La ópera 'Moby-Dick': Una adaptación épica que desafía los límites del teatro

La magistral adaptación operística de la obra de Herman Melville llega al Met de Nueva York con un montaje visualmente impresionante.

Un desafío titánico: llevar 'Moby-Dick' a la ópera

Cuando Leonard Foglia recibió la invitación para dirigir una ópera basada en la novela de Herman Melville, su primera reacción fue de entusiasmo. Sin embargo, al enfrentarse al extenso libro, se preguntó cómo podría llevarse a cabo esta ambiciosa empresa. ¿Cómo trasladar un relato tan vasto y filosófico al escenario de la ópera? La respuesta llegó de la mano del compositor Jake Heggie y el libretista Gene Scheer, quienes lograron condensar más de 600 páginas en un libreto de solo 64.

La reestructuración de la historia

Uno de los cambios más significativos en la adaptación fue centrar toda la ópera a bordo del Pequod, eliminando los capítulos iniciales que ocurren en tierra. Además, el protagonista, en lugar de presentarse con la icónica frase “Llamadme Ishmael” al principio, es renombrado como Greenhorn (novato) y solo revela su verdadero nombre al final, simbolizando así su proceso de maduración y aprendizaje.

Gene Scheer explicó que el objetivo era narrar la historia en tiempo real, permitiendo a los espectadores vivir la transformación de Ishmael desde su llegada como un inexperto marinero hasta su supervivencia como único testigo de la tragedia.

Elenco y música: una interpretación memorable

El tenor Stephen Costello interpreta a Greenhorn, un personaje con la única verdadera evolución en la historia. “Aborda el Pequod porque no tiene nada en tierra firme; o muere en el mar o descubre quién es”, comentó Costello. Junto a él, Brandon Jovanovich encarna al obsesivo Capitán Ahab, mientras que Janai Brugger asume el papel de Pip, el joven grumete, en un “trousers role” (papel masculino interpretado por una mujer). Completan el elenco Peter Mattei como Starbuck y Ryan Speedo Green como Queequeg.

Un montaje revolucionario

Uno de los aspectos más destacados por la crítica ha sido la puesta en escena, diseñada por Robert Brill con proyecciones de Elaine J. McCarthy. La combinación de escenografía tradicional con efectos visuales avanzados permite recrear la inmensidad del océano y las peligrosas travesías en los botes balleneros. Steve Smith, de The New York Times, lo describió como una producción “desde impactante hasta casi milagrosa”.

Una de las escenas más impresionantes es la simulación de los marineros abordando las lanchas balleneras a través de proyecciones en una pared inclinada, similar a una rampa de skate. Esto, sumado a efectos visuales envolventes, sumerge por completo al espectador en la experiencia marítima.

Desafíos para los cantantes

Foglia impuso retos físicos poco habituales a los intérpretes. Pip, por ejemplo, canta una de sus arias más difíciles suspendido en el aire con un solo cable, mientras que Greenhorn y Queequeg deben escalar mástiles. Incluso el Capitán Ahab, que ha perdido una pierna en su lucha contra Moby-Dick, debe desplazarse cojeando sobre una prótesis de madera.

“Siempre bromeo con los cantantes diciéndoles que les he quitado todo lo que normalmente necesitan para interpretar una ópera: una base firme bajo sus pies”, comentó Foglia.

Recepción entusiasta y elogios de los expertos

Desde su estreno en 2010 en Dallas, la ópera ha sido un éxito rotundo. Autores y académicos de literatura han elogiado el desafío de adaptar una de las novelas más complejas de la historia. Bob Wallace, ex presidente de la Sociedad Melville, destacó que la ópera logra capturar la esencia de “Moby-Dick” en un formato accesible y emocionante.

Los espectadores que asistan a las funciones en el Met podrán disfrutar de esta obra maestra operística, donde la música, el drama y la tecnología escénica se combinan para dar vida a la legendaria batalla entre el hombre y la naturaleza.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press