?
Si no se llega a un acuerdo, el plan de respaldo es una resolución continua, una extensión temporal del financiamiento a los niveles actuales. Sin embargo, esta opción presenta problemas. Para los republicanos, significa mantener un nivel de financiamiento del Pentágono que consideran insuficiente, mientras que para los demócratas, implica dejar programas sociales y de bienestar sin ajustes para compensar la inflación.
Si la resolución continua tampoco es aprobada, el financiamiento de agencias federales se detendría a medianoche el 14 de marzo, provocando un cierre parcial del gobierno. En este escenario, ambas partes culparían a la otra, intensificando la polarización política en un año clave para las elecciones estadounidenses.
Trump y su historial con los cierres del gobierno
Trump no es ajeno a los cierres gubernamentales. En 2018-2019, durante su anterior mandato, lideró el cierre más largo en la historia de EE.UU., que duró 35 días. Solo después de que se intensificaran los retrasos en los aeropuertos y miles de empleados federales dejaran de recibir su salario, se encontró una salida al estancamiento.
Ahora, con Musk también involucrado y una postura aún más radical por parte de la administración, el riesgo de un nuevo cierre del gobierno es inminente.