El desmantelamiento de USAID bajo Trump: caos, demandas y vidas en riesgo
La decisión de la administración Trump de reducir drásticamente la Agencia de EE.UU. para el Desarrollo Internacional ha dejado a miles de empleados en la incertidumbre y ha puesto en peligro programas vitales
La administración de Donald Trump implementó una estrategia agresiva para desmontar la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), una decisión que no solo creó caos dentro de la organización, sino que también puso en peligro la vida de trabajadores y beneficiarios de los programas humanitarios.
El desmantelamiento de USAID: una controversia global
Desde el inicio de su mandato, Trump y su administración señalaron que USAID representaba un gasto ineficiente y, en ocasiones, promovía una agenda contraria a los intereses del gobierno. La congelación de fondos, eliminación de empleos y cierre de programas se convirtieron en parte central de la reestructuración de la agencia.
El cese de fondos y evacuaciones suspendidas
A pesar de que múltiples demandas intentaron frenar la cancelación de programas de USAID, la administración siguió adelante con sus políticas. Se reportó que la evacuación médica de al menos 25 empleados de USAID y sus cónyuges en etapa avanzada de embarazo se vio gravemente afectada. Un testimonio anónimo presentado en el caso judicial describió cómo una mujer, con hipertensión severa durante el embarazo, quedó atrapada en un país africano sin acceso a atención médica adecuada.
“Si no puedo evacuarme médicamente como estaba planeado, mi vida estará en peligro”, escribió una trabajadora de USAID desde su destino en el extranjero.
Incluso en situaciones críticas, el gobierno bloqueó o demoró aprobaciones para evacuaciones médicas. En un caso, la intervención de un senador estadounidense permitió obtener una aprobación tardía para una evacuación médica, pero ya era demasiado tarde para que la paciente viajara de manera segura.
Crisis laboral y caos en el terreno
Miles de trabajadores fueron dejados en un limbo administrativo sin instrucciones claras sobre si debían permanecer en sus puestos o regresar a Estados Unidos. Algunos denunciaron haber quedado sin electricidad debido a la falta de pagos gubernamentales, mientras que otros fueron evacuados de zonas violentas sin apoyo financiero o alternativo para alojarse en Washington.
En el Congo, tras un episodio de violencia, decenas de empleados de USAID fueron evacuados abruptamente. Se les proporcionaron dos comidas y acceso a ropa donada, pero luego quedaron a la deriva sin alojamiento pagado ni instrucciones sobre su futuro laboral, acumulando deudas de miles de dólares en hoteles.
Lesiones a programas humanitarios clave
No solo los empleados sufrieron el impacto del desmantelamiento de USAID, sino que también tuvo repercusiones en programas humanitarios fundamentales. La congelación de fondos afectó proyectos esenciales como el Plan de Emergencia del Presidente para el Alivio del SIDA (PEPFAR), que en sus 20 años de existencia ha salvado más de 20 millones de vidas en África. Otro afectado fue el programa de respuesta a brotes de enfermedades que, en teoría, debería haber ayudado a contener los casos de ébola en Uganda.
“Aunque se han otorgado exenciones para que estos programas continúen, la realidad es que no hay fondos que permitan su operación”, aseguraron empleados de USAID de forma anónima.
La respuesta judicial
Las demandas interpuestas por empleados y organizaciones humanitarias lograron frenar temporalmente algunas acciones de la administración Trump. El juez federal Carl Nichols, encargado de revisar la situación, calificó el manejo de la crisis dentro de USAID como un “desastre”. A pesar de algunas órdenes judiciales bloqueando la remoción de empleados, la incertidumbre continuó.
El caso sigue siendo un reflejo del impacto que las decisiones políticas pueden tener sobre estructuras gubernamentales y, más importante aún, sobre las vidas de personas en situaciones vulnerables.
El futuro de USAID
A medida que nuevas administraciones evalúen las acciones de la era Trump, la reconstrucción de USAID podría convertirse en una prioridad, especialmente a la luz de las lecciones aprendidas sobre las interdependencias globales y la necesidad de una respuesta humanitaria sólida y eficiente.